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Panamarenkohuis, la excentricidad hecha museo en Amberes

¿Cuándo has estado en el taller de un artista? Entre los objetos que utiliza para fabricar sus obras o sus pertenencias personales que le acompañan en el proceso creativo. Más aún, junto a las monedas o resto de objetos que cayeron al suelo en algún momento y que quedaron ahí pasando a formar parte del paisaje del taller. Eso es lo que encuentras en la casa Panamarenko, Panamarenkohuis, en Amberes. Una inmersión total en la mente y la vida de un artista muy especial y excéntrico.

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Como en las Churchill War Rooms de Londres, en la casa en que vivía Panamarenko se apagó un día la luz, se cerraron las puertas y todo quedó tal y como estaba la tarde anterior. Poco después, no pasaron tantos años como en Londres, el museo de arte contemporáneo de Amberes, con la colaboración del propio artista, entró en la casa con la idea de convertirla en un “museo”, un museo de su vida. ¿Nos acompañas a recorrerlo?

Aunque no conozcas la obra de Panamarenko –seguramente no hayas visto su gigantesco dirigible The Aeromodeller, su helicóptero The Monocedo o su coche volador Jungle, Mountain Machine K2–, la visita a su casa, que nosotros incluiríamos entre las cosas que ver en Amberes, te sorprenderá. No busques sus piezas expuestas, es su vida diaria lo que se muestra y lo que asombra nada más cruzar la puerta.

Panamarenko, el artista

El verdadero nombre de Panamarenko es Henri Van Herwegen, un amberino nacido en 1940. ¿Por qué Panamarenko? Su versión, la que él cuenta, es que escuchó nombrar a un tal general Panamarenko mientras estudiaba en una emisora de la antigua República Democrática Alemana. Le gustó y decidió usarlo como pseudónimo. Antes había utilizado “multimillonario”: tenía claro su objetivo. A pesar del cambio, y de ser de familia humilde, lo consiguió: se hizo rico vendiendo sus obras.

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Aunque pueda parecer absurdo, hay otra versión sobre el origen de su nombre. ¿Qué necesidad hay de buscar otra explicación cuando el que lo ha elegido la ha dado? No la sabemos, pero… Dada la enorme afición a los objetos voladores de cualquier tipo, se piensa que Panamarenko pueda derivar de la Pan American Airlines.

Sí, Panamarenko tenía pura pasión por los aviones, los helicópteros, los globos… todo lo que volase. De hecho, su especialización era el ensamblaje artístico y muchas de sus creaciones estaban pensadas para volar. Eso sí, casi ninguna llegó a despegar del suelo, a veces por imposibilidad técnica y otras por restricciones legales –como cuando intentó usar un globo de gas inflamable en pleno centro de Amberes–.

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Esto nos lo contó nuestra guía según mirábamos la fachada de la Panamarenkohuis en Amberes. Y nos costó encontrarla porque, a pesar de que teníamos la dirección, no hay ningún cartel en la fachada que indique que se trata de un “museo”. Tampoco está “abierto al público”, sólo se hacen visitas guiadas dos sábados al mes en grupos de máximo ocho personas –puedes reservarla desde la página oficial del M HKA, el museo de arte contemporáneo de Amberes, que es quien la gestiona–.

Panamarenkohuis, entrando en el proceso creativo de un artista

Panamarenko, Henri Van Herwegen, vivió en esta casa –el número 2 de la Biekorfstraat en Amberes– desde 1970 hasta 2005. Fue aquí donde creó sus primeras obras. Entre ellas, la misma casa, que ensanchó añadiéndole una galería acristalada, y posteriormente, cuando ya no vivía aquí, un helipuerto en el tejado. Helipuerto que nunca se utilizó… El color caqui de la fachada –ése es su color actual aunque nos explicaron que había sido también azul y blanca– se debe a la fascinación del artista por el ejército, aunque no sirvió en él.

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El barrio en que se encuentra la casa siempre fue un barrio pobre de Amberes. Aún así, y a pesar de haberse convertido en millonario, Panamarenko siguió viviendo en ella. De hecho, ya en 1972, vendió una obra al museo municipal de arte contemporáneo de Gante, S.M.A.K., por el valor del presupuesto anual del museo. Hoy en día el barrio sigue siendo popular y hay mucha inmigración.

En la casa vivían Panamarenko, su madre y varios pájaros que volaban libres por ella. A la muerte de su madre, en el año 2000, el artista comenzó a salir de su reducido círculo y acabó por conocer a su actual mujer y abandonar la casa. En cuanto pusimos un pie en su interior, comprendimos por qué su mujer no habría querido vivir allí ni un minuto… La verdad es que nos preguntamos cómo pudo vivir él. Nuestra guía nos explicó que, hasta la muerte de su madre, ella se encargaba de mantener la limpieza y el orden… y esos años sin ella en casa se notan. El desorden y la suciedad iban con “el pack” del genio artístico.

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Preparando el “museo”

Con la donación de la casa al museo de arte contemporáneo de Amberes en 2007 se inició el proceso de limpieza. Sí, aunque parezca increíble considerando el desorden con el que te encuentras al entrar, su aspecto actual es el resultado de una operación en la que se tuvieron que tirar muchos objetos y ordenar a fondo. Tres años fueron necesarios y, finalmente, se abrió al público en 2010. Eso sí, después de ordenar, se colocaron monedas y colillas de cigarrillos para dar una idea del estado de la casa cuando era usada.

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El taller, la planta baja de la casa Panamarenko

En la planta baja está el taller propiamente dicho. En el garaje –quería abrir la puerta y que la gente pudiera ver cómo creaba– es donde nos dimos cuenta de que no estábamos ante un “artista” normal. Su área de trabajo parecía más la de un ingeniero. Nos encontramos, entre otras cosas, con la mitad de una motocicleta que nunca llegó a usar o con una bicicleta con ruedas de carbono, pero también una antigua máquina fotográfica, sierras circulares o placas solares. En su búsqueda de inspiración, compraba siempre las últimas novedades, las desmontaba y usaba algunas de sus piezas en sus obras. Entre ellas, una mochila con propulsores o un modelo de submarino, pero ninguno de los dos llegó a funcionar. No era ése el objetivo de Panamarenko, él sólo buscaba crear.

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Por cierto, las monedas están porque Panamarenko no las usaba: siempre pagaba con billetes y las monedas las dejaba por cualquier sitio de la casa. Excentricidades. Como otra que nos contaron durante la visita: viajaba mucho a Suiza desde Amberes… ¡en taxi! Salía a la calle, paraba un taxi y le daba una dirección de Suiza. ¡Está claro que “multimillonario” le pegaba como nombre artístico!

La primera planta, la zona de pensar

En la planta de arriba está el salón, donde pensaba, esbozaba, se inspiraba. Esa zona concreta, alrededor de su escritorio, se ha dejado tal y como estaba. Es lo único de la casa que no se organizó y limpió con la museización, así que todavía queda el guano de los pájaros que volaban libres por el salón.

Belgica Flandes Amberes Panamarenko Panamarenkohuis Escritorio

El papel de la pared del salón es obra de la primera fotocopiadora a color que salió al mercado. Ya nos había dicho la guía que el artista siempre se hacía con las últimas novedades tecnológicas. En este caso, sí que la hizo funcionar y fotocopió múltiples veces la misma imagen de una revista científica en la que se representaban a Perseo y Medusa en estilo Medio-oriental. Las fotocopias, que empapó con café para darles un toque antiguo, las utilizó para empapelar las paredes. Et voilá! Una pared de salón la mar de original.

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Sombreros, ropa de todo tipo y hasta pistolas… el salón es un museo de la vida diaria de Panamarenko.

Las habitaciones

La última planta, donde estaban las habitaciones de Henry y su madre no se “respetó” y se convirtió en oficinas que, obviamente, no se visitan.

Tampoco es posible salir a la azotea, junto al helipuerto. O no lo era cuando fuimos nosotros.

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Panamarenko en la actualidad

Volvemos un poco a la crónica rosa del principio: a la boda de Henry. Desde ese momento, cuando donó la casa al museo, se retiró del mundo del arte. Así fue como Panamarenko dejó de existir.

Sergei Ponomarenko, el viajero del tiempo

Puede que buscando información sobre Panamarenko hayas encontrado cientos de páginas hablando de otro. Concretamente, hablando de Sergei Ponomarenko –Google es capaz de buscar similitudes y mucha gente lo ha escrito mal directamente–. Nada que ver, aparte de lo “parecido” del nombre.

El tal Sergei se supone que es un viajero en el tiempo que apareció en Ucrania vestido con ropa de los años ‘50, con una cámara de los años ‘50 y que contó que había viajado en el tiempo después de fotografiar un OVNI en Kiev en… sí, los años ‘50. Fue internado en un hospital psiquiátrico pero, igual que apareció de pronto, desapareció sin dejar rastro. Una bonita leyenda urbana de internet que le ha quitado bastante protagonismo al verdadero Panamarenko. Era difícil encontrar otro personaje más excéntrico que Panamarenko, pero Ponomarenko lo consiguió.

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Después de visitar la Panamarenkohuis podrás decir que has visto cómo funciona la mente de un artista. Uno verdaderamente excéntrico pero, ¿no lo son todos un poco?

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