Ya es oficial. Ya están dados los pasos. Los papeles firmados. «El 99% de empezar un gran viaje es tomar la decisión». La nuestra estaba tomada hace años, tenía unos plazos y unos tiempos. La planificación era demasiado conservadora y, ya hace un año, hubo que corregirla. La bola de nieve ya había crecido hasta ser imparable y sólo podríamos controlar su velocidad por doce meses más.
Los doce meses han pasado y la velocidad ha subido un punto más. Dar el salto es algo que cuesta. La famosa zona de confort, el miedo a romper el status quo, las dudas de qué sucederá después… unido a las negociaciones, las ofertas, las contraofertas, las peticiones, el sentimiento de culpabilidad… y, lo más complicado, la incomprensión y el rechazo de la familia.
Eso sí, no somos los primeros que hemos pasado por esto. Conocemos a muchos que han dado el paso y que han cumplido su sueño. Todos han pasado por lo mismo que nosotros, o por alguna parte –puede que la situación laboral no fuera la misma, que los gastos fueran distintos, que las familias comprendieran y compartieran el sueño…– pero para ninguno ha sido, ni será, un camino de rosas.
Sabemos que muchos pensarán que estamos locos: dejar el trabajo para irse a recorrer el mundo no entra en los cánones estándar de cordura para la mayoría de la gente. Ni siquiera nosotros estamos seguros de estar “cuerdos”, pero estamos convencidos de que queremos probarlo. Un viaje largo es algo nuevo, emocionante y lleno de retos. Una manera de seguir vivos, algo por lo que llevamos levantándonos cada mañana y yendo al trabajo desde hace años.
¿Seremos capaces de aguantar tanto tiempo? ¿Acabaremos deseando volver a casa? El hecho de que nuestro sueño sea viajar sin prisas, disfrutando de nuestro propio tiempo sin tener la sensación de que es un tiempo que nos presta nuestra empresa y que cada minuto que pasa es un minuto gastado, no significa que el cambio no sea duro. Esa zona de confort incluye también la búsqueda de alojamientos, de transporte, de lugares… durante un máximo de dos o tres semanas. Lo hemos hecho bastantes veces y sabemos que podemos, que estamos cómodos haciéndolo. ¿Qué pasará después de ese tiempo?
¿Qué lugares visitaremos? ¿Con qué nos encontraremos? ¿Cuánto cambiaremos? Son preguntas que estamos deseando responder, porque la respuesta la encontraremos en nuestro viaje.
La publicidad está llena de frases lapidarias: Prefiero pedir perdón que pedir permiso; Es mejor arrepentirse de lo que has hecho que de lo que no has hecho; Just do it… Vamos a hacerlo. Nuestro viaje, todavía sin fecha concreta pero sí con mes de salida, será nuestro paso, nuestro riesgo y nuestra aventura, pero esperamos que todos vosotros queráis acompañarnos, aconsejarnos, asombraros a nuestro lado…
La charla de minube en Fitur dejó otra gran frase: Si no lo cuentas, no existe. Nosotros seguiremos contándolo y esperamos que vosotros sigáis ahí para venir con nosotros.