Después de tantas flores volvimos a la ciudad de los canales (siguiendo el mismo procedimiento: autobús y luego el cinco, esta vez hasta el centro). Quedaba ya poco por visitar, pero después del madrugón pensamos que lo mejor sería endulzarnos un poco y nos acercamos a Holtkamp (Nieuwstraat, 4).
Desde allí y en vista de que cada vez hacía más frío nos fuimos a la fábrica/museo de Heineken, Heineken Experience. No nos gusta la cerveza a ninguno de los dos, pero parecía lo suyo sobre todo teniendo en cuenta que está en el centro mismo de la ciudad (Stadhouderskade, 78). El hecho de que costara 15 euros la entrada estuvo a punto de desanimarnos, que incluyera dos cervezas tampoco nos pareció tan motivante, pero allá el frío lo era mucho más.
Lo cierto es que el sitio merece la pena. Está organizado de manera que conoces la historia de la cerveza primero, el proceso de fabricación después (con explicaciones y hasta con una proyección 3D en el que te conviertes en agua durante el proceso), te muestran la publicidad de la marca a lo largo de los años (quién no recuerda el anuncio de frigorífico), una zona de juegos con futbolines para acabar en el bar.
Gerard Adriaan Heineken fundó la compañía el 15 de febrero de 1.864 con sólo 22 años. A pesar de desconocer por completo el negocio de la cerveza se planteó como objetivo fabricar la mejor de todas y mantener la mayor calidad posible. Para esto se rodeó de los mejores, incluyendo por primera vez científicos para mejorar el proceso de fabricación y aumentar la duración del producto final, lo que permitió llegar a países como Estados Unidos sin pérdida de sabor.
La sala justo antes del bar ofrece una proyección/anuncio continuo de la compañía en la que aparecen desde los conciertos patrocinados hasta los eventos deportivos y las fiestas.