Viernes 19, ocho de la tarde en Airlie Beach. Nuestra segunda noche en la ciudad después de haber pasado la mañana en las Whitsunday. Seguíamos con la sensación de que los corales que habíamos visto no estaban muy «sanos» y nos quedaba la espina clavada de estar al lado de la Gran Barrera de Coral y no ver los corales que uno tiene en mente: llenos de colores. Todavía quedaba la opción de visitar las islas del arrecife sur, los cayos Capricornio –justo debajo del trópico del mismo nombre–. Como siempre hay que contratar una excursión y salen desde Town of 1770 –el primer lugar de desembarco del Capitán Cook, en 1770, en el actual Queensland– o Agnes Water –el nombre puede deberse a una goleta, Agnes, que desapareció en su costa, o a la hija de Daniel Clowes, cuya familia hizo crecer a la población–. A Town of 1770 no llega el autobús, descartado. A Agnes Water sí que llega pero sólo el que sale de Airlie Beach a las 23.45. Comienzan las dudas, las preguntas, los «y si…«, los «ya que estamos…» y cogemos el teléfono.
Llamamos a 1770 Backpackers para preguntar si hay excursiones a Lady Musgrave Island –la que parece más accesible, las otras son casi privadas–. Nos dicen que las hay, pero que hay que esperar a la mañana siguiente para contratarlo. Volvemos a pensar… Si salimos a la noche siguiente podríamos hacer la excursión el domingo por la mañana. ¿Seguro? Volvemos a llamar. La excursión sale antes de que llegue el autobús de Greyhound, así que, saliendo el sábado por la noche tendríamos la excursión el lunes lo que nos deja pocos días para el resto del viaje hasta Brisbane. Más dudas, más preguntas… y al final decisión rápida: reservamos el autobús para esa misma noche. En poco más de media hora hemos cambiado el estar en una habitación con una cama por pasar diez horas metidos en un autobús. Reservamos una noche en Agnes Water –si no podemos hacer la excursión al día siguiente nos iremos–. Llamamos al albergue de Airlie Beach, donde estamos, para preguntar qué hacemos con la llave, ya que nos vamos a ir antes de que abran la recepción y ya está cerrada. Todo arreglado, incluso vienen a devolvernos los 10 AUD de fianza. Doce horas después estamos en la recepción del 1770 Backpackers con nuestra excursión a Lady Musgrave Island contratada y dos noches reservadas en el albergue.
Agnes Water tiene la playa surfera más al norte de la costa este australiana –la Gran Barrera de Coral al norte impide que haya olassurfeables– pero no hay casi viento estos días y tampoco olas. De nuevo nos encontramos con una playa impresionante prácticamente vacía. A pesar de que la ciudad –siendo generosos– está llena de hoteles, moteles, albergues… no hay suficiente gente para llenar más de un par de decenas de metros de una playa kilométrica.
No tiene mal trabajo el vigilante, que sólo tiene que estar pendiente de un par de niños con sus tablas de surf.
La excursión a Lady Musgrave Island –la mujer del gobernador de Queensland de la época, 1803– la hace Lady Musgrave Cruises, no hay muchas más opciones (165 AUD con 15 AUD de descuento en el albergue). La isla en cuestión es la única con una laguna interior. En realidad no es del todo «interior», el arrecife ha creado una circunferencia y la isla está rodeada, tanto es así que sólo se puede atravesar esa barrera de coral por un punto.
No había más opciones para la excursión pero esta gente lo tiene muy bien montando. En el interior de la laguna tienen instalado un pontón al que amarran el barco nada más llegar. Divididos en grupos comienzan las actividades: una lancha lleva a un grupo a la isla para caminar por ella y conocerla; un barco semi-sumergido –con asientos por debajo de la línea de flotación y ventanas– sale con otro grupo para pasar por encima de los corales; y un tercer grupo se lanza a hacer snorkel. Éramos el tercer grupo, el del snorkel, y vaya que lo aprovechamos. Aquí sí se cumplieron nuestras expectativas: colores llamativos y tantos peces como en Whitsunday.
La isla nos mostró otro paraíso. ¿Cómo hacen para que cada playa sea más impresionante que la anterior? En este caso más vacía si cabe porque sólo nuestro grupo de 20 personas estaba pisando aquel pedazo de tierra en mitad del oceáno –más de dos horas de travesía a buena velocidad para llegar–.
El semi-sumergible tampoco se quedó atrás y nos confirmó que había tortugas en la zona. No las habíamos visto en nuestro primer snorkel pero sí desde el barco. Y tomamos nota de dónde estaban, además de preguntarlo, y para nuestro segundo intento fuimos a buscarlas. Las encontramos, bueno, a una, y estuvimos un rato nadando con ella. Hasta que nos salimos de la zona de baño y nos avisaron con la sirena desde el pontón.
El día acabó con otras otras dos horas de travesía hasta Agnes Water y con el autobús reservado para irnos a Hervey Bay al día siguiente… que no pare el #koalatrip.
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