Domingo 22/06/2008
No consigo dormirme, no sé qué me pasa. El sistema de entretenimiento del avión tiene más de 50 películas, así que hay mucho donde elegir. Aprovecho viendo tres películas hasta que caigo un rato. El piloto ha recuperado el tiempo y según las pantallas vamos a llegar a las 5:30 como estaba previsto. 5:30 hora europea, 6:30 hora tanzana. Nos traen el desayuno y aquí sí que triunfamos un poco. Los cubiertos que nos traen para el desayuno son de metal. Me los quedo como recuerdo.
En el avión el aire acondicionado estaba bastante fuerte y me da que hemos cogido un poco de frío los dos. Después de una semana en África sin agua y hechos un asco, la civilización nos va a enfermar. En Amsterdam tenemos poco más de una hora hasta el embarque en el vuelo de Madrid. Encontramos unas tumbonas estupendas y nos sentamos/tumbamos un rato. Nos levantamos rápido, porque si no nos quedaremos dormidos y acabaremos perdiendo el vuelo. He tenido que tirar los cubiertos porque después de pasar el control de pasaportes en Amsterdam hemos tenido que pasar otro control de equipaje. Ni me he molestado, los he tirado antes. Uno de los pasajeros de nuestro vuelo, que llevaba unas botellas de licor compradas en Nairobi, ve como sus botellas se quedan en el control. Lo de las tiendas de los aeropuertos es un timo enorme. Puedes coger cualquier vuelo con lo que compres en ellas, pero si tienes una escala y luego tienes que coger otro vuelo… como en el aeropuerto en cuestión te hagan pasar otro control allí que se quedan tus compras.
Como tenemos tiempo preguntamos en el mostrador si ha llegado nuestro equipaje. La simpática asistente de vuelo lo comprueba y nos dice que sí, que nuestros tres bultos están ya en el avión. El palote tanzano ha llegado hasta aquí y parece que va a llegar a Madrid al final.
Pues ya estamos en el último avión. Entre unas cosas y otras, empezamos el viaje hace más de 24 horas cuando cogimos el autobús para Nairobi. Cierto que hemos estado parados en el aeropuerto bastante, pero vamos, 24 horas van ya de viaje. En el avión nos dicen por megafonía que hay dos pasajeros que no han entrado y que tenemos que esperar a que saquen su equipaje de la bodega por seguridad. Salimos con más de media hora de retraso.
En este sí que me duermo, aunque no voy nada cómodo.
Bajamos en Madrid y vamos a la cinta de equipajes a ver qué sale. En principio, estaban los tres bultos, así que no hay mucha angustia. Los Symbios salen de los últimos. En el principio de la cinta, al lado de la pared hay un par de operarios de AENA que están esperando alguna maleta que supongo se habrá perdido en un vuelo anterior. Están en comunicación por radio con los que están fuera colocando las maletas. Cuando ya no quedan más maletas oigo por la radio de los de dentro:
– Ahí te va un palo.
¡Nuestro palote ha llegado! ¡Está ahí! Nos partimos de risa, nosotros, los de AENA que están a nuestro lado y los que están fuera que les oímos por la radio.
Vamos al metro y para casa. Se nos ha olvidado tomarnos la pastilla de la malaria con el desayuno así que habrá que comer algo al llegar a casa y tomarse la pastilla. Será nuestro recuerdo, tendremos que tomar la pastilla dos días más para recordar África.
Muchas gracias a todos por haber leído nuestras aventuras por África y por vuestros comentarios. Espero seguir «viéndoos» por aquí, ya sabéis mi blog os espera, y espero que os siga pareciendo interesante.
Por cierto, ya tenemos casi cerrado el próximo el viaje…