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La lagoa das Furnas

El puente de la constitución de 2011 aprovechamos un oferta de última hora y nos marchamos a Azores, Portugal. La verdad es que no teníamos muy claro qué nos íbamos a encontrar allí pero, como siempre decimos, algo habría que ver. Así que nos plantamos en São Miguel, la mayor de las nueve islas que conforman el archipiélago luso. Lo curioso es que para llegar hasta allí primero la sobrevolamos hasta Terceria donde el avión hizo su primera parada y, posteriormente regreso a Ponta Delgada, la capital de la isla y una de las tres capitales del archipiélago, Ponta Delgada, Angra do Heroísmo y Horta

Una de las primeras cosas de las que nos hablaron que podríamos visitar fue Furnas, conocida por sus aguas termales y por su cozido, cozidos à Portuguesa (wikipedia en portugués) –cocinado dentro del suelo y con agua ligeramente ferrosa–. Allí nos dirigimos cogiendo un autobús desde Ponta Delgada –no nos gusta mucho conducir– con la intención de comer su plato típico y de visitar su laguna. Se puede alcanzar Furnas por el norte, por Ribeira Grande, y por el sur, Vila Franca do Campo.

Panorámica del lago de Furnas

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La lagoa das Furnas es fácilmente alcanzable en autobús. Poco antes de llegar al pueblo hay una parada en el inicio del camino que la rodea. Eso sí, hay que armarse de paciencia porque se recorre y se para en todos los pueblos, incluso dando un rodeo por la isla. Esto hace que, a pesar de parecer que por el sur el camino es mucho más corto, la duración del viaje es prácticamente la misma vayas por donde vayas.

Se puede pasear cómodamente alrededor del lago, siguiendo su rivera. En este camino se encuentra uno con una curiosa iglesia que parece trasladada de Suiza, dedicada a Nuestra Señora de las Victorias, mausoleo de José do Canto, importante terrateniente de la isla, intelectual y botánico (el jardín botánico de Ponta Delgada lleva su nombre).

Capilla de Nuestra Señora de las VictoriasEl camino entre árboles

Nos costó un poco más de lo previsto conseguir hacer el recorrido completo. Había llovido hacía poco y algunas zonas eran barrizales auténticos. Encontramos un túnel de vegetación que filtraba la luz del sol como en un cuadro, pero que hacía que el suelo no se secara.

Vegetación en el lago de Furnas

Salto en el lago de FurnasVegetación en el lago de Furnas

Panorámica del lago de Furnas

Para acabar llegando a la zona de las fumarolas, donde se hacen los famosos cozidos.

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A pesar de tratarse de uno de los grandes atractivos de la isla no encontramos apenas gente durante nuestro paseo. Sólo se oían los trinos de los pájaros y las hojas de los árboles mecidas por el viento.

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Comentarios

  • 5 abril, 2012 a las 09:02

    Es que parece tan tan tranquilo que hace honor a lo que conozco de Portugal, un sitio recomendable siempre

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    • 5 abril, 2012 a las 20:27

      Portugal es siempre una apuesta segura. Pienso que la cercanía hace que sea más desconocido de lo que debería. Es un poco la puerta de casa en lo que a países se refiere… Si vas a salir del país, vete lejos 🙁 y lo de al lado se deja de disfrutar.

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  • 5 abril, 2012 a las 00:05

    Unas imágenes etéreas, JAAC… preciosas!

    Por cierto… pásate por mi blog, que hay una «sorpresita» para ti 🙂

    Un abrazo

    Responder
    • 5 abril, 2012 a las 20:25

      Me ha gustado el adjetivo mucho: etéreas! 🙂
      Muchas gracias!!! para nosotros, que está el que salta y la que hace la foto 😉

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  • 4 abril, 2012 a las 11:38

    Qué fotos más bonitas! Y el famoso cozido cómo estaba???
    Saludos

    Responder
    • 4 abril, 2012 a las 17:23

      Muchas gracias!
      Son panorámicas de varias, si haces click sobre ellas te lleva a la grande en Picasa 🙂
      El cozido… jajaja, de comida hablamos otro día 😉 pero decir que llegamos a tiempo de probarlo en Furnas ciudad.

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  • 4 abril, 2012 a las 10:34

    Sí! Podemos oler las fumarolas!Muy buen recorrido multimedia!Y un lujo haber realizado el paseo casi en solitario…Eso hace que el lugar adquiera una dimensión inolvidable!

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    • 4 abril, 2012 a las 11:01

      Espero que las fumarolas no os molesten 🙂 que el olor tiraba para atrás! jajaja
      Nos recordó nuestra llegada a Petra a las seis de la mañana, un paseo en solitario por un sitio que es turístico le da otra dimensión al lugar. Mucho más íntimo y personal.

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