Con más historia que en una película de romanos, Segóbriga es prácticamente una desconocida para casi todos. ¿Por qué? No lo sé. Será porque no la descubrió la National Geographic Society, será porque está en mitad de la llanura manchega y allí se espera encontrar sólo queso… El caso es que al pasear por los restos de Segóbriga uno puede sentirse Charlton Heston en Ben Hur. No le falta nada: teatro, anfiteatro, muralla, foro, hasta termas y es que hablamos de una ciudad –un municipium– de gran importancia durante los primeros siglos de nuestra era.
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Aquí había gente antes de Roma
Cierto es que fueron los romanos los que hicieron despegar el pequeño castro celtibérico –aunque seguro que los celtibéricos conquistados no pensaron lo mismo–, pero se han encontrado restos de la Edad del Bronce en la zona: un enterramiento del siglo II a. C.
Viriato –sí, el pastor lusitano del que hablaban en las clases de historia del colegio– llegó a atacar el oppidum o ciudad celtibérica, una vez tomada por Roma y siendo pieza importante en la conquista del resto de la península. La fama de Viriato fue el motivo por el que Segóbriga apareció en las crónicas romanas por primera vez.
El valor de Segóbriga: lapis specularis
Estar en un par de cruces de caminos romanos –Cartago Nova, Cartagena, con Complutum, Alcalá de Henares, Toletum, Toledo, y Segontia, Sigüenza– dio una gran importancia al oppidum, pero fue el descubrimiento del lapis specularis lo que la transformó en municipium. Un municipium con todas las de la ley: desde la muralla que separaba la parte urbana de la parte rural –condición imprescindible para ser una ciudad romana–, hasta el anfiteatro, el teatro, su foro… incluso un acueducto con el que llevaban el agua a la ciudad desde Saelices.
Pero ¿qué es el lapis specularis? Ni más ni menos que yeso. Pero un yeso transparente. Antes de que se supiera trabajar el vidrio en el mundo romano, era el lapis specularis lo que se colocaba en las ventanas de las casas. La construcción, siempre parece ser la construcción el motor de la economía de este país. En Segóbriga se situó la administración de todas las minas de la zona. Y con la administración y el material de construcción, llegaron los ricos para construir sus palacios en la recién nombrada municipium.
La historia sigue, Segóbriga…
¿A quién no le suena esto? Se encontró otro material más barato y fácil de conseguir para las ventanas romanas, la cantidad de impuestos que se pagaban en la ciudad se disparó, los ricos se marcharon y el opulento municipium se convirtió en un asentamiento rural. En pocas palabras: explotó la burbuja inmobiliaria entre el siglo III y el IV. No hemos inventado ni nuestras crisis económicas, los romanos ya lo hacían mejor.
Pero estar en esos cruces de caminos siguió haciendo de Segóbriga parada obligada. Primero pararon los visigodos, que construyeron una basílica y varias necrópolis. Después pararon los musulmanes –los visigodos para ese momento habían huido hacia el norte–, que dejaron una torre de vigilancia en lo alto de la ciudad. Y nadie más volvió a parar. Tras la Reconquista, fue Saelices –donde estaba el agua– la que se quedó con la población, mientras Segóbriga se quedaba con los restos, y ahora el Parque Arqueológico.
Parque Arqueológico de Segóbriga
Restos que, en aquella época, después de la Reconquista, no eran tales. Pero, como pasa en muchas ocasiones, no hay mejor cantera que las edificaciones abandonadas. Había que construir un monasterio en Uclés y, estando sólo a 10 kilómetros, ¿para qué dejar ahí esas piedras? Aún así, por suerte para nosotros, teatro, anfiteatro, muralla, foro, basílica… siguen en Segóbriga. Su conservación es buena y el Parque Arqueológico de Segóbriga se encarga de que siga siendo así y de excavar un 80% que todavía no se ha descubierto.
Ésta es la gran ventaja de Segóbriga frente a otras ciudades romanas: Segóbriga fue abandonada. Nadie construyó sobre esos monumentos, no llegó el asfalto, ni los edificios de quince plantas, ni los centros comerciales. Segóbriga es nuestra Pompeya sin volcán.
La visita al Parque Arqueológico de Segóbriga formó parte del blogtrip #temerecesunrespiro organizado por La Estacada complejo enoturísitco. Desde aquí agradecemos la atención y el cariño con que nos recibieron y trataron.
Cómo llegar al Parque Arequeológico de Segóbriga
El Parque Arqueológico de Segróbiga está a poco más de una hora y media desde la Puerta del Sol de Madrid. Se encuentra en la Carretera Carrascosa de Campo a Villamayor de Santiago, s/n 16430 – Saelices, Cuenca, por la salida 104 de la A-3.
Precios
Tarifa general: 5 Euros.
Tarifa reducida: 2,5 Euros (carné joven, carné de estudiante, familias numerosas y grupos de más de 15 personas con reserva previa)
Tarifa mínima: 1 Euro (niños de 6 a 11 años, jubilados y pensionistas y desempleados)
Entrada gratuita: niños menores de 6 años
Tarifa con actividad: 9 Euros