Qué ver en Parma, Italia: mucho más que Parmigiano…

¿Quieres saber qué ver en Parma o si merece la pena visitarla? Pues que sepas que Parma es una de mis ciudades favoritas de Emilia-Romagna, que es una de mis regiones favoritas de Italia, que es mi país favorito en el mundo mundial, por supuesto. ¿Por qué? Porque soy de ahí –no de Parma, pero sí italiana– y lo de ser imparcial no se me da bien. Parcialismo aparte, uno de esos detalles que me encantan de mi país es que, como hasta finales del siglo XIX no se unificó, antes había multitud de pequeños estados y, por ende, multitud de pequeñas capitales. ¿Qué tiene eso de especial? Que en cada una de ellas te encuentras con catedrales, palacios y joyas artísticas de todo tipo que no esperarías en localidades de ese tamaño.

Una de esas capitales, la del que fuera el ducado de Parma y Piacenza, es justamente la ciudad de Parma. Hoy es más famosa por el Parmigiano Reggiano o por el prosciutto di Parma –aunque sea para decir que el jamón español está más rico–, pero hay mucho más que eso. A ver si te convenzo al hablarte de todo lo que hay que ver en Parma…

Qué ver en Parma, Italia: lugares de interés y visitas obligadas en la ciudad

El centro histórico de Parma es pequeño y todo está cerca, pero no te dejes engañar: si quieres visitar bien todo, necesitarás tiempo. Aquí te dejamos un listado de lugares de interés imprescindibles que ver Parma, los que no deberías perderte bajo ningún concepto. Verás como esta pequeña ciudad emiliana te sorprende a cada paso. Con nosotros lo ha hecho ya dos veces…

El baptisterio de Parma: un pequeño prodigio del románico-gótico en Italia

Si sólo pasas unas horas en Parma, está claro que lo primero que tienes que hacer es dirigirte a la Piazza Duomo. Ahí, además del Duomo –la catedral– te encontrarás con la pequeña gran joya de la ciudad, una maravilla rosada de mármol de Verona: el battistero. Aunque no te guste el arte, no podrás dejar de emocionarte cuando entres en el baptisterio de Parma. Te encontrarás cara a cara con altorrelieves –con sus alegorías de los meses, estaciones y signos zodiacales– y frescos que te harán preguntarte cómo podían hacer eso en el siglo XIII.

Antes de entrar, tampoco dejes que “se te escapen” los relieves de los tres portales y las estatuas de los nichos. Nos comentaron que éstas últimas son de las más significativas del románico en Italia, que no es poco decir…

Los frescos de Correggio en la catedral de Parma, San Giovanni Evangelista y la Camera di San Paolo

El Renacimiento italiano no es sólo Miguel Ángel, Leonardo da Vinci o Rafael. Hay muchos otros artistas poco conocidos fuera de Italia –los italianos los estudiamos en el colegio, así que tenemos ventaja–. Uno de ellos es Correggio, un pintor del Renacimiento tardío o Manierismo –principios del siglo XVI– que trabajó mucho en la corte de los Farnesio, los duques de Parma.

Aunque no lo conozcas todavía, te aseguramos que merece mucho la pena ir a contemplar sus obras de arte. ¿Dónde? Fundamentalmente en tres sitios.

La catedral de Parma, un imprescindible que ver en Parma

El primero es el Duomo, la catedral de Parma. Los frescos de la Asunción de la Virgen en el interior de la cúpula son realmente hechizantes: sentirás casi la sensación de levantarte hacia esa composición con tanto movimiento.

La iglesia de San Giovanni Evangelista

El segundo es la iglesia de San Giovanni Evangelista. Ahí, una vez más, tendrás que dirigirte a la cúpula –y encender la luz– para encontrarte con su obra de arte: un fresco que representa la Visión de San Juan de Patmos. También hay frescos del pintor en los penachos –los evangelistas– y en una luneta por encima de la puerta de la sacristía –San Juan Evangelista de joven–.

Por cierto, si visitas la iglesia, no te pierdas, ahí al lado, la Antica Spezieria di S. Giovanni Evangelista (entrada: 2 €, gratis el primer domingo del mes/horarios: de martes a domingo de 8:30 a 14.00, última entrada a las 13:30), una antigua farmacia fundada por los benedictinos en 1201 y que funcionó hasta 1766. Cuando fuimos nosotros estaba cerrada, pero hemos escuchado hablar muy bien de este sitio.

La Camera di San Paolo

El tercero es la Camera di San Paolo –llamada también Camera del Correggio–, en el ex monasterio de monjas benedictinas de San Pablo y en particular en una habitación que perteneció a los aposentos privados la abadesa Giovanna da Piacenza. En los dieciséis “gajos” de la cúpula y en las lunetas te encontrarás con una de las grandes obras maestras del Renacimiento italiano tardío… ¡y con unos querubines muy monos! Vale, este último comentario no le habría gustado a mi profesor de historia del arte.

Por cierto, en el Prado y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando podrás encontrar alguna obra de Correggio, por si quieres “conocerle” antes de ir a Parma.

El Teatro Farnese: uno de los teatros más sorprendentes del mundo y algo que tienes que ver en Parma, Italia

Puede que sea uno de los teatros más fascinantes del mundo. Sin duda es el más sorprendente que hemos visto nosotros en nuestros viajes. Que esté “escondido” dentro del Palazzo della Pilotta de Parma ya le da un punto de intriga antes de entrar. Pero aseguramos que cuando metimos pie en él y nos encontramos con ese enorme teatro construido completamente en madera –sólo tiene decoración en estuco– nos quedamos literalmente pasmados. Es de principios del siglo XVII aunque fue reconstruido tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Una visita más que obligada en Parma.

El Palazzo della Pilotta y la Galleria Nazionale: más Correggio y la Esclava Turca de Parmigianino, icono de la ciudad

Si paseas por Parma no podrás dejar de fijarte en el Palazzo della Pilotta: ¡es enorme! Lo mandaron construir los Farnesio entre finales del siglo XVI y principios del XVII y hoy hospeda el Museo Arqueológico Nacional, la Biblioteca Palatina y una pinacoteca: la Galería Nacional, la única parte que visitamos nosotros.

Incluido en la visita a la Galería Nacional está el Teatro Farnesio, así que sólo por ello merece la pena entrar. Pero, además, te encontrarás con más obras de Correggio y obras de Parmigianino, entre ellas su autorretrato. Sí, lo sé, el nombre suena muy ridículo, pero es uno de los máximos representantes del Manierismo. Y su Esclava Turca es uno de los símbolos de Parma. ¡Su mirada y sus mofletes rojos nos enamoraron!

Y también hay obras de Leonardo da Vinci, El Greco, Van Dyck… una pinacoteca con la “p” mayúscula.

El Teatro Regio de Parma: la ostentación de los Hasburgo en Italia

Después de ver el Teatro Farnese, cualquier teatro sabe a poco, pero la visita al Teatro Regio, uno de los más grandes y con más tradición en Italia, también merece la pena. Este teatro de principios del siglo XIX mandado construir por Maria Luisa de Austria –segunda mujer de Napoléon I Bonaparte– es el prototipo de teatro neoclásico. Uno de esos lugares que quieren, y consiguen, sobrecoger.

Sólo se puede visitar con un tour guiado –eso sí, en italiano– y es muy curioso descubrir detalles como el funcionamiento del sistema de calefacción, lo que costaba entrar según la clase social o qué hacen los espectadores hoy en día si no les gusta las obras que están viendo.

El Parco Ducale y el Palazzo Ducale de Parma

Detrás del Palazzo della Pilotta un puente que cruza el río hasta el Parco Ducale, uno de los pulmones verdes de la ciudad. Merece la pena acercarse para ver el Palacio Ducal, aunque sólo sea por fuera.

Mapa con los principales lugares de interés que ver en Parma

Aquí tienes un mapa con los principales lugares de interés que ver en Parma, para que no te pierdas ni uno.

Qué ver cerca de Parma: el castillo de Torrechiara

El castillo de Torrechiara, a menos de 20 km de Parma, es otra pequeña perla muy poco conocida. Ya desde lejos impone, con sus torres y su diseño tan “típicamente de castillo”. Pero la sorpresa la encontramos dentro, en sus salas llenas de frescos renacentistas. El salón de los acróbatas y la cámara de oro son las más espectaculares, pero no te pierdas ni un detalle de ninguna.

No sólo cosas que ver en Parma… ¡una ciudad para saborear!

Parmigiano Reggiano, prosciutto di Parma –vale españoles, no es jamón ibérico, pero también está rico–, otros productos menos conocidos como el culatello di Zibello, el salame felino, los boletus de Borgotaro… Y luego helados, platos típicos como los anolini o los tortelli di erbette… No es casualidad que Parma haya sido elegida por la UNESCO, como Dénia, ciudad creativa de la gastronomía. Te hablamos de experiencias gastronómicas en la ciudad y sus alrededores en comer en Parma: uno de los templos de la gastronomía de Italia. ¡Porque no solo de iglesias y pinacotecas vive el turismo!

Dormir en Parma: el hotel Torino

Si te preguntas cuánto tiempo quedarte en Parma, pues depende… En un día puedes ver lo más importante –y volver a dormir, por ejemplo, a Bolonia–, pero si puedes quedarte una noche a dormir, podrás disfrutar de la ciudad con más calma y de los monumentos iluminados. Nosotros, que aprovechamos también para conocer los alrededores, sí que nos quedamos a dormir en Parma. Lo hicimos en el hotel Torino. La habitación que nos tocó era muy pequeña –en Booking, donde está muy bien valorado, hemos visto que tienen más grandes– y nada del otro mundo, y tampoco lo es el desayuno. Pero es un hotel de tres estrellas correcto, con precios razonables –aquí puedes consultarlos– y, eso sí, con una posición inmejorable: al lado de la Piazza Duomo y del Palazzo della Pilotta.

Parma es la prueba de que no conoces tan bien Italia como creías, ¿no?