Viernes 14/11/2008 (y 2)
Después de lo que nos costó llegar a Palmira y de visitar el templo de Bel aquí…
Para entrar en la ciudad hay que pasar bajo el arco monumental que da paso a la calle principal llena de columnas.
El teatro romano está bastante restaurado, por fuera es completamente nuevo. La entrada son 75 LS pero sólo tengo un par de billetes de 50 LS y uno de 1000 LS. Le doy los 1000 y me dice que si no tengo algo más pequeño, sólo tengo 100. Se los doy y me dice que el resto a la salida. Supongo que esperará conseguir cambio de las demás entradas. A la salida sigue sin tener cambio y nos invita a los 50 LS que faltan, «Bienvenidos a Siria». Estando allí comenzó a llover, por suerte poco tiempo, pero con fuerza.
Después del teatro nos encontramos con el tetrápilo y más calle de columnas.
Basílicas bizantinas a la derecha y más templo al final y a la izquierda.
Hemos quedado con el taxista en que luego nos vendrá a recoger al arco monumental para llevarnos a la necrópolis que abre de dos a tres. Primero tenemos que comprar las entradas en el museo y nos lleva a la primera tumba. Nos deja en la tumba de Elahbel a esperar que venga el que abre la puerta. Y se va, porque tiene otros dos clientes japoneses con los que ha quedado también en el arco diez minutos después para traerlos a la necrópolis.
Aparece el que abre la tumba. Es una tumba torre del año 103, que originalmente tenía cinco plantas aunque sólo quedan cuatro en pie. El propietario estaba enterrado en los bajos, sus familiares en el primer piso y los esclavos o clientes en los pisos superiores. En cada planta había más de 50 ataúdes, colocados en pilas verticales, había más de 300. Ahora está vacía, han sacado los ataúdes. Es curioso de ver, pero…
Hay muchas más tumbas torre, fueron utilizadas como parte de la muralla.
Esperamos a que salgan los japoneses, que ya los ha traído nuestro conductor, y vamos todos juntos a la otra tumba: la de los tres hermanos. En este caso es una tumba subterránea del 160. Su interior está decorado con frescos, bastante estropeados. No se pueden hacer fotos, pero dile eso a un japonés (se lo dicen, pero tarde, ya le ha metido un flashazo a la pared) y vaya cámaras malas que llevan.
Los cuatro juntos volvemos a las ruinas, los japoneses se quedan en el teatro y a nosotros nos va a llevar a la estación de autobuses. Sara le dice al conductor que al final hemos acabado compartiendo el taxi así que podría llevarnos al castillo para ver la vista desde arriba sin pagar más. El taxista acepta y nos sube. La vista desde lo alta muestra el tamaño del palmeral. Es enorme y rodea a la ciudad romana. Está en mitad del desierto y choca mucho encontrarse con todas esas palmeras entre la arena.
Volvemos a la estación, las estaciones de autobús de Palmira no son más que un restaurante-cafetería en el que venden los billetes, y cogemos el bus de vuelta a Damasco a las 15:30. Mientras estábamos en las tumbas otro taxista nos ha ofrecido el viaje a Damasco en taxi por 2000 LS, le hemos dicho que no. Luego se lo ha ofrecido a los japoneses que también se han negado. Les han dicho que les pararían en el Bagdag Café, que eso no se puede hacer en el autobús. De todas formas la película está localizada en el desierto de Mohave de los Estados Unidos, y aunque fuera el que está en la carretera Damasco-Bagdag tampoco creo que mereciera la pena.
El Bagdag Café del que hablan no es más que una pequeña construcción de una planta en el cruce de la carretera Damasco-Palmira-Bagdag, con otra carretera a Homs y una vía de tren. Lo vemos desde el autobús y listo.
En Damasco vamos a un restaurante, el Leila’s que según la guía es de los buenos y está al lado del hotel, pegado a la mezquita de los Omeya. Para cenar pedimos queso blanco, que parece queso fresco pero salado; sopa de lentejas, es más una crema que una sopa, pero está muy rica, está bastante picante y viene con tropezones de pan tostado; y un shish kabak, con una salsa de guindillas que pica como el infierno. Sara ha pedido queso con espinacas rebozado y frito como un tubo; hojas de parra con arroz dentro; y un kabak de carne picada con berenjena, su kabak lleva dos salsas: la picante como el infierno que traía yo y otra más suave. Todo muy rico y muy barato.
Después al hotel. Antes le hemos dicho al de recepción que las dos noches que le dijimos que íbamos a estar en Al-Haramein siguen siendo dos, pero que serán hoy y pasado mañana. Mañana iremos al Krak de los caballeros y esperamos llegar a Aleppo para dormir. Hemos pagado la habitación, como mañana no dormiremos aquí pagamos, y hemos aprovechado para cambiar (también aquí nos dan 58 LS por cada euro). Mañana al salir dejaremos a los symbios otra vez en recepción hasta pasado mañana.
Le pedimos que nos escriba Homs y Krak de los caballeros en árabe y arriba. Nuestra habitación aquí también está en la última planta, y vaya escalera, cada peldaño es distinto del anterior y están inclinados. El hotel también es un palacio antiguo remodelado con una fuente en el patio interior con peces de colores. Preparamos las mochilas para el día siguiente: cerrar las grandes y meter en Okihita las cosas para un día de viaje. El despertador a las 5:30.