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Volviendo a Katmandú

Sábado, 03/04/2010 (y 3)

Pasamos el control de pasaportes, en el Aeropuerto Internacional Tribhuvan, y después el de equipaje de mano. Lo del equipaje es de broma. Hay dos filas una para mujeres y otra para hombres. El motivo es que el detector debe funcionar entre poco y mal y cachean a todo el mundo según pasa. Además de cachearte también te piden abrir el equipaje de mano. Otra demostración de que el aparato de rayos X tampoco debe andar muy fino. El porcentaje de mujeres que coge un avión aquí es mucho menor que el de hombres, no hay nadie en la fila de mujeres y la de hombres parece una manifestación. 

Tras pasar el control tampoco queda mucho más que hacer. Nos sentamos en la sala de espera. La pantalla sobre la puerta es de risa. No pone en ningún momento qué vuelo está embarcando o qué vuelo será el siguiente. Está la lista y son los de tierra los que van gritando el vuelo que está embarcando. La probabilidad de que pierdas tu vuelo es entre grande y muy grande. Cuando sale el vuelo anterior (este aeropuerto opera un vuelo por hora… o menos) nos sentamos en la primera fila de asientos para poder oírlo bien.

Nepal Katmandu Aeropuerto Carteles

El embarque te permite pasar de una sala de espera a otra. Queríamos entrar pronto para tener sitio para dejar las cosas (en salida de emergencia no puedes dejar nada debajo del asiento de delante) pero no ha servido para nada. Nos toca esperar en el siguiente nivel. Desde allí un autobús nos dio un mini paseo hasta el avión que estaba delante.

Es de los pequeños así que la salida de emergencia no da para tanto. Es más, la separación entre los asientos es casi la misma que entre el resto de filas. Tampoco tiene entretenimiento a bordo. Bueno, lo que tiene es que ponen una película (La joven Elisabeth, o algo así de la reina de Inglaterra) en versión original y para todo el mundo. Teniendo en cuenta que nos hemos levantado a las cinco de la mañana no estamos para hacer el esfuerzo de ver una película en versión original. Por no estar, no estamos para hacer ningún esfuerzo y nos dormimos hasta que llega la cena.

El vuelo, con tanto descanso, resulta bastante corto. En Doha tenemos casi tres horas de escala. Sara intenta conseguir la cena en la terminal, pero nos dicen que sólo la dan para escalas de más de cinco horas. Tendríamos que haber buscado un vuelo que hubiera llegado antes. Aquí sí que hay internet, pero no va muy fino. Tampoco tenemos ya nada que escribir o que leer… estamos de vuelta y en diez o doce horas podremos llamar por teléfono.

El avión sale con bastante retraso, por un lado mejor llegarán seguro los Symbios. Este avión sí que es de los grandes, pero no nos dieron la salida de emergencia. Han cambiado la programación y hasta tienen Avatar entre las películas. La cena ya nos la dieron antes, de hecho a la entrada del avión nos saludaron con un “good morning”: todavía no son las dos de la mañana, ¡qué buenos días!

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