Más allá de lo inocentes y, por qué no decirlo, un poco garrulos que éramos cuando viajamos a Rusia, le tenemos un cariño especial a Moscú. ¿Por qué? Porque fue allí, concretamente en la Plaza Roja, donde nació nuestra seña de identidad: el primer salto. Pero, más allá de esa anécdota –histórica para nosotros– el viaje estuvo lleno de grandes momentos. Por supuesto, como no podía ser de otra forma en un país considerado bastante complicado a nivel turístico, también los hubo duros. De hecho, hay que tener en cuenta que si ahora todavía se mira a Rusia con recelo a la hora de viajar por libre, nosotros lo hicimos en el año 2007.
Aquí está el que fue nuestro recorrido por Moscú y San Petersburgo –en realidad San Petersburgo y Moscú, pero todo el mundo los pone en el orden inverso–. Incluimos un intento de visita al Anillo de Oro –ya contaremos por qué intento–. Eso sí, como ya hemos dejado claro que hemos ido mejorando con los años, también daremos pistas para no cometer nuestros errores… que no fueron pocos.
Cuándo visitar Moscú y San Petersburgo
Nosotros nos decidimos por visitar Rusia en el solsticio de verano. Queríamos vivir las noches blancas de San Petersburgo, ese día casi interminable del 21 al 22 de junio cuando el sol apenas se oculta en el horizonte. El clima es suave, llegamos a ver a algunos locales tomando el sol en los muros de la fortaleza de San Pedro y San Pablo, y los días son largos, extra-largos de hecho. Tal vez, la mejor época para viajar a Moscú y San Petersburgo.
Nuestro itinerario de viaje a Moscú y San Petersburgo de 7 días ideal
Nosotros pasamos once días recorriendo las ciudades rusas y sus alrededores. Sabemos que pueden ser demasiados y, si la planificación es mejor que la nuestra –algo francamente fácil, recuerda que era nuestro segundo viaje–, no cabe duda de que lo son. Aquí tienes el itinerario mejorado para organizar el viaje sin tiempos muertos y poder visitar Moscú y San Petersburgo en 7 días.
Día 1
Llegada a San Petersburgo. Visita al Ermitage. Paseo por el centro de la ciudad.
Día 2
Palacio de Peterhoff, fortaleza de San Pedro y San Pablo y más centro de San Petersburgo.
Día 3
Palacio de Catalina en Pushkin, también el interior. Monumento a los heroicos defensores de Leningrado. Iglesia de San Salvador.
Día 4
Último paseo por San Petersburgo: plaza de San Isaac, Ploščad’ Dekabristov y edificio del Almirantazgo.
Tren de San Petersburgo a Moscú.
Visita a la plaza Roja –entrada en San Basilio y almacenes GUM– y recorrido por el metro de Moscú.
Día 5
Visita al Kremlin, a la plaza de Manège y a Kolómenskoye.
Día 6
Monasterios de Novodévichi y Donskoy. Por la tarde, Centro Panruso de Exposiciones.
Día 7
Tren a Sergiyev Posad. Vuelo de vuelta.
Nuestro viaje a Moscú y San Petersburgo en tren por libre
De todas formas, si tienes más tiempo o si, simplemente te lo quieres tomar con más calma, aquí está nuestro itinerario por Moscú y San Petersburgo. Eso sí, si tienes más tiempo te recomendamos que mires más abajo la extensión de 10 días con el Anillo de Oro, en lugar de dejarte llevar como hicimos nosotros.
Día 1: Llegada a San Petersburgo
A pesar de que nuestro vuelo llegaba pasadas las dos de la tarde, la época del año favorecía nuestros intereses. Lo que no favoreció nuestros intereses fue el intento, nada más dejar nuestro equipaje en el hotel, de comprar un billete de tren para Moscú. En aquel momento no se podían comprar por internet y en esa estación perdimos toda, literalmente TODA, la tarde. No había nadie que hablara inglés y las colas eran larguísimas con lo cual incluso para los locales era una hazaña hacerse con un billete sin pasarse medio día en la estación.
Lo bueno es que, como no se hacía de noche, tuvimos tiempo de pasear por la plaza del palacio, Dvorcovaja Ploščad, frente al Ermitage. Después nos acercamos al jardín de verano, Letnij Sad, con el palacio de verano, Letnij Dvorec, en su interior. De vuelta al hotel, otra plaza, la de Kazanskaja, con la catedral de nuestra señora de Kazán.
Día 2: San Petersburgo
El segundo día fue un intensivo del museo Ermitage. Bueno, primero tuvimos que perder un rato arreglando el tema de los billetes de tren que el día anterior había quedado en el aire. En el interior del museo pasamos ¡siete horas! Y porque cerraban y nos echaron. ¿Merece la pena? La verdad es que, años después, pensamos que con una visita de un par de horas –máximo tres– viendo las obras más importantes sería suficiente. Pero nos faltó tiempo para ver todo, por supuesto.
Después de que nos echaran, nos fuimos a dar otra vuelta por la ciudad. Comenzamos por la plaza de San Isaac. En la plaza se encuentra el Hotel Astoria, en el que, según la reserva que tuvimos que comprar para que nos concedieran el visado a Rusia, nos íbamos a alojar.
Entramos en la catedral de San Isaac y subimos hasta la columnata de la cúpula –562 escalones– para ver la ciudad desde las alturas. Paseamos por Ploščad’ Dekabristov, con la estatua ecuestre de Pedro I el Grande. Nos acercamos al edificio del Almirantazgo con su aguja dorada. Acabamos disfrutando de la apertura de los puentes sobre el río Nevá.
Día 3: Peterhof y San Petersburgo
Salimos en barco, desde el muelle tras el Ermitage, camino del palacio de Peterhof. Pasamos la mañana descubriendo las fuentes en sus jardines y las maravillas del interior del edificio.
De vuelta a San Petersburgo, visitamos la fortaleza de San Pedro y San Pablo. En su interior se encuentra la catedral de San Pedro y San Pablo con las tumbas de la familia Romanov.
Caminando hacia el centro, pasamos frente al crucero Aurora. Y, como el día anterior, asistimos a la apertura de los puentes, esta vez, desde el muelle de las esfinges.
Día 4: Pushkin y San Petersburgo
Autobús a Pushkin donde se encuentra el palacio de Catalina. Tuvimos la mala suerte –nadie dijo que nuestro viaje a Moscú y San Petersburgo saliera “rodado”– de que hubiera un evento oficial y el palacio estuviera cerrado. Aprovechamos el viaje para visitar sus jardines, casi a la altura de los del palacio de Peterhof.
Antes de llegar al centro de San Petersburgo, paramos en la plaza Pobedy, Victoria. Aquí se alza el monumento al sitio de Leningrado, el monumento a los heroicos defensores de Leningrado.
A última hora nos acercamos hasta la plaza Dvorcovaja donde habían montado el escenario para la fiesta de las noches blancas.
Día 5: Pushkin y San Petersburgo
El que la sigue la consigue. Nosotros queríamos ver el salón de ámbar –una réplica, porque el original fue expoliado por los nazis y desapareció sin dejar rastro– en el palacio de Catalina. Así que, volvimos a ir en autobús a Pushkin y, esta vez, pudimos entrar en el palacio. Ya nos habían dicho que en Rusia los viajes había que organizarlos con un par de días de margen…
A la vuelta a San Petersburgo, visitamos la iglesia de San Salvador –la primera con cúpulas bulbosas que vimos en Rusia–. Pasamos por la plaza Ostrovskogo y la avenida Nevski. Acabamos cruzando el puente Aníchkov sobre el río Fontanka con las estatuas ecuestres de Peter Clodt von Jürgensburg.
Nuestro primer autobús urbano nos llevó hasta el convento Smolny, que, cosas de la vida, estaba cerrado cuando llegamos.
Día 6: tren de San Petersburgo a Moscú
Tren de San Petersburgo a Moscú a primera hora. Nuestra idea era viajar en un tren nocturno pero, después del primer día en la estación, nos conformamos con lo que pudimos conseguir.
Una vez en la ciudad, visitamos los monasterios de Novodévichi y Donskoy antes de pisar la plaza Roja por primera vez. No dejamos pasar la oportunidad de entrar a los lujosos almacenes GUM.
Día 7: Moscú
Momento de visitar el Kremlin. Pasamos en el interior de sus muros toda la mañana de iglesia en iglesia, de armería en tesoro, de cañón en campana.
Por la tarde nos acercamos a Kolómenskoye, la antigua residencia de los grandes duques y zares de Rusia.
No había acabado nuestra odisea con los trenes en Rusia y, tras la primera y terrible experiencia en San Petersburgo, nos lanzamos a buscar billetes para visitar el Anillo de Oro en las cercanías de Moscú. Después de perder unas cuantas horas, no conseguimos billete más que para ir a Yaroslavl. Imposible llegar en tren a Súzdal y más difícil aún conseguir que nos entendieran… con algo de estrés salimos de la estación.
Día 8: Moscú
Recorrimos las principales estaciones de metro de Moscú. Un auténtico museo que nos dejó con la boca abierta –y eso que ya habíamos hecho bastantes trayectos en metro–.
Nuestra visita al metro acabó en el Centro Panruso de Exposiciones, la antigua Exposición de los logros de la economía nacional de la URSS. En su interior, además de un gigantesco parque, se encuentra el monumento a los conquistadores del espacio, el grupo escultórico del obrero y la koljosiana y grandes edificios y fuentes.
Acabamos el día, de nuevo, en la Plaza Roja.
Día 9: Yaroslavl
Tren y visita a la ciudad de Yaroslavl. Nada más. No había muchas opciones de seguir recorriendo el anillo de oro una vez llegamos allí… ¿Ya he dicho que no fue todo miel sobre hojuelas?
Día 10: Sergiyev Posad y Moscú
Vuelta a Moscú en tren. Antes de llegar paramos en Sergiyev Posad y visitamos el monasterio de la Trinidad y de San Sergio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Una vez en Moscú, entramos –ya iba siendo hora– en la catedral de San Basilio, en realidad, catedral de la Intercesión de la Virgen junto al foso.
Día 11: Moscú y vuelta
Entramos en el mausoleo de Lenin en la plaza Roja antes de ver la Moscú más moderna en la plaza de Manège. En los años 90 del siglo pasado se construyó un gran centro comercial subterráneo en la plaza.
Traslado al aeropuerto de Vnukovo y vuelo de vuelta. En realidad, la vuelta era con escala en Colonia, Alemania, que visitamos al día siguiente antes de volar a Madrid.
10 días en Moscú y San Petersburgo, con el Anillo de Oro
Las cosas han cambiado desde que viajamos a Moscú y San Petersburgo y los billetes de tren se pueden comprar por Internet desde la comodidad de tu casa. Si tienes tres días más para recorrer esta parte de Rusia, puedes aprovechar para visitar alguna de las ciudades que forman parte del Anillo de Oro. Yaroslavl ya te decimos que, o ha cambiado mucho o no merece la pena… pero es sólo una de las muchas paradas del anillo. Imprescindibles, la ya incluida en el recorrido, Sergiyev Posad y Súzdal.
Es posible visitar Moscú y San Petersburgo por libre en 7 días… sólo tienes que tener un poco de organización y bastante suerte –Rusia no es un país fácil para el turismo–.