Domingo 23/11/2008
La garganta… ufff. Metemos las zapatillas y los bañadores en Symbios y bajamos a por los yogures. El de recepción nos pregunta cómo hemos conocido al taxista, le ha hecho perder un montón de dinero y parece bastante enfadado. Sale a buscarle a la calle. Ha debido verle porque nosotros íbamos a salir para que no se cruzaran, después de lo que nos dijo el primer día.
Entra Ali y habla con el de recepción, parece que le está echando la bronca por todo lo que ha perdido. Al montar en el taxi nos lo confirma aunque, como siempre, nos dice que no hay problema, que cada uno tiene su negocio y que el otro tiene unos precios abusivos. Que él tiene que buscar a los clientes y tratarlos bien, mientras que los del hotel no necesitan buscarlos, van allí a dormir.
Llegamos al aeropuerto, ayer cambiamos 10 euros más porque con las tasas de salida y más nos faltaba. Resulta que para salir del país desde el aeropuerto no hay que pagar la cuota. Tenemos 12 dinares extras para gastar. Sara compra barro del mar Muerto para su madre y lo que queda se va en chocolatinas. Mientras estamos allí llaman para el vuelo destino Madrid. Nosotros hacemos escala en Barcelona. Debía estar lleno o costar mucho más porque no recordamos esa opción cuando lo compramos. Aunque sería estupendo cogerlo y llegar a Madrid a las 11:30 en lugar de a las 16:00.
En el avión Royal Jordanian vuelven a dar comida: tortilla y salchicha (de pollo o de ternera, no hay cerdo). No es gran cosa pero en el Barcelona Madrid no nos van a dar ni agua. El sistema de entretenimiento tiene un montón de películas pero, también ahora, sólo en inglés con subtítulos en árabe.
Y luego a esperar en Barcelona. Ese vuelo directo nos habría dado la vida…
Se me había pasado y lo he recordado al «comentarme»: Por cierto, que en El Prat preguntamos en el mostrador de embarque por los Symbios, para confirmar que estaban en el avión y nos miraron con una cara de que estábamos pidiendo un imposible que para qué. De hecho nos dijeron que eso era imposible, que nunca se había podido mirar desde allí… No quisimos discutir con ellos, pero vamos, que en todos los aeropuertos grandes (Schipol, Nairobi, Barajas,…) se puede mirar al entrar al avión si han embarcado tu equipaje. Así que, o el de Barcelona no es de los grandes, o los que estaban allí estaban un poco perdidos.
Llegada a Madrid sin problemas, recoger los Symbios y al metro para casa. A por el siguiente viaje.