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Flandes en tres (o cuatro) historias de pasión

Flandes es tierra fértil para la creatividad. Con esa idea volvimos el año pasado de un viaje a Bruselas, Brujas y Gante. El más clásico de los viajes por Bélgica nos dejó claro que la grandeza de ese pequeño país reside en los muchos brotes de creatividad que han sembrado los genios que han ido pasando por sus tierras. Cuadros, edificios, cómics, bombones, cervezas, ropa, productos gastronómicos de todo tipo… las creaciones de los personajes belgas que nos “encontramos” en nuestro camino eran de lo más diversas. Pero ese denominador común de la creatividad no nos abandonaba nunca.

En nuestro segundo viaje a Bélgica: Bruselas, Lovaina, Malinas y Amberes, nos propusimos encontrar más de esos “personajes”. Esta vez serían personas de nuestros tiempos, con sus pequeñas-grandes historias. Creadores, apasionados, amantes de su oficio y de su tierra. Aquí están tres de estas pequeñas historias.

Judith Vanistendael: pasión por los cómics

“No tengo muchos talentos, sólo dibujar, contar historias y aprender idiomas”

El amor recíproco entre Bruselas y el cómic –no te pierdas nuestra ruta del cómic en Bruselas con mapa– es contagioso… y puede que “infectara” a Judith ya desde los cinco años, cuando llegó a la capital belga desde la pequeña y, pronto descubriríamos, encantadora, ciudad flamenca de Lovaina donde se había criado. Eso sí, tardó en incubar.

Bruselas Judith Vanistendael Dibujante Comic Estudio Dibujo Retrato

Judith, hija de escritores, tenía la creatividad bien marcada en su ADN, pero, aunque estudió Historia del Arte y había trabajado de ilustradora, no le había dado del todo rienda suelta a su vena creativa. Pasaba de un trabajo a otro sin mucha convicción hasta que su novio le dijo “tienes que dedicarte a dibujar y a contar historias”. Y ahora es una de las dibujantes de cómic de más éxito de Bélgica. Aún así, su humildad es abrumadora.

Se había olvidado de nuestra cita y, pidiéndonos perdón, nos confesó, esbozando una de esas sonrisas tan sinceras como contagiosas, que la organización no era lo suyo. “No tengo muchos talentos, sólo dibujar, contar historias y los idiomas”. Eso nos dijo en un perfecto castellano –estudió un posgrado en Sevilla–, mientras nos enseñaba su novela gráfica “Los silencios de David”, nominada a tres premios Eisner, los que algunos definen los “Oscar del cómic” y a los que muy rara vez están nominados artistas no estadounidenses. Tener tres nominaciones para una chica flamenca es todo un logro. Y ella se enteró por un amigo en Facebook… “No me dijeron nada, y en cualquier caso tendrían que haberme avisado con mucho tiempo si hubieran querido que fuera a la gala, tengo una hija y no puedo irme así como así”. Sí, Judith es madre y tiene algunos años más de los que aparenta, probablemente por su corte de pelo tan juvenil o por esa mirada de ojos claros tan brillante, aunque, a veces, un poco cansada.

Bruselas Judith Vanistendael Dibujante Comic Lapices Estudio

Nos habló de sus otras novelas gráficas: “Sofía y el negro” –también traducida al español–, una historia autobiográfica de amor interracial –habíamos leído antes esta entrevista en “Comic para todos” donde revelaba cómo había nacido– y “Salto”, una historia sobre ETA nacida en un camino de Santiago. Además, nos enseñó sus increíbles dibujos de gente del barrio de Molenbeek, donde vive desde hace 14 años. Después iríamos a conocer “Le Palais de Balkis”, la charcutería artesanal con productos ecológicos no derivados del cerdo –el dueño es musulmán– con sala de degustación que ella había retratado. Uno de esos negocios modernos, casi hipster, que no esperábamos encontrar ahí. Como el MIMA (Millenium Iconoclast Museum of Art), que también nos sugirió Judith.

Bruselas Judith Vanistendael Dibujante Comic Estudio Dibujo

El día que fuimos a verla, salía a la calle con otros dibujantes a conocer y retratar personajes de la zona en la que se encuentra su estudio-imprenta, Cureghem, dentro del barrio de Heyvaert. Un ex área industrial ahora poblada sobre todo por africanos –Matonge es donde los africanos tienen comercios, aquí donde viven– que descubrimos gracias a ella. Los dibujos que tomaron vida de ese día de trabajo y que probablemente publique en Drawing the Times, nos fascinaron.

Bruselas Dibujantes Comic

Judith, gracias por enseñarnos una Bruselas menos turísticas, tu Bruselas, una Bruselas abierta y plural. Y gracias por mostrarnos tu visión de la realidad a través de los dibujos.

Frank Fabeck: pasión por los brillantes

“Me arruiné varias veces pero perseguí mi sueño y, finalmente, lo conseguí”

Más del 80% de los diamantes que se comercian a nivel mundial pasan por Amberes. Uno de esos datos que escuchas de pasada y que no procesas del todo hasta que te detienes a pensarlo. 8 de cada 10 de las piedras preciosas más codiciadas del planeta se trabajan en la ciudad que estás visitando. No puedes evitar ir al barrio de los diamantes, unas pocas calles en las que las bolsas de diamantes y la sinagoga –el negocio sigue estando en su mayoría en manos de judíos como hace 400 años– están rodeadas por joyerías de donde llevarte tu recuerdo “para siempre”. Pero nuestro recuerdo para siempre no iba a ser una piedra preciosa, iba a ser conocer qué hay detrás de su creación… y encontrar a una persona muy especial.

Flandes Amberes Frank Fabeck Tallador Diamantes Taller Retrato

Entramos en Diamondland, el mayor showroom de diamantes de Amberes –¡tiene unos 1.000 metros cuadrados!–, y aprovechamos para hacer su visita guiada gratuita. La guía, una señora brasileña muy simpática, nos explicó los pormenores del proceso de fabricación de los diamantes, la diferencia entre los diferentes tipos de pulido, nos enseñó los instrumentos que se utilizaban hace 400 años y hoy en día… y, por supuesto, las joyas acabadas, listas para ser compradas –había una pareja de novios en plena fase de decisión sobre su anillo de compromiso–.

Mientras intentaba vendernos algunas de esas joyas y me probaba un anillo que costaba unos 35.000 euros, le soltamos sin pensárnoslo “¿podríamos hablar con el tallador de diamantes?”.

Flandes Amberes Frank Fabeck Tallador Diamantes Taller Trabajando Torno

En ese enorme ambiente diáfano, luminoso, silencioso y pulcro, ideal para la compra, unos cristales separaban las pequeñas salitas donde se encontraban los talladores. Tras uno de esos cristales estaba Frank, el hombre que hacía poco nos había enseñado, satisfecho, el diamante que estaba puliendo. “La verdad es que nunca ha salido a hablar con los visitantes, pero es muy simpático, seguro que no le importa”, nos dijo la guía. Y sí, conseguimos que abriera su “jaula adiamantada”. Y ahí, entre el polvo de diamantes y una música casi ensordecedora –¿cómo podía ser que no se escuchara fuera?– emergió Frank, con su barba canosa, sus vaqueros y su camiseta un poco sudada. “¡Bien, hay artesanos de verdad que se ensucian las manos aquí!”, pensé, no podía ser todo tan pulcro.

No tuvimos ni cinco minutos, Frank tenía que volver al trabajo, pero le dio tiempo a contarnos algo de su vida de tallador. Con sus 50 y pico años, lleva más de 35 en el oficio. Ha dado la vuelta al mundo, de Bombay a Londres, gracias a sus creaciones y ha conocido a los mejores talladores del mundo –nos fue enseñando orgulloso los recortes de periódicos en los que se hablaba de su trabajo–. Su logro más grande: el corte de 161 facetas del brillante “Malja Munacra”, en el que trabajó diez años y que el WTOCD –Centro de Investigación Científica y Técnica del Diamante– de Amberes certificó que es un 20% más luminoso que el corte ideal.

Se arruinó en más de una ocasión para perseguir su sueño de conseguir “el brillante perfecto”, y hace tres años incluso perdió su casa. Pero ahora ha vuelto a los rieles y hasta tiene una pequeña empresa con unos cuantos talladores a su cargo: Munacra Design.

Flandes Amberes Frank Fabeck Tallador Diamantes Taller

Gracias, Frank. Nos habría gustado quedarnos más, pero aún así, hemos tenido nuestro recuerdo para siempre, aunque no nos hayamos llevado ningún brillante tuyo.

Marie Vanhellemont y Thomas Claeys Bouuaert: pasión por la cerveza

“Estamos rodeados de pasión, si no, no estaríamos aquí”

Cerveza belga. Sé que ya he captado tu atención, de hecho probablemente estés pensando en salir a tomarte una. Sí, la cerveza es uno de los iconos de este pequeño país y a nosotros, aunque no seamos precisamente amantes del alcohol, siempre nos fascinan los productos con historia y rodeados de cultura. Y la cerveza en Bélgica cumple ambos requisitos.

Después de visitar De Halve Maan, en Brujas, en nuestro primer viaje a Flandes, nuestro “objetivo cervecero” se movía a Malinas. Ahí, donde se ha creado incluso una guía de “cerveza en manos de mujeres”, descubrimos que fueron justamente ellas, en la Edad Media, las que la fabricaban, como una tarea más del hogar. Al fin y al cabo, la cerveza era la bebida de todos los días, ya que el agua era insalubre. En el Beaterio mayor, las beguinas –la comunidad de mujeres que vivían en estos espacios de todo Flandes hoy declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO– lideraron su producción desde el siglo XIII como bebida para los enfermos de su hospital.

Flandes Malinas Cerveceros Marie Vanhellemont Thomas Claeys Bouuaert Retrato

En el beaterio, ocho siglos después, se sigue produciendo cerveza, y, aunque ya no sea “cosa de mujeres”, a nosotros nos dio la bienvenida a Het Anker, la cervecería actual, una mujer: Marie.

Desde 1872 la familia Van Breedam es la dueña de la cervecería y más de un siglo después, en 1990, Charles Leclef, la quinta generación, es quien ha tomado las riendas de un negocio que estaba a punto de irse a pique y que ahora crece a ritmo de dos cifras cada año. Intentamos encontrarnos con el señor Leclef, que por lo visto es muy cercano. Nos suscitaba mucha curiosidad encontrar al dueño de la única cervecería que queda en la ciudad –de las más de 30 que había hace un siglo– y que vive en un edificio pegado a su fábrica, parte también del antiguo beaterio.

El señor Leclef, desafortunadamente –bueno, afortunadamente para él–, estaba de vacaciones, pero no nos podemos quejar: Marie fue la perfecta anfitriona. Ella es de Lovaina pero el amor por la cerveza de Het Anker –es sommelier de cerveza así que si a ella le gusta tanto, algo tiene que tener…– la llevó hasta Malinas, mientras su hermano se quedaba en Lovaina trabajando en el mundo del vino –¡comer con ellos debe ser una fiesta!–. Empezó como guía y ahora está a cargo de todas las visitas.

Flandes Malinas Cerveceros Marie Vanhellemont Thomas Claeys Bouuaert Cerveza Carolus

Nos presentó también a Thomas, el “maestro cervecero”, un joven ingeniero valón, el único francófono de la empresa entre flamencos. Hace cinco años conoció al hijo del dueño en un campamento de scouts y fue a visitar la fábrica. Pensaba presentarse para entrar de becario, le contrataron como empleado y ahora tiene un equipo a su cargo.

Marie y Thomas son muy diferentes: ella es muy extrovertida y rezuma energía por todos los poros, mientras Thomas es un poco más tímido y calmado. Pero ambos tienen algo muy claro: en Het Anker son una familia, son un Leclef más, y a todos les une la pasión por esa bebida que es más que una cerveza. A veces saltan chispas de tanta pasión, admite Marie, pero siempre encuentran una solución. Nunca había visto a unos empleados tan enamorados de su empresa. Nos quedó claro que el mundo de la cerveza es algo que ver en Malinas.

Flandes Malinas Cerveceros Marie Vanhellemont Thomas Claeys Bouuaert Cerveceria

Gracias señor Leclef, no le hemos conocido pero es como si lo hubiéramos hecho. Ahí está el legado de su familia.

Muchas gracias Judith, Frank, Marie y Thomas: nunca olvidaremos los momentos que nos habéis regalado en nuestro viaje a Flandes. ¡Hasta la próxima!

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Comentarios

  • 2 agosto, 2016 a las 20:04

    No sé si es porque la creatividad rezuma en todo lo que has contado o por lo bien que lo has contado, Sara, pero este artículo me ha encantado.

    Esta es la clase de artículos que tienen un algo distinto (y que me atraen como un imán).

    Una pregunta: a todos estos artistas, los contactasteis antes?

    Un abrazote!

    Responder
    • 3 agosto, 2016 a las 10:04

      Hola Dani. Muchas gracias, me alegro que te haya gustado, seguro que es su creatividad la que te ha contagiado, yo no estoy convencida de haberla transmitido todo lo bien que quería… En cuanto a haberlos contactado o no: con Judith hablamos antes, la verdad es que es muy maja y cercana y no hubo problemas para cerrar la cita; a Frank le vimos directamente en el taller, no sabíamos nada de él antes; en cuanto a Marie y Thomas, sí que los contactamos antes, la idea era ver al dueño pero no estaba… en cualquier caso Marie lleva las visitas a la fábrica así que cualquiera que vaya puede verla. ¡Un abrazo!

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