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El tercer día comenzó con la visita al museo judío de Berlín. El exterior del edificio es ciertamente curioso, pero el interior no lo es menos. Al entrar tienes que bajar una planta, y recorrer el sótano, desde allí una escalera te lleva hasta la planta más alta de todas (creo que tercera o cuarta) con descansillos en las plantas intermedias. Abajo, una obra que recuerda a las víctimas judías.
Momento de ir a East Side Gallery. Una porción de más de un kilómetro de muro de Berlín cubierto con pinturas.
Como bien dice la última: «El mundo es demasiado pequeño para muros«.
Tocaba ahora el cementerio soviético de Berlín. Se encuentra en Treptow dentro de un parque. Ya hablé de él en la entrada de cementerios. Es una construcción, por llamarlo de alguna manera puesto que la mayor parte es parque, grandiosa, una obra apabullante.
Por la noche nos acercamos a Gendarmenmarkt, una impresionante plaza con la catedral alemana (Deutscher Dom), la sala de conciertos (Konzerthaus Berlin) y la catedral francesa (Franzosischer Dom). Esta plaza está muy cerca de la Bebelplatz, famosa por la quema de libros que se produjo allí el 10 de mayo de 1.933, que tiene un monumento bajo tierra en recuerdo de ese triste momento. Y acabamos en el Reichstag.