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Nuestras experiencias de couchsurfing en Argentina

Algunas de las mejores experiencias que vivimos en Sudamérica se las debemos a nuestros anfitriones de couchsurfing. Habíamos conocido el couchsurfing en Australia con Jacques, con el que acabamos bailando salsa en Brisbane, y en Sudamérica no íbamos a dejar pasar la ocasión de vivir otras experiencias como aquella. Cuando damos consejos para viajar seguro siempre destacamos que hay que preguntar a los locales… ¿para qué preguntar si puedes vivirlo con ellos? Eso es el couchsurfing: saludar a extraños y despedirse de amigos.

Brasil Rio Janeiro

Qué es el couchsurfing

El couchsurfing es algo que ha existido toda la vida evolucionado con las nuevas tecnologías. Ese momento en que viajando en un autobús y después de hablar un rato con tu compañero de asiento acababas dando una vuelta por la ciudad con él. Y, de vez en cuando, ese rato daba paso a una invitación a comer con la familia o incluso a quedarse en su casa. Vale, puede que no pasara muy a menudo, pero pasaba.

El couchsurfing fue la evolución de esa invitación con la llegada de internet: una manera de indicar que estás dispuesto a dejar un sofá, couch –o una habitación si tu casa da para tanto– a un extraño o a pasar un rato con él recorriendo la ciudad, porque couchsurfing no es sólo un lugar donde buscar un sitio para dormir. Una especie de autostop de casas en el que, en lugar de levantar el dedo, lanzas peticiones, con el envoltorio de red social en la que hacer amigos tanto entre anfitriones como entre huéspedes, recibir valoraciones, ver fotos… una comunidad que organiza quedadas, fiestas y salidas de turismo.

Buenos Aires Villa Devoto

Todo esto sin pagar. ¿Cómo, que te dejan la casa sin pedir nada? Bueno, algo piden, piden que seas amable, que seas abierto y que hables, que enriquezcas ese momento con tus experiencias, con tus historias y, si te animas, con la cocina de tu país –la de tortillas de patata y platos de pasta italiana que habremos preparado–. El couchsurfing no es una forma de dormir gratis y de ahorrar en tus viajes, es una forma de vivir un destino con un local como tú no podrías hacer sólo nunca. Y las historias que os voy a contar lo demuestran.

Silvia, de la biología a los cupcakes, Posadas

Silvia fue nuestra primera anfitriona en Sudamérica. Fue en Argentina, en Posadas, y no la vimos hasta el tercer día. Sí, hasta el tercer día. Teníamos que llegar antes de las 8 am a su casa porque ella tenía que trabajar ese sábado. Un “paro” (huelga) en la carretera retrasó el autobús y acabamos llegando a Posadas a las 9. Silvia había dejado una carta a su vecina que, en cuanto nos vio aparecer, nos entregó en mano. En ella nos decía que se tenía que marchar y que nos dejaba la llave de su casa, que nos sintiéramos cómodos y que una hora después llegaría una amiga de su hija para ver si necesitábamos algo. ¿La llave de su casa? Sí. La primera “sorpresa” argentina: una mujer que no conocíamos más que de cambiar unos mensajes por la web de couchsurfing nos dejaba la llave de su casa mientras ella no estaba.

Paraguay Misiones Jesuiticas Jesus Tavarangue Muros

Ahí no acabó todo. A la hora llegó Noe, la amiga de su hija, y nos llevó a dar una vuelta por la ciudad. Cuando le contamos que queríamos ir a ver las misiones jesuíticas nos dijo que se apuntaba y, con su novia, nos llevó en su coche a ver San Ignacio Mini. Después de cenar con ellas en su casa quedamos para el día siguiente ir a Paraguay a ver Santísima Trinidad del ParanáJesús de Tavarangué. Dos días fantásticos en los que no llegamos a ver a Silvia que llegaba muy tarde por la noche y se iba muy pronto por la mañana. El segundo día le dejamos una nota pindiéndole que nos despertara al día siguiente para estar con ella.

Misiones Jesuiticas Argentina San Ignacio Mini Entrada

Su historia nos demostró que no éramos los únicos capaces de tomar decisiones impulsivas. Ella, bióloga de profesión, dejó su trabajo el día que, tras hacer pruebas a un grupo de población indígena, no encontró la enfermedad que buscaba. Su jefe dijo que era un día perdido y a ella algo le hizo click en su interior y decidió que si un día sin enfermedades era un día perdido allí no era donde quería estar. Desde entonces montó un ONG de ayuda a las comunidades indígenas –que luego la política se encargó de “ensuciar”– y ahora se dedica a hacer cupcakes para las fiestas de quince en toda Argentina y a disfrutar de su familia y de sus viajes.

Argentina Posadas Empanadas

Dormir en la selva con Juan, Puerto Iguazú

Juan ofrecía su cabaña en mitad de la selva en Puerto Iguazú. Con esa propuesta no podíamos decir que no y le escribimos para preguntarle si podíamos quedarnos con él. Después de una conversación un poco complicada, porque en la cabaña no había internet y no siempre coincidíamos conectados, quedamos en encontrarnos en el parque del hito de las tres fronteras, desde donde iríamos caminando hasta su cabaña. ¿Por qué quedar en el parque en lugar de en la estación de buses? Porque en el parque era donde Juan tenía su “oficina”. Allí tejía las hamacas que vendía a los turistas.

Argentina Hito Tres Fronteras

La historia de Juan era todavía más sorprendente que la de Silvia. Juan era técnico de cine y televisión. Participó en un rodaje en España y, aprovechando unos días libres, se fue de turismo a Marruecos. Allí le robaron todo y, cuando fue a pedir ayuda a la policía, le pidieron dinero. Les dijo que se lo habían robado y le respondieron: no money no help, no dinero, no ayuda. Cualquiera se habría hundido y habría puesto a Dios por testigo de que jamás le volvería a pasar eso… pues Juan no. Él decidió que ésa era la forma en la que quería ver el mundo a partir de ese momento. Volvió a su Buenos Aires natal y vendió todo lo que tenía. Empacó cuatro cosas en una mochila y se montó en la bici. Una noche de frío y lluvia, conoció a El Viento: un perro callejero que se acercó a él para calentarse y con el que acabó durmiendo abrazado. Nos dijo que hasta ese momento no le gustaban los perros, pero que El Viento se quedó con él y se convirtió en su compañero de viaje inseparable. En Uruguay, El Viento se echó novia y, a diferencia de lo que suele ser habitual, cuando Juan montó en la bici y El Viento le siguió, la perra se fue con ellos.

Argentina Puerto Iguazu Juan Cabana

Cuando llegamos a su cabaña: sin agua corriente, casi sin electricidad, sin cerrojo en la puerta –ni picaporte–, después de bajar por un camino en mitad de la selva, nos encontramos con que además de El Viento y su novia, había ocho pequeños cachorros. Ese era el motivo por el que Juan había parado su viaje allí: cuidar de los recién nacidos, buscarles un hogar y no hacerles pasar un mal invierno.

Argentina Puerto Iguazu Juan Cabana Perros

Juan nos cedió su cama –él usó su saco de dormir– y nos preparó la cena que comimos sentados en un monitor de ordenador y en un cubo. A la hora de irnos a dormir, cogió a los cachorros y los metió en un pequeño corral dentro de la cabaña para que no se perdieran o cayeran por la ladera del monte hasta el río. Los cachorros, a las 7 am, se pusieron a llorar hasta que entró la madre –que junto con El Viento, dormía fuera–. Se colocó en el centro del corralito y todos comenzaron a mamar hasta saciarse. Después volvió a salir por la puerta y los cachorros, y nosotros, a dormir.

Al día siguiente fuimos a visitar las cataratas de Iguazú y allí se quedaron nuestras mochilas, con todas nuestras cosas –portátil incluido– con la puerta abierta. La aventura es la aventura… a la vuelta, la puerta seguía igual de abierta y todo estaba en el mismo sitio.

Argentina Cataratas Iguazu Arriba

Y esto fue sólo en Argentina… Brasil fue nuestro “paraíso” del couchsurfing y pronto os contaremos esas historias.

Cómo lamento no haber hecho más fotos a aquella gente fantástica que se lo merecía tanto como los maravillas que vimos estando en sus casas…

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Comentarios

  • Gus
    28 enero, 2016 a las 21:17

    Llegué por casualidad a tu blog (excelente) y me encantó leerte, viajar con vos y encontrarme con la energía que transmites. Conozco esos lugares de Argentina que describes y me emocionó lo de la «gente fantástica» que mencionás al final. Un abrazo desde Argentina (je 😉 ) y gracias por tus comentarios.

    Responder
    • 8 febrero, 2016 a las 11:38

      Hola Gus y bienvenido al blog (y gracias por tus palabras 🙂 )
      Hay muchas cosas buenas en los viajes: ver lugares, conocerse a uno mismo, abrir la mente… pero el conocer a nuevas personas y aprender de ellos es una de las mejores. Los argentinos que conocimos durante el viaje, las personas con las que convivimos y la forma en la que nos trataron fueron una gran experiencia, por eso sólo ya merecía la pena llegar hasta allí 🙂
      ¡Un abrazo para Argentina!

      Responder
  • Daniel
    27 diciembre, 2015 a las 04:49

    Hola que tal les escribo de tulum quintana rro México, estoy muy interesado en el tema del couchsurfing, por fa alguna pagina que recomienden, gracias por cierto aquí puedo ser anfitrión, saludos

    Responder
  • Amanda Unda
    15 diciembre, 2015 a las 16:15

    Hermoso post! Realmente la gente como Juan y uds inspiran a miles de personas como yo, para dejar la rutina dejar de seguir las reglas y empezar a VIVIR.!
    Saludos,

    Responder
    • 21 diciembre, 2015 a las 00:45

      ¡Hola Amanda! Muchas gracias por tus palabras, gente como tú es la que nos inspira a nosotros a seguir contando nuestros viajes 🙂
      Un abrazo a Ecuador

      Responder