Jueves 19/06/2008
Otra vez arriba a las cinco y media. Hace un frío bastante considerable y nos volvemos a poner todas las capas de ropa en cuanto sacamos los brazos del saco. La manta la dejamos cerca también, no vaya a ser necesaria. Bryson el primer día nos dijo que aquí podríamos llegar a necesitar los sacos mientras hiciéramos el safari por la temperatura, cuando le dijimos que no llevábamos nada que abrigara más que una sudadera. El interior de la tienda tiene una capa de humedad de nuestro calor con el frío que hace fuera.
Al abrir la tienda no sabemos muy bien dónde estamos. No se ve nada. Hay una niebla espesa, espesa que no nos deja ver ni a dos metros de distancia. Lo bueno de la niebla es que con toda esta humedad hace menos frío del que nos temíamos.
Conseguimos orientarnos y llegar a la zona de comidas. Allí tenemos preparado el desayuno. Antes nos hemos encontrado con Simon y le hemos preguntado por nuestro 4×4 para meter las mochilas dentro: tenemos a los Symbios preparados, y todo lo demás (Okihita y Lowi2) también. Lowi2 es la mochila de la cámara reflex, una Lowe Pro, y es 2 porque es la segunda que compré. Simon nos dice que Bryson todavía no ha vuelto desde ayer por la noche… preocupante lo de este hombre. Pero que volverá enseguida, que desayunemos y dejemos las cosas en la tienda tranquilamente. Efectivamente, en cuanto empezamos a desayunar llega Bryson y le decimos que está todo preparado, metemos las mochilas en el coche y él se encarga de la tienda mientras acabamos de desayunar y recogemos los platos para que Simon pueda acabar antes.
Somos los primeros en salir del campamento. Pero la niebla sigue estando ahí. Nos preocupa que no se vea nada en el cráter, que no hay árboles que estorben pero con esta niebla tampoco vamos a poder ver. Al preguntar si dentro del cráter estará la cosa igual, Bryson nos responde que no sabe, que ahora veremos. Llegamos al camino de entrada, a partir de aquí hay que ir despacio porque la inclinación es bastante considerable. Lo bueno es que en cuanto empezamos a bajar por la ladera interior la niebla desaparece. Bueno, más que desaparecer se queda arriba. Pero el cráter se ve perfectamente con los animales corriendo, por ahora sólo se ven pequeños puntos, pero se ven. Suponemos que son ñues, son la mayoría, y también vemos el lago que hay dentro, que es casi rosa por la cantidad de flamencos que hay.
Cerca de uno de los lagos, hay varios y todos tienen la particularidad de que su agua es salada, vemos a un guepardo, cerca de una hiena. Esta vez sí, totalmente reconocible con los prismáticos e incluso con la cámara.
En el otro lago es donde están los flamencos, con una cantidad enorme de ñues y cebras delante de la orilla. Una imagen impresionante ver a los flamencos volar en formación encima de una alfombra de más flamencos.
Nos alejamos de los lagos y en mitad del camino Bryson para el 4×4 y nos dice que después de esto ya ha acabado su trabajo. Que allí al fondo, esos tres puntos negros que se ven… los dos de la izquierda son dos búfalos, y el de la derecha es un rinoceronte. Nosotros alucinamos porque no somos capaces de distinguir nada más que los puntos, pero cogemos los prismáticos y tenía razón. Ahí está el rinoceronte. La cámara también es capaz de sacar una imagen que deja claro que está ahí, aunque está muy lejos. Bryson nos dice que no es fácil verles muy de cerca, que no suelen acercarse a los caminos y que acercarse a ellos – es un 4×4 y puedes ir por donde sea sin que haya camino – es muy caro. Hay que pagar un permiso especial para salir de los caminos en el cráter, y en el resto de parques. Nos conformamos. La verdad es que al final hemos visto todos los animales.
Seguimos dando vueltas con el 4×4 y vemos cara a cara manadas de ñues (que cruzan la carretera corriendo delante de nosotros), cebras, antílopes, búfalos,… También a los hipopótamos en su charca. Cuando llegamos ya están todos dentro así que la foto del hipopótamo cerca y andando va a ser imposible, habrá que conformarse con la del zoo de Berlín. Otro grupo de elefantes y, para terminar, un silver cat, una especie de gato con pelaje de guepardo que es el único animal que caza delante de nosotros, un pájaro.
Bryson nos lleva a la zona de pic-nic. Hay una zona dentro del cráter en la que te puedes bajar del coche, hay baños y se aprovecha para comer. La verdad es que no acabo de entender por qué aquí sí te dejan bajar y en cualquier otra parte no, porque aquí tampoco hay vallas y si un felino quiere entrar podría hacerlo sin problemas. De hecho hay algunos monos por aquí cerca. Simon abre la cazuela y hoy tenemos ensalada de pasta, justo ahora le está echando mayonesa. Mala idea, porque a Sara la mayonesa no le sienta bien. Así que come muy poco. Pensamos que tal vez haya un segundo plato, pero hoy va a ser que no. El viaje se acaba y las raciones también van disminuyendo. Antes de darnos la comida Bryson nos ha comentado – no sé si en serio o en broma – que es mejor que comamos dentro del 4×4. Que los monos no se acercan a los negros porque les tienen miedo, supongo que les conocen, pero que a los blancos no les tienen ningún miedo y que, si les gusta la comida que tenemos en las manos vienen y nos la quitan sin más. No acabo de creérmelo, pero no me gusta comer de pie, así que, aunque sea con la puerta abierta, me siento en el coche para comer.
Al acabar la comida enfilamos al camino de salida del cráter. La subida nos lleva casi una hora. El camino es bastante complicado incluso para el 4×4. Las vistas son increíbles y, la verdad, es que da mucha pena pensar que esto se ha acabado. Mañana no habrá más visitas a parques y pasado comienza la vuelta para Madrid. Nos hemos acostumbrado a madrugar y a ver animales a todas horas, incluso dentro del camping, y no queremos volver. Sara está mal del estómago por la mayonesa y los movimientos del coche no ayudan. Al final decide comerse lo que queda de chocolate porque piensa que el dolor va a ser más por hambre que otra cosa y se acaba recuperando. Una vez fuera volvemos a parar en el mirador. Nos despedimos de Ngorongoro y de los animales. Antes de llegar a Mto Wa Mbo paramos en el mirador del Lago Manyara. Otra despedida, ahora sí que sí.
Le hemos preguntado a Bryson cuál es el precio adecuado para una manta masai. El primer día en Mto Wa Mbo nos ofrecieron unas y en un puesto el chico nos habló en español perfecto y al salir sin comprar nos dijo que estaría muy contento si decidíamos volver. Así que, visto que tampoco ha habido muchas otras oportunidades y que nos parece curioso tener una manta masai en el sofá queremos volver y comprársela. Nos dice que 10$ es un buen precio y que no son muy caras. No acabamos de entender qué se considera caro y qué se considera barato en Tanzania… para nosotros 10$ por la manta nos parece casi mucho (las hay a miles en todas partes), pero a él le parece poco. Bueno, pues intentaremos llegar a ese precio.
Primero vamos a una tienda de recuerdos que hemos visto al entrar en el «pueblo». Esta cerca y nos damos un paseo haciendo fotos a la gente que nos encontramos en la calle.
En la tienda nos encienden la luz y es enorme. Hay varias zonas: cuadros, figuras de madera, mantas, más figuras de madera, máscaras ceremoniales,… es enorme. Vemos unas figuras de guerreros masai que son muy curiosas, pero muy grandes para nuestra casa (no hay sitio en los 37 metros cuadrados para apoyarlas). De todas formas el vendedor nos insiste y acabamos preguntándole que cuanto cuestan. Nos dice que 180$. Vale, está claro que además de grandes son demasiado caras. Éste es el típico caso en que, por mucho que te pida tu precio el vendedor no hay que dárselo. No tenemos más que 100$ para todo lo que nos queda de viaje así que como mucho podríamos gastar unos 30-40$, hay que pagar la habitación del hotel de mañana y tener algo de dinero por si hace falta pagar algo en las fronteras. Insiste, pero nosotros le decimos que entendemos que tiene mucho trabajo y que es muy caro para nosotros, además de que no cabría en casa. Nos saca unas iguales pero más pequeñas. Iguales iguales no son, porque al ser más pequeñas les faltan detalles y tienen menos gracia. Nos dice que miremos más cosas, que cuanto más cojamos más nos baja el precio. Le decimos que miramos, pero que tranquilo. En todos los sitios en los que se pregunta el precio parece que todo el mundo da por sentado que por el hecho de que seas turista tienes un montón de dinero y puedes pagar lo que sea por los recuerdos. Hay algunos que valen un dineral – como estas figuras – porque tendrán su trabajo y por su tamaño. Lo aceptamos y sabemos que no podemos comprarlas, listo. Pero ellos siempre dan por sentado que es que quieres rebajar el precio y que, al final, acabarás por llevártelas. Pues no, les falta práctica para darse cuenta de cuando se regatea y cuando simplemente no se llega.
Vamos a ver las mantas, porque el resto de figuras de madera no nos motivan demasiado. Preguntamos por el precio de la manta. Estoy dispuesto a comprarla aquí en lugar de en el puesto del otro chaval, éste también ha sido muy majo y me da algo de cargo de conciencia. Nos dice que 15$ por la manta y por ahí sí que no. Nos pregunta nuestro precio y Sara, un poco quemada por lo pesado que se estaba poniendo, le dice que 5$. El tío nos la quita de las manos y se mosquea. La pone en su sitio y nos dice que a ellos les cuesta 5.000 chelines tanzanos hacerla, que eso ya son 5$. Aquí me toca la moral a mí, porque un dólar son más de 1.200 chelines. Pero bueno, decidimos irnos y punto. El vendedor nos dice que si es que sólo habíamos ido a mirar, que si no queremos apoyarles… y lo último que oímos es que mirar son dos dólares. No le hacemos ni caso y volvemos tranquilamente a la aldea. El chaval del primer día nos verá volver.
Lo cierto es que hoy no está el mismo del otro día, pero vamos para adentro. Encontramos una que nos gusta y le preguntamos el precio. Éste va más de sobrado todavía que el otro y nos pide 25$. Pues vas listo que ya estamos calentitos. Nos pide nuestro precio y le decimos que 8. Nos baja un poco y espera que subamos. Está claro que volveremos a Madrid sin manta y nos vamos de la tienda. Aparece otro corriendo detrás que dice que nos la deja en 15. Ni caso, seguimos andando. Baja a 10. Nos está empezando a molestar esta costumbre del regateo. Vale, que nos la da por 8. Fuera de la «tienda» vemos que la manta no es negra y roja sino azul y roja. Le decimos que queremos una negra y roja. No la tienen igual con negro. Tiene una con los cuadros más grandes, pero bueno, tampoco vamos a seguir así, hemos visto mantas de todos los tipos y ésta nos vale.
Volvemos al camping, para no salir más. Nos ha calentado un poco el regateo hoy. Dentro del camping también hay una tienda de recuerdos con lo típico: cuadros y figuras de madera, aquí no hay mantas. Vemos un cuadro que nos gusta. Preguntamos precio y nos dice que 35$. Como siempre le decimos que es mucho… que además es nuestro penúltimo día de viaje y que ya no nos quedan dólares. Le comentamos la posibilidad de cambiar con algo. Pero no hay manera de bajar. Dice que si cogemos más cosas nos baja el precio. Vemos a una pareja de masais que están bastante bien, pero claro, la idea es bajar el precio, no llevarse dos cosas subiéndolo poco.
Empezamos a hablar con él. Nos dice que Italia se ha clasificado, que ganó a Francia y que Holanda ganó a Rumanía el último día. Estaba claro, siempre hacen lo mismo. El próximo partido de España será el de cuartos, y él no lo tiene muy claro, pero yo estoy casi seguro de que nos va a tocar contra Italia. Se presenta un partido interesante. Nos pregunta si hemos visto los cinco grandes, y qué más animales hemos visto. Le contamos que hemos estado por campings públicos y que se ven unos lodges que son impresionantes, por la localización. De hecho hay uno en Ngorongoro que tiene la fachada directamente en el borde del cráter. Nos dice que lo conoce, que ha estado allí de vacaciones. Parece que las figuritas y los cuadros dan bastante dinero. Le preguntamos por el país más bonito de África, a parte de Tanzania, claro, y nos dice que los más bonitos son Zimbawe y Botswana. Ahora mismo Zimbagüe no está para muchas fiestas, pero lo tendremos en cuenta y así visitaremos las cataratas Victoria. A todo esto seguimos tratando de bajar el precio del cuadro de vez en cuando y él se mantiene bastante inflexible.
Entre unas cosas y otras hemos estado más de dos horas hablando tranquilamente. Entre medias ha llegado Bryson que nos ha presentado al que será nuestro guía de mañana. En la visita cultural no será él nuestro guía sino uno local. Hay una asociación cultural por todo Tanzania que explica la vida y costumbres. Con el dinero recaudado ayuda a la gente y fomenta la escolarización. La asociación es Cultural Tourism Programme y su página web es http://www.infojep.com/culturaltours/. Él se llama Senda y nos explica un poco lo que vamos a hacer mañana. Saldremos andando del camping y nos llevará a ver a la gente, los cultivos, entraremos en casas… esta parte durará unas dos horas, después llamaremos a Bryson que vendrá a recogernos con el 4×4 y nos llevará al masai boma (la aldea masai), allí nos contará las costumbres masais y veremos sus casas. La visita completa será de tres horas y nos recomienda coger crema solar, gorro y agua. ¡Ah! y nos dice que podemos hacer todas las fotos que queramos. Mañana nos encontraremos a las ocho de la mañana, así que el desayuno a las 7:15 para tener tiempo y no salir con la comida en la boca.
Después de eso Bryson nos traerá al camping, comeremos, recogeremos y saldremos para Arusha. Mañana volveremos a dormir en una cama y habrá un baño con agua caliente, ¡DUCHA!
Mirando en el puesto del camping veo una caja que me llama la atención. Me dice que es un juego africano, el Bao. Lo abre y coloca las piezas y me explica un poco cómo se juega. Empezamos a jugar. No es muy divertido, pero estoy a punto de ganar en un par de ocasiones. Por supuesto, él está más a punto de ganar que yo en más ocasiones. Le pregunto si esto acaba alguna vez, porque me da a mí que casi siempre acabará en tablas, y me dice que puede durar muchas horas. Demasiadas, porque Simon llega para decirnos que la cena está preparada y que se va a enfriar. Decidimos dejarlo en tablas, así podré decir que nunca nadie me ha ganado al Bao. A todo esto hemos llegado a rebajar el cuadro a 20$ y parece que de ahí no va a bajar. Así que lo compramos por 20$.
Mientras cenamos volvemos a cargar a Niki, que mañana en la visita cultural tendrá trabajo.