Nuestro último día lo aprovechamos para acercarnos a la ópera de Palermo. Las escaleras del edificio se hicieron famosas en la película El Padrino III.
Y más calles con ese aire especial.
Cerca de uno de los mercadillos, una especie de rastro con objetos antiguos había un parque con uno de los ficus más grandes de Europa.
Por supuesto entramos en más iglesias, en Palermo hay una gran cantidad de ellas.
La vuelta a España tuvo sus complicaciones. El aeropuerto de Milan (Malpensa) que era en el que íbamos a hacer escala estaba casi cerrado por niebla (finalmente dejaron de salir vuelos para Milan). En el último momento conseguimos que nos cambiaran el vuelo Palermo-Milan-Madrid por un Palermo-Roma-Madrid, entramos casi de casualidad en el vuelo a Roma y conseguimos los dos últimos asientos en el Roma-Madrid. Eso sí, como para viajes cortos siempre lo hacemos sólo con equipaje de mano no hubo problemas con que la mochila acabara perdida en vete a saber qué aeropuerto.