Hasta ahora, con cada viaje, el blog quedaba en stand-by. Poníamos el cartel de «Cerrado por vacaciones». Incluso ni decíamos el destino al que íbamos manteniendo la duda.
Con el cambio del blog hemos querido dar una mayor importancia a los lectores. Facilitar la navegación, ayudar a encontrar las entradas sobre todos los destinos, una presentación más cuidada… en una palabra que fuera más amigable y más limpio. Siguiendo los «consejos» de Google hemos minimizado los elementos: fondo blanco y poco que distraiga.
El cambio no sólo fue estético. Ya habíamos hecho el desembarco en las redes sociales twitter y facebook. En esta ocasión no nos esconderíamos el destino hasta la vuelta, lanzamos la pregunta de a dónde creíais que era nuestro viaje en facebook. Ganó Costa Rica –no os preocupéis que iremos algún día–. Después escribimos una entrada descubriendo el secreto (Nos vamos de viaje a…). China sería el destino y trataríamos de mantener la actividad. Contar el viaje en directo y mostrar las fotos a todo el que quisiera ver lo que nosotros veíamos. Ése era el reto. El secundario, porque, como siempre, lo primero es disfrutar del viaje. Sólo disfrutando se puede luego contar.
Viajar a China supone un problema en cuanto a la conexión a las redes sociales. La censura del país impide el acceso a twitter y a facebook –instagram no tiene problema, por ahora–. Sabíamos de viajeros que habían escrito, y siguen escribiendo, desde allí. La manera de hacerlo es a través de una VPN (Virtual Private Network). La idea es conectar el ordenador, el móvil y cualquier otro dispositivo, a una red fuera del país. A partir de ese momento la navegación por internet se hace desde esta red que, al estar fuera de China, no está controlada por la censura. Suena bastante más complicado de lo que realmente es. Es más, tan habitual es, que las empresas que dan el servicio escriben entre sus características: «Conexión a twitter y facebook desde China».
Merecía la pena intentarlo. Como dijo Sele (Ventajas y desventajas de ser blogger de viajes), no esperaba que me leyera mi familia. Sé que no lo hacen. Pero la posibilidad de compartir el viaje, como hemos compartido y compartimos los viajes de otros nos gustaba. Viajeros como Mola Viajar y Blai [Una vida en mil viajes] –fueron ellos los que ayudaron a convencernos, junto con la oferta de KLM, para ir a China– y el mismo Sele. Nos decidimos por gfwvpn. Se podía contratar el servicio por un mes –casi todas las demás tienen un mínimo de tres meses– y daban dos usuarios, podríamos conectar el móvil y el ordenador al mismo tiempo.
El retraso del que hacen gala los países del mal llamado «primer mundo» respecto a la tecnología ha vuelto a quedar patente. Mientras en Europa la conexión a internet en los hoteles, incluso los de cierta categoría, se cobra a precio de cuerno de unicornio, en China cualquier albergue ofrece wifi gratis a sus clientes. En nuestro viaje a Edimburgo teníamos que colocarnos en los escaparates de la archiconocida cafetería para poder escribir y en un país con censura puedes conectarte a internet casi desde cualquier sitio en el que duermas. Una de las cosas que mirábamos a la hora de buscar un alojamiento era que tuviera wifi gratis y prácticamente todos lo cumplían.
Al final lo conseguimos. El #tallarintrip se contó en directo: las fotos llegaron a twitter e instagram y los artículos al blog.
Repetiremos. ¿Nos volveréis a seguir?