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Bután (XII), Templo del hombre loco

Jueves, 25/03/2010 (3)

El camino al templo del divino hombre loco cruza unos campos de cultivo. Es más sencillo incluso de lo que nos dijo ayer, tampoco habían hecho falta las botas. Los campos del cultivo están trabajados en terrazas y Kuenzang nos dice que dan dos cosechas al año. El resto de campos del país sólo da una pero es que este terreno es especialmente propicio. De cualquier manera en lugar de sembrar dos veces arroz van alternándolo con otros cultivos como patatas o trigo.

El templo se construyó en 1.499. La historia del divino hombre loco es un poco extraña para nosotros. Se trata de un monje que llegó aquí desde Tíbet Según cuentan se movía como un loco y actuaba como tal. Una de las cosas más “locas” que hacía era pedir el mejor vino por las casas y las mujeres más hermosas. A mí eso no me parece para nada de loco, es más de listo que otra cosa, pero la manera de pensar de esta gente es muy distinta.

El templo es el de la fertilidad. Kuenzang además de querer convertirnos al budismo todo el tiempo y tratar de convencernos de venir al país con toda nuestra familia, también quiere que tengamos hijos. Ellos no entienden lo de estar casados (nos inventamos la boda y el viaje a Australia) sin tener descendencia. Los hindúes, como nos dijo Paras, tampoco lo entienden, es más el fuego que consuma el cuerpo de un muerto debe ser encendido por su hijo. Sin hijo no hay fuego ni reencarnación.

 

Hoy está también abierto, como el del Dachula, y en su interior se encuentra pintada la historia de este curioso personaje. Es toda una pared del templo y Kuenzang nos dice que es difícil de seguir porque va a saltos. La leyenda cuenta que en esta zona vivía un demonio que tenía aterrorizada a la gente. Cazaba sus animales y destruía sus propiedades, hasta que una noche mató a un ser humano y se lo comió. A partir de ese momento se fue comiendo a todos los habitantes uno a uno. Cuando sólo quedaba una anciana que sabía que esa noche ella sería la siguiente, apareció el divino hombre loco. La anciana le pidió que se fuera porque el demonio rondaba y se los iba comer a todos. Él le dijo que había ido para protegerles, que venía de Tíbet y que era un lama. Además aprovechó para pedirle vino dulce. Además de una estatua del divino hombre loco también hay una de su hermano, que también era un lama tibetano que impartía sus enseñanzas y recibía regalos a cambio. El divino hombre loco no estaba de acuerdo en “cobrar” aunque no dejaba de pedir vino y mujeres.

Por la noche cuando el demonio llegó a por la mujer golpeó a la puerta y le dijo: sé que estas ahí y he venido para comerte. El divino hombre loco abrió la puerta y le dio puñetazo que le rompió lo dientes. Lo venció y lo transformó en un protector de la región. El el “altar” del templo, además de una estatura del divino hombre loco y de otras estatuas de Buda, se encuentra una del demonio una vez transformado en protector.

Rodeamos el templo haciendo girar las ruedas de oración. Tres de los lados del templo están llenos de ellos y hasta comienza a dolerme el antebrazo. Aquí también hay un árbol de Buda. El motivo por el que tiene ese nombre para los butaneses es que fue bajo este árbol bajo el que Buda alcanzó la iluminación.

Ya toca visitar el Resort en el que dormiremos esta noche. Lo cierto es que cuando leímos el nombre pensamos que no sería gran cosa, que seria más el nombre que otra cosa. Es más ni siquiera sabíamos de la existencia de muchos hoteles en el país. Pero después de ver el de Thimphu sentimos curiosidad.

El hotel está más que en las afueras de Punakha, está fuera de la ciudad. Al llegar a un cruce con una flecha hacia la derecha que indica la ciudad giramos a la izquierda porque hay otro cartel que indica al hotel. Como el otro día nos cogen las mochilas sin que podamos impedirlo (tampoco es que esta vez lo intentemos mucho). Nos llevan a nuestra habitación. El hotel está formado por pequeños edificios de una planta con dos o tres habitaciones por cada uno. Las chicas que nos han traído las mochilas se están yendo antes de que dejemos las cosas nosotros. Como luego le irán con el cuento de que no les hemos dado propina al guía las paramos y les damos 10 rupias a cada una. Si es cierto que el sueldo medio son 100 al día, con mover diez mochilas ya lo habrán doblado.

La habitación no se parece en nada a la de ayer. Es mucho más pequeña y mucho más cutre. El techo ni siquiera es plano y los tres muebles que hay tienen pinta de haber vivido tiempos mejores. Al menos el baño está limpio y hay bastantes enchufes. Esta mañana mientras pasábamos por los bosques camino de Dachula Kuenzang nos preguntó de qué estaban hechos los muebles en nuestro país… Es increíble la cantidad de preguntas extrañas que es capaz de hacer este muchacho. Los muebles están hechos con madera de IKEA y los que no, están hechos con madera de la tienda de muebles. No creo que haya mucha gente que se preocupe por saber de qué material están hechos sus muebles, más del diseño y el color, pero ¿del material? Otra de sus preguntas brillantes de esta mañana en el dzong fue si en España y en Italia había fábricas de ropa y calzado. Sara le dijo que en Italia viven más de 60 millones de personas y que tienen fábricas de todo. Es más ropa y zapatos son de las cosas más conocidas de Italia y España. La gente de este país vive fuera del mundo, no saben nada de lo que hay fuera de sus fronteras. Sin embargo sí que lo ven. El otro día cuando estábamos pegando los sellos en las postales se acordó de un episodio de Mr. Bean en el que se mete en un buzón para robar un sello… ¿cómo puede hacerle gracia Mr. Bean a alguien que es tan religioso, con lo que de recto y respetuoso conlleva? También ve el fútbol. Preguntó si íbamos al campo a ver los partidos y cuando le dijimos lo que podía costar una entrada se sorprendió. Es más también preguntó de dónde sacaban el dinero los clubes para pagar esas cantidades: sponsors, merchandising, derechos de televisión y de imagen,…

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