La iglesia magistral de San Pedro de Lovaina

Nada más llegar, sabemos que te dirigirás a la Grote Markt, la plaza principal de la ciudad, un punto obligado que ver en Lovaina. Seguramente tu objetivo sea asombrarte con la imagen del ayuntamiento, el Stadhuis, una maravilla de estilo gótico flamígero. Pero, frente a él, descubrirás la iglesia de San Pedro de Lovaina que te obligará a girar la cabeza y distraerá tu atención de los cientos de estatuas de la fachada del ayuntamiento.

Te advertimos de que, además de robarle protagonismo al famoso ayuntamiento, también es una de las visitas obligadas en la ciudad por la cantidad de obras de arte que guarda en su interior. Tantas que “se ha convertido” en museo: el del tesoro de San Pedro. Sólo hay que cruzar la plaza, ¿te vas a quedar sin verla?

¿Qué es una iglesia magistral? ¿Cuántas hay en el mundo?

La iglesia de San Pedro de Lovaina es una iglesia magistral. Podrías pensar que el adjetivo se debe a que es ¿perfecta, majestuosa, asombrosa…? Pero no. Ese magistral recuerda al latín magister, maestro. Una iglesia recibía el calificativo de magistral cuando todos sus canónigos –el personal eclesiástico– eran doctores en teología, es decir, magistri.

Visto así no parece gran cosa, pero sólo hay dos templos con esta distinción en el mundo: la iglesia de San Pedro de Lovaina y la catedral de los Santos Justo y Pastor de Alcalá de Henares. ¿Cómo te vas a quedar con las ganas de poder presumir delante de tus amigos en el bar de haber visitado todos los templos magistrales del mundo?

Dentro de la iglesia encontramos una talla de la Virgen sentada con el niño en el regazo. No tendría nada de especial encontrar una Virgen en una iglesia, pero a los pies de ésta se lee “Sedes Sapientia”. Además de que sus canónigos eran doctores en teología, San Pedro es la iglesia de la universidad católica de Lovaina y, cada año, el rector y los profesores se acercan hasta aquí a venerarla vestidos con sus togas. ¿Has visitado alguna vez una iglesia más culta?

La historia de las iglesias de San Pedro de Lovaina

Si el ayuntamiento era gótico flamígero –también llamado brabantino o brabanzón, por ser típico del ducado de Brabante– y tiene un cierto aire a la iglesia… sí: la iglesia también es de ese estilo. Es más, su construcción, que se prolongó durante todo el siglo XV, fue supervisada por uno de los arquitectos que trabajó en la construcción del Stadhuis, Sulpitius van Vorst.

Antes de eso, como suele suceder con las iglesias, ya había un templo en ese punto. Una pequeña parroquia del siglo X que ardió hasta los cimientos a mediados XII. La cosa no podía quedar así y, en ese mismo momento, se decidió levantar una nueva iglesia con el estilo románico de la época. Para que no volviera a arder, se construyó con piedra en lugar de madera. Sin que se conozcan más desgracias, a principios del siglo XV, se decidió que había que ampliarla.

Como suele suceder en estos casos, no bastaba con volver a construir algo tan discreto como lo que había y se optó por un gran templo gótico. ¿Gran templo? ¿Dónde están las torres? Pues en ningún sitio. Las de la iglesia románica ardieron ya comenzada la construcción del nuevo templo y, a pesar de que se planearon tres torres –la más alta, con 170 metros, se habría convertido en la más alta de su tiempo–, no se llegaron a construir. El suelo era poco estable y, tras algunos derrumbamientos, se desterró la idea y, más tarde, en 1613, lo que quedaba de ellas fue derribado para evitar futuros accidentes.

No había acabado su cuota de desgracias en el siglo XVII. Durante la primera guerra mundial, un incendio arrasó el techo y, en la segunda, una bomba destruyó parte de su lado norte.

Vamos, que ha aguantado de todo para que tengamos la ocasión de visitarla.

La no torre de la iglesia de San Pedro y la UNESCO

Una de las curiosidades de la iglesia es que, a pesar de su “falta” de torres, está incluida en la lista de las 56 torres y campanarios de Bélgica y Francia declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.

El museo del tesoro de San Pedro

Tenemos que confesar que entramos dos veces en la iglesia. ¿Porque una nos supo a poco? Sí y no. La primera vez entramos solos por la mañana. Empezó a llover cuando estábamos frente al ayuntamiento y nos resguardamos en la iglesia. Ojo, que ya teníamos pensado entrar porque sabíamos que encontraríamos unas cuantas maravillas en su museo –en la zona del coro y el presbiterio– creado en 1980.

Cuadros, crucifijos, joyas, tumbas… lo que puedes encontrar en cualquier museo, aunque todo relacionado con la iglesia, por supuesto. El problema era que muchas cosas se nos quedaban cojas, sin explicación. Así que, por la tarde, le pedimos al guía que nos hiciera una visita rápida antes de recorrer con él la ciudad de Lovaina.

¿Cómo si no íbamos a estar seguros de cuál era la tumba de Enrique I de Brabante y su familia entre tanta capilla? ¿O a apreciar el sagrario gótico de Mathieu de Layen entre tanta obra de arte? Si quieres presumir con tus amigos del bar, tienes que saberlo todo.

El coro y sus “demonios”

Seguro que has visto muchos coros en iglesias y catedrales con sus sillerías para los canónigos. En la iglesia de San Pedro de Lovaina también verás uno… pero lo que lo hace especial son sus misericordias o paciencias: los soportes bajo los asientos que, al plegarse, permitían a los canónigos apoyarse y descansar mientras estaban de pie atendiendo a los oficios.

Demonios alados, bufones, sirenas, dragones, cerdos… ocultos por los asientos de coro y sobre los que los piadosos canónigos descansaban sus posaderas. Esas pequeñas libertades creativas que les permitían a los artesanos dentro de las iglesias…

La última cena de Dirk Bouts

La última cena de Dirk Bouts es la última de las grandes obras de los primitivos flamencos que sigue colocada en su lugar original. Dirk Bouts recibió el encargo de pintar este cuadro por la Confraternidad del Santo Sacramento de Lovaina para ser colocado en esta iglesia… y aquí sigue desde entonces. Esta pintura es la primera realizada al óleo que representa la última cena. Tenemos que confesar que, en la primera visita, no habíamos sido capaces de encontrarla, siempre es bueno que alguien te cuente cosas o, al menos, que te dirija en la dirección correcta.

Además de la última cena, se encuentra en la iglesia el tríptico del martirio de San Erasmo también de Bouts. La particularidad es que es un martirio inventado: San Erasmo fue martirizado en el siglo IV quemándolo con aceite hirviendo. No se sabe por qué, en el siglo XIV apareció una leyenda que hablaba de un martirio muy diferente: uno que se llevó a cabo mediante la extracción del intestino… Pobre San Erasmo, ¿quién le querría tan mal para inventarle semejante martirio?

La leyenda de la orgullosa Margarita

En una de las capillas del ábside, tras el altar, encontramos un cofre decorado con planchas metálicas. Éste fue uno de los motivos por los que quisimos entrar de nuevo con el guía: conocer esa historia.

Nos contó que representaba la historia de la orgullosa Margarita. Margarita ayudaba en el albergue de peregrinos de sus tíos en Lovaina. Los tíos habían decidido venderlo y, el día antes de cerrar, recibieron a un grupo de peregrinos que pidió cobijo. Margarita salió en busca de algo para que bebieran, puesto que el albergue estaba ya vacío. Mientras estaba fuera, los peregrinos, que eran en realidad ladrones, mataron y robaron a sus tíos. Al volver, Margarita fue arrastrada fuera de la ciudad, violada y asesinada. Tiraron su cuerpo al río Dyle.

El cuerpo, todavía con un trozo de la jarra en la que llevaba de vuelta la bebida, fue encontrado por unos pescadores que lo enterraron en secreto, temerosos de ser acusados del asesinato. Una luz salía del lugar del enterramiento, lo que se tomó por señal de santidad e hizo que, en el siglo XIII, cuando ocurrieron los hechos, se construyera una capilla dedicada a Margarita en la iglesia de San Pedro.

Eso sí, ni cuando nos la explicó el guía, ni ahora que la escribo, entiendo por qué era orgullosa la pobre Margarita…

Una de las dos iglesias magistrales del mundo, el último cuadro de los primitivos flamencos que sigue expuesto en el lugar para el que fue pintado, la orgullosa Margarita, los demonios del coro… tienes unos cuantos motivos para dejar de mirar el ayuntamiento y darte una vuelta por la iglesia de San Pedro de Lovaina.