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Las Cango Caves, viajando al centro de la Tierra en Sudáfrica

¿Y si te decimos que más allá de los cinco grandes y de los parque naturales de Sudáfrica también hay cuevas que visitar? Olvídate por un rato de los leones, de los tiburones y de las ballenas y hazle un hueco a las Cango Caves en tu itinerario de viaje a Sudáfrica. Atento dónde pisas, esto va a ser entretenido.

Las cuevas tienen un algo especial. Esa sensación de encontrarte en gigantescas obras maestras de la naturaleza capaces de rivalizar –ganando– con cualquier catedral, por muy gótica que sea, es única. Sus cientos de miles de años las sitúan en la Tierra antes de que llegara la humanidad, recordándonos que no somos más que unos invitados de última hora en este planeta. Y, a no ser que nos lo carguemos, aquí seguirán después de que nos hayamos ido.

Sudafrica Cango Caves

Todo en ellas sobrecoge. El silencio, solo roto por nuestros pasos y las palabras del guía. La oscuridad, que demuestra todo su poder. La amplitud de espacios, frente a su estrechez en algunos puntos. ¡Vete preparando para agacharte y encogerte en las Cango Caves!

La historia de las Cango Caves, Sudáfrica

Aunque se han encontrado evidencias de que las cuevas Cango fueron habitadas durante la Edad de Piedra, no fue hasta finales del siglo XVIII –concretamente 1780– cuando fueron redescubiertas. Un granjero local, Jacobus Van Zyl, encontró la entrada cuando buscaba unos animales perdidos. Esa entrada daba acceso a una cámara del tamaño de un campo de fútbol –sí, la medida universal de tamaño–, que lleva su nombre en su honor. No creas que el turismo es una cosa de los últimos tiempos… poco después de su descubrimiento ya se convirtió en una atracción.

Sudafrica Cango Caves

Tanto es así, que a principios del siglo XIX se tuvieron que promulgar leyes para su protección. Los 5 rix dollars –al cambio actual unos R 500, aproximadamente 33,50 €– que se pagaban para poder acceder en esos años parece que servían de “justificación” para arrancar partes de estalactitas y estalagmitas y llevárselas como recuerdo o para grabar nombres en la piedra.

¿Sabías que…?


La primera ley promulgada en Sudáfrica para la protección del medio ambiente, en 1820, protegía las Cango Caves. Prohibió la recolección de recuerdos y estableció multas.

No fue hasta finales del siglo XIX cuando hubo guías a tiempo completo en las Cango Caves. El primero fue Johnnie van Wassenaar –de 1891 a 1934–. Fue él quien descubrió la mayoría de las cámaras de lo que hoy se conoce como Cango I, la única parte visitable.

Sudafrica Cango Caves

Posteriormente, en 1972 y 1975, se descubrieron nuevos sistemas de cámaras denominados Cango II y Cango III respectivamente. Los 775 metros de longitud iniciales excavados en la piedra caliza han “crecido” hasta más de 5 kilómetros y todavía quedan zonas por explorar.

Visitando las Cango Caves: Heritage y Adventure Tour

Según el guía, las Cango Caves son las únicas cuevas turísticas de África que ofrecen un tour normal, Heritage Tour, de dificultad sencilla, y uno de aventura, Adventure Tour. En los dos se ven las principales cámaras de Cango I, pero en el Adventure Tour también se vive un poco de la experiencia de descubrir nuevos pasos y accesos estrechos a otras zonas de la cueva. De hecho, el Adventure Tour es el Heritage Tour y media hora más de “espeleología”.

Sudafrica Cango Caves

No somos espeleólogos, ni excesivamente aventureros, pero nos animamos a probar el circuito de aventura. Dejamos nuestras cosas en una taquilla en el edificio de la entrada y, sólo con la cámara, nos lanzamos al centro de la Tierra. El hecho de que no hubiera que ponerse casco, ni mono, ni ningún otro elemento de seguridad nos hizo pensar que no sería tan “aventurero” como el nombre prometía… Ilusos.

Heritage Tour en Cango Caves

Las Cango Caves no se guardan nada. La visita comienza en esa enorme cámara del tamaño de un campo de fútbol que descubrió Jacobus Van Zyl, el Van Zyl Hall. Cuando te recuperas de la impresión, comienzas a entender los nombres que va soltando el guía de las distintas formaciones como “la aguja de Cleopatra” o “el púlpito de la gran catedral”.

Sudafrica Cango Caves

Los nombres sonoros no acaban aquí. En la siguiente cámara, Botha’s Hall, se encuentran “la torre inclinada de Pisa” –de unos 500.000 años de antigüedad, siempre según el guía–, la “Virgen con el Niño”, la “presentación en el templo”, el “telón”, el “sauce llorón petrificado”… Y desde ahí se accede a la cámara del trono, por si faltaba algo. La cámara del arcoiris, la cámara nupcial, la cámara del país de las hadas y la sala del tambor son las siguientes paradas de la visita.

Más allá de los rimbombantes nombres, las formaciones son una maravilla. Cortinas de roca, cascadas de estalactitas, gigantescas columnas… no sabrás a qué lado mirar.

Sudafrica Cango Caves

La extensión del Adventure Tour

Tampoco vamos a decir que el Adventure Tour fuera demasiado complicado, pero sí que hay que tener en cuenta que en Sudáfrica se lleva mucho el “tú verás lo que haces”. Quiero decir, los temas de seguridad quedan un poco al arbitrio del turista y las empresas cubren sus espaldas con un papel en el que te explican que todo lo que te pase será cosa tuya… Lo vivimos con el tiburón, con los safaris y más tarde, ese mismo día, con las avestruces.

Sudafrica Cango Caves

Desde la sala del tambor descienden unas escaleras, más de 200 peldaños, hacia las profundidades y la aventura. La gran sala, el callejón del lumbago –una sala con el techo a 1,2 metros de altura–, las minas del rey Salomón, la chimenea del diablo –con un estrecho tubo que ya nos quitó algo de alegría–, el ataúd

Confesamos que tampoco nos pareció nada impresionante, más allá de meterse por lugares de difícil acceso. No había ninguna cámara tan llamativa como las que habíamos visto en la parte “fácil” de la visita. Cuando llegamos a la cocina del diablo y nos encontramos con un tubo de unos 45 centímetros de anchura y casi tres metros de largo cuesta arriba decidimos que tampoco se nos había perdido nada allí… Sí, nos rajamos y no llegamos a la última sala –justo después– con el nombre de el buzón del diablo y 27 centímetros de altura.

Sudafrica Cango Caves

Antes de que penséis que le estropeamos la visita a todo el grupo, no. Hablamos con el guía que nos dijo que, justo antes de la cocina del diablo, había una escapatoria –como los atajos de IKEA– que llevaba a la salida saltándose las dos últimas “pruebas de Hércules”.

Información práctica: dirección, horarios, precios…

Las Cango Caves se encuentran a 29 km de Oudtshoorn, la ciudad de la que dependen. El nombre se debe a su localización al inicio del Valle Cango.

Abren todos los días del año excepto el 25 de diciembre. El precio de la entrada es de R 110 –algo menos de 7,50 €– el tour normal y de R 165 –unos 11 €– el de aventura. La duración es de 60 minutos el normal y 60 más 30 el de aventura. Las visitas son en inglés, aunque también se hacen en otros idiomas –el español no estaba entre ellos cuando fuimos nosotros–.

Puedes encontrar más información en la página oficial de las cuevas.

Dormir en Oudtshoorn, la ciudad más cercana a las Cango Caves

Como decía, la ciudad más cercana es Oudtshoorn a unos 29 kilómetros. En nuestro caso dormimos allí y visitamos las Cango Caves con un tour que después nos llevó a una granja de avestruces –en qué hora…–. Puedes ver aquí los precios y disponibilidad de los hoteles en Oudtshoorn.

Sudafrica Cango Caves

Una sorpresa bajo tierra que nos hizo olvidar los grandes animales de Sudáfrica por un rato.

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