11 pueblos con encanto de Barcelona: del interior a la costa

En nuestros viajes por la provincia de Barcelona, tenemos que confesar que muchas veces nos hemos dejado llevar por la fascinación de las ciudades. Buscando edificios modernistas y obras de arte, llegábamos inevitablemente a las urbes, cunas de familias nobles y burguesas que podían permitirse contar con los grandes artistas de cada época. Pero también hay que desconectar de vez en cuando. Y para eso, ¿qué mejor que un pueblo? Más si está rodeado de naturaleza. Ojo, que en los pueblos tampoco falta el arte. Iglesias románicas, castillos, casonas medievales e incluso modernismo. Aquí tienes nuestros 11 pueblos con encanto de Barcelona.

Verás como te apetece reservarte un fin de semana en cada uno de ellos.

Rupit i Pruit: el rey de los pueblos con encanto de Barcelona

El “doble pueblo” de Rupit i Pruit nos gustó tanto que le hemos dedicado un artículo a él solito: Qué ver en Rupit i Pruit, Edad Media y naturaleza en Barcelona. El titulo ya lo dice todo, pero pásate a leerlo entero, ¿eh? Este pueblo tiene la mezcla ideal: un casco medieval con encanto y naturaleza en estado puro.

Por eso es uno de los pueblos más visitado por los barceloneses los fines de semana. Si puedes, como hicimos nosotros, pásate entre semana, lo podrás disfrutar sin aglomeraciones. Iglesias románicas, cataratas, vistas que quitan el aliento… y buena comida. ¡No le falta nada!

Tavertet: otro pueblo medieval rodeado de naturaleza

No muy lejos de Rupit i Pruit, está otro de los pueblos medievales de Barcelona que merecen una parada. Hablamos de Tavertet. Su casco histórico, alrededor de la bonita iglesia de Sant Cristófol, es muy pequeño. Vamos, que tiene poco más de tres calles. Pero, una vez más, la naturaleza que lo envuelve es el plato fuerte.

Los riscos de Tavertet, la vistas hacia el pantà de Sau, esa niebla que le da un toque de misterio… Te aconsejamos pasar aquí una noche, no te hará falta más para caer a sus pies. Muy cerca tienes otras joyitas como el monasterio de Sant Pere de Casserres –del que hablamos en nuestro artículo sobre el románico en la provincia de Barcelona– o el mismo pantano de la Sau.

Mura: otro de los pueblos más bonitos de Barcelona

Mura es otro de los pueblos con más encanto de Barcelona y de los favoritos de los barceloneses. Su casco histórico medieval parece salido de una película, pero Mura sigue muy vivo. Una vez más, nos gustó tanto que le hemos dedicado un artículo entero: Mura, un pueblo de Barcelona para saborear bocado a bocado.

Lo de los bocados no es solo figurado. Aquí también está uno de nuestros restaurantes favoritos de la provincia de Barcelona: el Cal Carter. Su riquísima comida, tradicional con toques modernos e ingredientes locales, fue el complemento ideal para el pueblo ideal. Callejuelas empedradas, antiguas iglesias, escaleras empinadas, pasajes cubiertos por bóvedas de piedra… ¿qué más se puede pedir?

Castellar de n’Hug: el pueblo, las fuentes del Llobregat y los ¡cruasanes gigantes!

Seguimos en el interior de Barcelona y nos vamos hasta otro pueblo: Castellar de n’Hug. Una vez más, no te va a costar pasear por todas sus calles, tampoco son muchas… Nosotros tenemos que decir que las recorrimos con más prisa de lo que hubiéramos querido: tenía toda la pinta de que fuera a llover de un momento a otro. No es que seamos muy perspicaces, pero los rayos y los truenos cada vez más fuertes no podían mentir. Con prisa y todo, no nos perdimos su plaza principal, con el bonito portal de la iglesia de Santa María. Ni sus ¡cruasanes gigantes! Sí, aquí no se andan con tonterías.

A pesar del tiempo, conseguimos incluso bajar –lo más rápido posible, eso sí– hasta las fuentes del Llobregat. Son accesibles desde el mismo pueblo a través de un camino muy sencillo –aunque la vuelta sea toda cuesta arriba–, es menos de un kilómetro y medio ida y vuelta. Nosotros estuvimos justo a finales del verano, cuando menos agua hay y, aunque el paraje seguía siendo precioso, no es la mejor época. No te dejes engañar por la poca cantidad de agua de nuestra foto.

Sant Jaume de Frontanyà: uno de los pueblos más pequeños de Cataluña

Si vamos en busca de pequeños pueblos, ¿qué tal el más pequeño de Cataluña? Vale, en 2018 Sant Jaume de Frontanyà perdió ese récord, en favor de Gisclareny –por cierto, hemos visto fotos y parece muy bonito, nos lo apuntamos para el próximo viaje a Barcelona–. Pero, aunque sea “solo” el segundo en eso, con 30 habitantes frente a 26, hay pocos pueblos que puedan jactarse de tener una de las iglesias románicas más bonitas de Cataluña. La iglesia del que fuera el monasterio de Sant Jaume de Frontanyà es una joyita. No es casualidad que también la hayamos incluido en nuestra selección de románico en la provincia de Barcelona.

Nosotros no fuimos en otoño, pero si tú vas en esa época, es un destino ideal para asistir a la berrea del ciervo. Lo tenemos apuntado para la próxima: solo fuimos de paso pero parece el lugar perfecto para desconectar un fin de semana.

Gósol: un pueblo con encanto entre Barcelona y Lleida

Gósol no es tan pequeño como Sant Jaume de Frontanyà, aunque metrópolis tampoco es, poco más de doscientos habitantes. Eso sí, tiene otra peculiaridad: a pesar de formar parte de una comarca barcelonesa, el Berguedà, pertenece a la provincia de Lleida. Así que no sabemos si es del todo correcto incluirlo en este artículo, pero nos vamos a tomar la libertad.

Este pequeño y tranquilo pueblecito de casas de piedra parece sacado de un cuadro. Y es que, además, tiene un museo dedicado a Picasso –aunque solo haya copias del autor–. Sí, ¡en este pueblo perdido en medio de la nada! ¿Por qué? Porque Picasso pasó aquí un par de meses en 1906. Las carreteras no eran las de ahora y llegó hasta el pueblo haciendo parte del trayecto en mula. Puedes bajarte el track de la ruta que hizo el pintor malagueño para llegar aquí. En cualquier caso, deberías explorar los maravillosos paisajes de los alrededores del pueblo, y por supuesto acercarte al Pedraforca.

Vic: más que pueblo, pequeña ciudad con encanto

Definir Vic como pueblo es un poco restrictivo, al fin y al cabo es la capital de la comarca de Osona. Pero bueno, tiene más o menos los mismos habitantes que mi pueblo, Jesi, y yo lo llamo pueblo, así que me voy a tomar otra libertad, que no se lo tomen a mal los vicenses. Sí que es verdad que su casco histórico no es muy grande y tiene “ambiente” de pueblo, aunque con bastante más vida. Su gran mercado es prueba de ello.

Además están el templo romano, los vestigios de la Vic medieval, el ayuntamiento y, por supuesto, la magnífica catedral con su campanario románico y el museo episcopal. Ah, no nos podemos olvidar de la llonganiza de Vic, el salchichón más bueno que hemos probado en nuestra vida. Aconsejamos vivamente la visita a la Casa Riera Ordeix y, sobre todo, ¡llevarse llonganizas como si no hubiera un mañana! Aunque bueno, luego descubrimos que en Madrid también las venden. Te hablamos de todo con detalle en nuestro artículo sobre qué ver en Vic.

Sitges: también hay pueblos bonitos en la costa de Barcelona

Todos los pueblos de los que hemos hablado están en el interior de Barcelona, ¿ es que no hay pueblos bonitos en la costa de Barcelona, con sus playas y todo? Por supuesto que sí. Empezamos por Sitges, uno de los pueblos más turísticos de la costa barcelonesa. Bueno, pueblo, una vez más nos tomamos la libertad de llamarlo así aunque sea bastante grande.

Sitges es famoso por su festival de cine, por ser un destino gay-friendly y por sus playas. Pero es mucho más que eso: tiene un casco histórico precioso, edificios modernistas y hasta puedes descubrir la cuna del ron Bacardí. Te hablamos de todo en nuestro artículo Sitges, más que un festival de cine.

Canet de mar: ¡que viva el modernismo!

Seguimos en la costa de Barcelona y nos vamos hasta la menos conocida Canet de mar. Aquí se encuentra uno de los edificios más curiosos e interesantes que nos hemos encontrado en nuestros viajes por la provincia de Barcelona: el castell de Santa Florentina. Siglos de historia, reforma modernista y ¡Juego de tronos! Si quieres saber más, te lo contamos en El castillo de Santa Florentina: modernismo y Juego de tronos en Barcelona.

En cuanto al pueblo, no tiene el encanto de las aldeas medievales del interior de la provincia, pero el mar es un punto a favor para los amantes de la playa. Además, tiene la mayor concentración de edificios modernistas de Barcelona, que no es moco de pavo. Entre ellos, no te pierdas la Casa museo Lluís Domènech i Montaner, de la que hablamos en nuestro artículo sobre edificios modernistas de la provincia de Barcelona. En él hablamos también de otros pueblos con joyas modernistas como Gelida o La Garriga, que el modernismo no es solo cosa de las grandes ciudades.

Cardona: un castillo y una ¡montaña de sal!

Cardona tiene un casco histórico pequeño pero cuco, con su iglesia gótica parroquial de San Miguel. Pero no estaría en nuestro listado de pueblos más bonitos de Barcelona si no fuera por las dos joyas que lo flanquean.

A un lado, el célebre castillo de Cardona, que alberga una joya arquitectónica: la colegiata de San Vicente, prototípica del románico lombardo en Cataluña. Al otro lado del casco histórico está la razón por la que los señores de Cardona se enriquecieron tanto como para levantar esa imponente fortaleza: la montaña de sal. Hablamos en detalle de ella y del castillo en nuestro artículo Cardona: un castillo, un parador y una montaña… ¡de sal!

La Colonia Güell: la más famosa de las colonias textiles de Barcelona

Nos vamos a tomar otra libertad. Y es que la Colonia Güell no es exactamente un pueblo, de hecho pertenece a otro pueblo, Santa Coloma de Cervelló. Eso sí, no hay muchos turistas que se acerquen al centro de Santa Coloma. Los que llegan hasta este pueblo, a solo media hora en tren de Barcelona, lo hacen para conocer la Colonia Güell y su joya arquitectónica: la cripta Güell, obra de Gaudí.

No vamos a negar que nosotros también fuimos en busca de lo mismo. Y no hubo decepción ninguna, todo lo contrario. La cripta Güell es una maravilla. Y hacerse una idea de lo que podría haber llegado a ser si Gaudí hubiera finalizado su proyecto inicial es sobrecogedor. Pero también es muy interesante recorrer la que fuera una gran colonia industrial y un verdadero pueblo al fin y al cabo: con su plaza, sus casas, sus tiendas, su escuela, sus bares, su teatro, etc. Te hablamos en detalle de ella en nuestro artículo Colonia Güell y cripta Güell: maravilla de Gaudí a las puertas de Barcelona.

De montaña, costeros y hasta colonias textiles, que no se diga que no hay pueblos para todos los gustos en Barcelona.