Lucerna, la ciudad más bonita de Suiza, en un día

Hablar de una de las ciudades más bonitas de Suiza es hilar muy fino. Bosques verdes subiendo por montañas coronadas de nieves perpetuas y lagos cristalinos en los que nadan elegantes cisnes, unido a una muy cuidada ciudad medieval, son los rasgos que otorgan ese título a la ciudad de Lucerna. Los Alpes a la orilla del lago Lucerna; el Kapellbrücke o puente de la capilla, el puente medieval cubierto más famoso del país; la moderna Kultur und Kongresszentrum, obra de Jean Nouvel; o el monumento al león moribundo, son alguno de los atractivos que atesora esta ciudad suiza que, como casi todas las del país, parece sacada de un cuento. En cada pequeña calle y ante cada casa medieval uno espera que aparezcan Hansel, Gretel o caperucita roja, mientras que en el lago nada el patito feo.

Es difícil decir cuánto tiempo hace falta para recorrer un lugar tan evocador, pero, ya que nosotros lo visitamos en un viaje express a Suiza–puedes ver nuestra ruta en recorrer Suiza en tren: nuestro itinerario por Suiza de 4 días–, podemos decir que esto es Lucerna en un día.

Kapellbrücke, el puente de la capilla

Estoy seguro de que has visto muchas fotos de este impresionante puente aunque no fueras capaz de escribir su nombre en alemán –idioma principal de la ciudad de Lucerna–. Aquí lo tienes: kapellbrücke, el puente de la capilla. Una maravilla de madera construida en el siglo XIV, es el más antiguo de Europa de estas características, y que todavía hoy permite cruzar el río Reuss mientras admiras las pinturas de Heinrich Wägmann con escenas de sucesos históricos importantes o mitológicas en su interior.

Tómate tu tiempo, desde la estación de tren será tu acceso a la ciudad vieja y es necesario prepararse para tanta belleza. Piensa que es el segundo puente de madera más largo de Europa –casi 205 metros, y eso que unos 75 metros más se perdieron en un incendio–. Camina despacio.

En el centro del puente se alza la torre del agua que, en sus más de siete siglos de existencia, ha pasado por ser estructura defensiva, prisión y hasta sala de tortura. Para acabar siendo el monumento más fotografiado de Suiza.

Hofkirche, la iglesia de San Leodegario

Levantada sobre una abadía, posiblemente más antigua que la propia ciudad de Lucerna, se encuentra la iglesia de San Leodegario, Hofkirche. Para llegar hasta ella tendrás que subir los 45 peldaños que te acercan a Dios –como deja claro la inscripción del primero de los escalones–. Blanca por fuera, con sus dos espigadas torres, y blanca por dentro, se trata de la iglesia más importante de la ciudad.

El monumento al león moribundo

Mark Twain ya lo dejó claro cuando dijo que era “el trozo de roca más triste y conmovedor del mundo”. Un león de diez metros de longitud que yace moribundo sobre un escudo con el emblema de Luis XVI, el rey francés que fueron a proteger los soldados a los que está dedicado el monumento durante la Revolución francesa.

Da la impresión de que el pequeño lago que separa la pared de piedra de los turistas está formado por las lágrimas que se nos saltan viendo el sufrimiento del animal. El rey de la selva desvalido y herido de muerte no puede ser más emotivo. Dependiendo de la edad del que lo mire, será el padre de Simba o Aslan, de las crónicas de Narnia–coincidimos allí con un grupo de escolares de visita–.

El lago que marca la diferencia

Suiza es un país sin mar pero con una cantidad de lagos que les ha permitido llegar a ser lo bastante buenos marinos como para ganar una copa América. Entre ellos está el lago Lucerna –también conocido como lago de los cuatro cantones por motivos que no hace falta explicar–. Son más de cien kilómetros cuadrados de lámina de agua por donde pasa el río Reuss antes de atravesar la ciudad de Lucerna. Es difícil asegurarlo, primero porque no pudimos disfrutar de él y, segundo, porque todas las ciudades y pueblos a orillas de un lago presumen de lo mismo, pero nos dijeron que los atardeceres sobre el lago Lucerna son los mejores de Suiza.

Darse una vuelta en barco por el lago o, al menos, sentarse en su orilla y ver pasar el tiempo es una obligación en una visita a la ciudad.

Comer una fondue

Los quesos suizos tienen tanta fama como los franceses o los italianos –lo siento, los españoles son menos conocidos fuera de nuestras fronteras– y disfrutar de ellos fundidos es un deporte nacional en el país. A pesar del nombre francés, la fondue es de origen suizo –el alemán, el francés, el italiano y el romanche son las lenguas oficiales del país– y no hay que dejar pasar la ocasión de disfrutar de tan contundente plato.

Más que ver en Lucerna en un día

Si sólo vas a pasar un día en Lucerna es complicado visitar muchos más lugares –nosotros tenemos que confesar que vimos poco más–, pero aquí van los principales para que los tengas en cuenta.

La muralla de Lucerna,Museggmauer

Las antiguas murallas de la ciudad con su tramo del camino de ronda abierto al público permite ver los tejados medievales, la lámina de agua del lago Lucerna y las montañas al otro lado.

El puente Spreuer, Spreuerbrücke

Si tienes que volver a la estación de tren, puedes elegir atravesar de nuevo el Kapellbrücke o el puente de Spreuer. En cualquier caso, el Spreuerbrücke merece un buen vistazo porque todo en él es original de principios del siglo XV.

KKL, Kultur und Kongresszentrum, Jean Nouvel en Lucerna

Al lado de la estación de tren, pero mucho más espectacular vista desde la otra orilla del río se encuentra la Kultur und Kongresszentrum obra de Jean Nouvel. Según los expertos, una maravilla acústica así que, si puedes, no estaría mal asistir a un concierto.

Sammlung Rosengart

La colección de arte de Angela Rosengart comprende obras de Picasso, Cézanne, Kandiski, Miró, Matisse o Monet, además de fotografías de David Douglas Duncan.

Está claro que un día en Lucerna es un poco justo, tendremos que volver.