10 cosas que ver en Bristol, Inglaterra: la ciudad de Banksy

En nuestra ruta por Bath, Bristol y Stonehenge nos dimos cuenta de que Bath y Bristol, dos ciudades tan cercanas, tienen personalidades completamente diferentes. Si Bath es una tranquila ciudad georgiana, Bristol es una de las ciudades más animadas, más rebeldes y más “cool” de Inglaterra y de todo el Reino Unido. Llena de vida, de arte urbano, de pubs con música en vivo… pero también de museos o iglesias con siglos de historia. Hay muchísimo, pero, para empezar, estas 10 cosas que ver en Bristol no están nada mal.

Prepárate, la ciudad de Banksy te espera con los brazos, y los pubs, abiertos.

Lo primero que tienes que ver en Bristol: el SS Great Britain, ¡alucinarás!

Esto va en gustos, por supuesto. Pero nosotros lo tenemos claro: si sólo pudiéramos repetir una de las visitas que hicimos en Bristol sería entrar en el barco SS Great Britain. Lo de visitar un barco del siglo XIX puede no parecerte muy emocionante, pero esto es diferente. Ah, y definitivamente las dos horas que le dedicamos no son suficientes. Le dedicaríamos medio día.

La historia del SS Great Britain es ya de por sí fascinante. En 1845, cuando hizo su primer viaje hacia Nueva York, era el mayor navío del mundo y el más avanzado tecnológicamente, con su casco de hierro y su propulsor de hélice. Más tarde, se transformó en clíper de vapor para inmigrantes haciendo más de 33 viajes ida y vuelta a Australia. Transportó soldados de diferentes guerras. Luego carga. Fue un almacén flotante. Finalmente fue hundido. Y en 1970 rescatado y vuelto a llevar a su lugar de nacimiento, Bristol, donde había una gran multitud esperándolo.

Si la historia es apasionante, la visita lo es aún más, en todas sus facetas. El museo interactivo, donde vas sellando tus pasajes, vistiéndote como en la época o eligiendo qué pasajero/personaje vas a ser. La visita a partes de los barcos que no se suelen visitar, como el exterior del casco, mantenido en un dique seco. Experiencias como subirse al mástil –se paga aparte–. Y, luego, por supuesto, conocer las entrañas –reconstruidas– del barco. Las cabinas de primera clase, las cocinas, los salones, los motores… con una cantidad de detalles que me abruman sólo al pensarlo. ¡Qué pasada!

La zona del puerto: calles llenas de vida y casitas de colores

El SS Great Britain no es la única razón para ir a la zona del puerto de Bristol: el Harbourside. De hecho, el hogar del que fue uno de los puertos más importantes del Reino Unido es nuestra zona favorita de la ciudad.

El paseo por el canal que forma el río Avon, desde el SS Great Britain hasta otro museo, el M Shed, es de lo más agradable. Si hace buen tiempo, los bares con sus terrazas se llenan de gente y animación. Las vistas hacia el otro lado del canal, con sus casitas de colores, son preciosas. Al lado del M Shed, están los antiguas grúas del puerto –en funcionamiento el día que pasamos por una celebración–.

Por no hablar de las vistas desde la terraza del propio museo. Ah, y cerca está la Bristol Cider Shop, donde unos amigos hicieron una cata de sidra producida en Bristol (nosotros no somos muy de alcohol).

Al otro lado del canal, está la animadísima Millenium Square, con sus juegos de agua, sus esculturas –entre ellas la del bristolense Cary Grant– y la Big Silver Ball –literalmente “gran bola de plata”– , parte de la colección del museo We The Curious. No te olvides de cruzar el cercano Pero’s Bridge, el puente peatonal, con sus dos grandes “cuernos”.

La catedral de Bristol y sus muchas joyas: otro imprescindible

Pero no todo está en la zona del puerto. Por supuesto, también hay mucho que ver en el casco histórico. Lo primero: la catedral, antigua abadía de un monasterio agustino. Una iglesia gótica que está llena de sorpresas en formato de arte medieval. Desde un relieve sajón de alrededor del año 1050, en el brazo derecho del transepto, hasta la Elder Lady Chapel, de estilo gótico primitivo –principios del siglo XIII–. Pasando por las tumbas policromadas de abades de finales del siglo XIV y principios del XV, en la Eastern Lady Chapel, o por la magnífica sala capitular, vestigio del monasterio románico.

Una vez más, una visita que merece hacerse con calma.

La otra iglesia que tienes que visitar en Bristol: la gótica St Mary Redcliffe

La catedral no es la única iglesia que merece una visita en Bristol. St Mary Redcliffe la sigue de cerca. Al fin y al cabo una reina, Isabel I de Inglaterra la describió, en el siglo XVI, como “la iglesia parroquial más bella, destacable y famosa de Inglaterra” –”the fairest, goodliest, and most famous parish church in England”–.

Aunque no te acerques, no podrás evitar ver la iglesia: su torre coronada por una aguja llega a los 89 metros, así que es visible desde bastante lejos. En cualquier caso, aunque esté cerrada, merece la pena hacerle una visita, para disfrutar de las esculturas y del magnífico portal principal. Eso sí, la contaminación ha hecho sus estragos… le vendría bien una limpiadita.

Nosotros la encontramos cerrada, pero hemos leído que en su interior hay unas cuantas cosas curiosas, como un hueso de ballena de Terranova o la armadura de un almirante fundador de Pensilvania. Además de unas cuantas joyas góticas y una estatua de la reina Isabel I del siglo XVI, ¡no podían dejar de homenajearla!

La Old City y el Saint Nicholas Market: el corazón de la ciudad

No sólo hay iglesias en el casco histórico. Te esperan callejuelas adoquinadas, edificios con historia y… muchos pubs, cafés y restaurantes. Sí, parece que lo de quedarse en casa se les da fatal a los bristolenses.

Dos de las paradas obligadas son la Queen Square y la King Street. ¡Que no se diga que los británicos no son devotos a la monarquía! La primera es una típica plaza georgiana – cuadrada y con su parque en el medio–, un pequeño remanso de paz. Y en la segunda está el Bristol Old Vic, el teatro más antiguo de Inglaterra que ha estado en funcionamiento ininterrumpidamente. Además del llamado “Beermuda Triangle” –algo así como “el Triángulo de las “Cervermudas”–, será por ser un lugar de perdición… Se trata de tres bares –Small Bar, Royal Navy Volunteer y The Beer Emporium– donde encontrar cerveza artesanal.

Tampoco deberías dejar de ir al St Nicholas Market, llamado cariñosamente St Nick’s. Un mercado del siglo XVIII que sigue con pequeñas tiendas de comida y artesanía –bueno, y cosas Made in China–.

Por cierto, también puedes acercarte a la estatua de Edward Colston: uno de los personajes más famosos de Bristol. Filántropo por un lado –financió muchas escuelas e instituciones públicas de la ciudad– y… esclavista por el otro. El comercio de esclavos, un pasado del que ahora está intentando olvidarse Bristol, le aportó a la ciudad mucha riqueza en el siglo XVIII.

Ahí cerca está el Bambalan, un bar con terraza en la azotea donde cenamos un día. La comida no es gran cosa, pero hay buen ambiente: está bien para ir a tomar algo de beber.

Arte urbano en Bristol: no sólo Banksy

Si te pidiera que me dijeras el nombre de un grafitero, y no fueras un experto en el tema, seguramente sólo sabrías decirme uno: Banksy. Sin duda es el street artist más célebre del mundo y el único que ha convertido sus obras en iconos a nivel mundial. Pues Banksy es de Bristol. O, al menos, se acepta que nació en los alrededores. No se sabe quién es, pero sí dónde nació…

En “su” ciudad ha dejado unas cuantas muestras de su arte. Además de The girl with the pierced eardrum de la que hemos hablado arriba, dos de las más conocidas son Well-Hung Lover –el amante bien colgado–, muy cerca de la catedral, y The Mild Mild West –algo así como tranquilo tranquilo oeste–. Hay hasta una app, Banksy Bristol Trail, para buscarlos todos.

Pero el arte urbano en Bristol es mucho más que Banksy. Tanto en el centro histórico como en el barrio de Stokes Croft encontramos muchísimos grafitis increíbles. El espíritu rebelde de la ciudad es un buen caldo de cultivo para los grafiteros. Echa un vistazo a nuestro artículo Ruta del grafiti en Bristol para no perderte ninguno.

Stokes Croft: uno de los barrios más cool de Inglaterra

Acabamos nuestra ruta de arte urbano en Stokes Croft justamente para ver The Mild Mild West y otros grafitis de la zona. Y, gracias a ello, dimos con uno de los barrios más bohemios y a la moda de la ciudad. Arte urbano, casitas de colores, clubs y pubs donde escuchar música en vivo –nos hablaron del Lakota, del Blue Mountain o de The Full Moon Attic Bar–, bares, pequeñas tiendas, restaurantes con cocinas de todos los rincones del mundo… Y, eso sí, también un poco de decadencia en plazas como The Bearpit. Por cierto, paramos a comer en The Canteen, justo al lado del grafiti The Mild Mild West y, de nuevo, la comida no era gran cosa pero había buen ambiente: un buen sitio para ir a tomar algo. Muy cerca está el café The Arts House, otro de los más animados del barrio.

El puente colgante de Clifton: otro de los musts que tienes que ver en Bristol

Otro de los barrios de moda de Bristol, aunque más elegante, hasta un poco pijo, es Clifton. Sus casas georgianas, sus tiendas de moda y sus coquetos cafés le dan ese aire. Pero este barrio es conocido sobre todo por su puente: el puente colgante de Clifton, icono de Bristol por excelencia.

El puente, proyectado por Brunel –el mismo ingeniero que había proyectado el SS Great Britain– fue completado en 1864, cinco años después de su muerte. 450 metros de largo y 82 metros de alto sobre la garganta del río Avon son su carta de presentación. En el pequeño visitor centre hay más información sobre su historia y sus características técnicas. Se puede cruzar andando gratuitamente –hay peaje para los coches–. También puedes verlo desde el autobús turístico o, si hace buen día, subir al Clifton Observatory.

El Bristol Museum & Art Gallery: el museo que tienes que visitar en Bristol

Una vez más, Banksy nos ayudó a encontrar algo inesperado en Bristol. Fuimos al Bristol Museum & Art Gallery para “cazar” otra de sus obras, la escultura Paint-Pot Angel –El ángel del bote de pintura– y dimos con un museo que nos conquistó.

Arte del antiguo Egipto, de Asiria o de Benin junto con una caravana gitana o cuadros impresionistas o del Renacimiento italiano. Un mini mini British Museum del tamaño perfecto para no agobiarte y poder disfrutar con calma de toda su colección. Todo ello en un precioso edificio eduardiano, de principios del siglo XX.

Más museos (por si tienes más tiempo): M Shed y We The Curious

El M Shed fue otro de los museos a los que nos acercamos en busca de una obra de Banksy: The Grim Reaper. Desde su terraza, como decía arriba, hay vistas muy bonitas de la zona del puerto y del centro. Y, en el interior, podrás conocer más sobre la historia de la ciudad y dar con interesantes exposiciones temporales.

Otro museo, que en este caso no tuvimos tiempo de visitar, es We The Curious, un “espacio para hacer preguntas y ponerse creativo”, según lo definen ellos. Hay un planetario en 3D, el único del Reino Unido –la Big Silver Ball, de la que hablaba arriba– y, según leímos: hasta puedes andar a través de un tornado, probar un giroscopio humano o tocar las cuerdas de un arpa virtual. Un museo interactivo de ciencia con zonas dedicadas al espacio, a la tecnología, al deporte, al mar y al cerebro humano. Si volvemos con más tiempo, tendremos que pasarnos por ahí…

Mapa con todo lo que tienes que ver en Bristol

Aquí tienes un mapa con todos los lugares que visitar en Bristol de los que te hemos hablado para que no te pierdas ni uno.

Cómo llegar: vuelos a Bristol desde España y Londres

Bristol es una de las ciudades del Reino Unido mejor conectadas con España. Easyjet tiene vuelos directos a Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla, Valencia y muchos otros destinos de la costa de Levante y de las islas. Puedes mirar aquí horarios y precios. Desde el aeropuerto hay un autobús, el Airport Flyer, que lleva al centro (para en la estación justo al lado de la estatua de Edward Colston, está en el mapa) en media hora.

Si no te van las low cost, también puedes volar a Londres. Bristol está a una hora y media en tren de la capital inglesa.

Dónde dormir: hoteles en Bristol

Nosotros hemos estado en Bristol en dos ocasiones. La primera, una ruta por Bristol, Bath y Stonehenge y, la segunda, una escapada a Bristol y Bath.

En el primer viaje nos quedamos a dormir en el Novotel Novotel Bristol Centre, gracias a una oferta de Booking. Un hotel cómodo y con buen desayuno, cerca de la estación de tren. Puedes consultar aquí precios y disponibilidad.

En el segundo viaje nos hemos quedado en pleno centro, en el Mercure Bristol Grand, que también recomendamos. Por cierto, el último día comimos en su restaurante, el Keepers Kitchen & Bar y nos gustaron mucho su Fish & Chips y las chicken wings. Aquí tienes precios y disponibilidad.

Una de las ciudades más cool de Inglaterra te espera a un tiro de piedra de España.