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Viajando en autobús por Australia

Los primeros días del #koalatrip todo había salido demasiado bien, ¡qué aburrido! Había que darle un poco de emoción al asunto, y llegó con el viaje hacia Townsville. Vamos por fases:

1. Del aeropuerto –después de sobrevolar la Gran Barrera de Coral– a la parada del Greyhound pasando por el hostel. Premisa: el billete de autobús que hemos comprado es el pase de Greyhound de Cairns a Brisbane, y te permite bajarte donde quieras y volverte a subir siempre que reserves cada trayecto antes por internet, por teléfono o en la estación. Townsville está de camino y por la tarde hay dos autobuses que salen de Cairns hacia allí: uno a la 1 y uno a las 7. Ya que el vuelo acababa a las 12 el de la 1 nos parecía un poco justo, reservamos el de las 7 pero con la esperanza de poderlo cambiar por el anterior ya que el viaje a Towsville dura 6 horas y con el de las 7 habríamos llegado tardísimo. Como el vuelo acabó justo a las 12 lo intentamos: cogimos un taxi, pasamos por el hostel a por los Symbios y directos al autobús, hasta aquí todo bien.

2. Buscar la taquilla. Llegados a la parada (sobre las 12.20) vimos que allí no había taquilla. Sería demasiado fácil poner la taquilla al lado de la parada… Preguntamos donde creíamos que estaba la estación –resulta que, en realidad, es el puerto– y nos explicaron que estaba en el centro: no teníamos tiempo para llegar y cambiar el billete. Nos quedamos embobados enfrente de las pobres chicas a las que habíamos preguntado pero rápidamente decidimos pasar al plan B, seguro que ese saldría bien

3. Preguntar al conductor del autobús –ése era el plan B–. En el hostel nos habían dicho que si había sitio el conductor podía dejarte subir… Pues éste no. El señor, un boyscout mayor –iba con sus calcetines hasta las rodillas y pantalón corto–  y estresado –¿no habíamos quedado en que aquí la gente no se estresa?–, nos miró con cara de pocos amigos y nos dijo que el autobús iba pretty full. Volvía la cara de bobos… ¡tanto correr no había servido para nada! Pero en saltaconmigo no nos rendimos nunca, así que pasamos al plan C, ése seguro que funcionaría.

Australia-GreyhoundConductor

4. Cambiar los billetes por internet¿Para qué compramos una tarjeta 3G si no para usarla en estas ocasiones? Quien quiera que haya inventado el HTC allá por Taiwan nos había sido mucho más útil que el boyscout crecido. JAAC ya tenía su billete. Pero yo… no. La página de Greyhound decidió dejar de funcionar justo cuando íbamos a por mi billete… ¡Quién dijo miedo, a por el plan D!

5. Eran ya casi las 12.40 cuando llamé a la centralita de Greyhound… Le explico y ¡me quiere cobrar 6 dólares por el cambio! No entiendo, tenía que ser gratis y además no tengo tiempo para darte los datos de mi tarjeta. A volver a intentarlo con el 3G. Nada, que la página sigue sin cargar. Habrá que pagar. Otra llamada y me lo cambian sin cobrarme, ¿qué habría entendido la primera? Tenemos billetes.

5. Subir al autobús. Teníamos los billetes, tocaba contarselo a lord boyscout. Este cambio de planes no le hace mucha gracia y nos tiene esperando hasta el final, en castigo detrás de la pizarra, pero al final JAAC lo conquista ayudándole a cargar las mochilas de todo el mundo y le enternece tanto que nos consigue los dos sitios. Eso sí, no nos devuelve los pases que nos sirven para reservar los siguientes trayectos.

6. Recuperar los pases. Las siguientes  3 horas pasan tranquilas, hasta que llegamos a la parada donde hay cambio de conductor y pregunto por nuestros pases. El conductor me mira otra vez con su cara de boyscout malo y me viene a decir algo así como «que sí, que te los iba a dar ahora, pesada«. Emocionada, me voy con los billetes tras JAAC que había entrado en el bar y… me dejo en el banco por la calle a Okihita y a Cany. Por suerte que a la vuelta seguía todo allí.

Australia-Atardecer Desde Bus

7. Un pequeño problemita de na’. Otra horita de calma y de repente se me ocurre mirar en la guía donde estaba el sitio de buceo y albergue donde dormiríamos. Pues en el mapa no sale, ¡que raro! Vamos a ver la dirección… mhhh está a 104 km de Townsville. Censura. Censura. Censura. En la Lonely Planet venía debajo de Townsville pero estaba a tomar por saco, eso sí, lo ponía, pero no lo había leído. Había que sacarse de la manga un plan F (de una palabra inglesa que no mencionaré). El equipo de saltaconmigo ya estaba al completo después de que mi grito despertara a JAAC, que estaba durmiendo tan tranquilo.

8. Volvemos a confiar en el amigo taiwanés y en su GPS para mirar donde está Alva Beach, el sitio al que teníamos que llegar, sin saberlo claro… Pero nada, estábamos en medio de la nada y allí el 3G no sabían ni qué era… –como no fueran 3 Gualabíes

9. La Lonely planet y sus mapas seguro que nos ayudarían entonces. No, el sitio éste no salía

10. La llamada de emergencia siempre funciona. Así que, a llamar al hostel. Le pregunto que si el autobús de Greyhound para en el sitio donde está y me dice que no, vamos mal, la ayuda del público me habría venido mejor. Pero por lo visto llega a un pueblo relativamente cercano, Ayr (¡lo que me cuesta pillar el nombre!). Le pregunto si hay autobús y se me echa a reír, ¿qué te crees que es esto amiguita? Pero podemos coger un taxi del que me da el número, son unos veinte minutos y unos 35-40 dólares, podía ir peor… Pero eso sí, cuando lleguemos allí no va a haber nadie, se tienen que ir antes o después me dice el simpático amigo. Bueno, me dejará una carta en el buzón con las instrucciones, todo calculado. Y me dice que el buceo es estupendo, PADI spirit

11. Llegar a Townsville y sobre todo conseguir irnos. Ayr, el pueblo del nombre imposible de pronunciar, está después de Townsville y no tenemos reservado el trayecto hasta allí. ¿Qué hacemos? Decidimos no decir nada, y atarnos a nuestros asientos, no vaya a ser que no haya sitio. Ya hemos reservado el buceo en el otro sitio y es una pasta, no podemos arriesgarnos a no llegar… Nos bajan las mochilas pero las vuelven a meter cuando nadie las recoge. Bien. Me preguntan a dónde vamos y les digo que a Ayr y no me dicen nada. Bien también. Nos cuentan. Mal. Claro, al pobre conductor (el tercero ya) no le salían las cuentas. Después de preguntar por abajo y por arriba y contar tres mil veces se rinde y sale, ¡bien! Nos da un poco de pena pero ya que no habíamos dicho nada hasta entonces ahora había que seguir callados…

Australia-Greyhound Bus Townsville

12. Llegar a Ayr. Con 20 minutos de retraso debidos a las cuentas que no salían, partimos para Ayr, donde llegamos una horita después. Eso parecía un pueblo del viejo oeste: abandonado, ni un alma, ni una luz. Sólto falta que empiecen a tocar la música de El bueno, el feo y el malo. Llamo al taxista y no me entero ni de una palabra, ¿Llegará? Me dice algo así como «uauaua uauaua on the way«, o eso creo. Decidimos esperar un poco y si eso, pasar al plan… uff, ¿a qué letra habíamos llegado? Eran casi las 9 de la noche.

13. Coger el taxi. Milagrosamente al rato llega, debía llevar días esperando que le llamara alguien. Seguimos sin entender ni una palabra de lo que dice pero él ha entendido Yongala y allá que nos lleva, o eso parece.

14. Llegada al Yongala. Sí que lo había entendido. Llegamos (finalmente son 45 dólares). Es una casa totalmente oscura en el medio de la nada, Norman Bates se sentiría cómodo aquí.

15. Encontrar las llaves. ¿Dónde está el buzón? Misterio, damos 3 o 4 vueltas y ya estamos desesperados cuando vuelvo a mirar en los apuntes de mi llamada y… ¡no era el buzón, era la caja de la luz donde me había dejado la carta con las llaves! Allí estaba, subimos y entramos.

Australia-YongalaDive-Habitacion

El día se acababa y el plan había salido, relativamente, bien. Anibal Smith habría estado orgulloso de nosotros. A ver qué tal mañana. ¿Se nos comerá un tiburón?

Ya sabéis que no nos comió… aunque por lo visto sí que hubo unos tiburones toro mientras buceábamos en el SS Yongala.

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Comentarios

  • 20 octubre, 2012 a las 17:25

    Esperemos que no os coman los tiburonos y poder seguir vuestro fantástico #koalatrip 🙂 La foto del atardecer lo vale!!

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    • Sara
      22 octubre, 2012 a las 10:05

      Tiburones hubo pero no nos dimos cuenta y parece que ellos pasaron de nosotros también por suerte 😉

      Responder