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Puno y los reinos Aimaras, junto al Titicaca

De nuevo transitábamos por lugares conocidos en nuestro viaje por Perú. Tras una noche de viaje desde Arequipa, llegamos de madrugada a la ciudad de Puno, capital del departamento del mismo nombre y puerta de entrada al Lago Titicaca. Cuatro años antes no llegamos ni a salir de la terminal de autobuses. Nuestro objetivo era el lago y, nada más llegar, contratamos un tour para hacerlo. Por eso, esta vez cruzamos la puerta en cuanto bajamos del autobús y, dando la espalda al Titicaca, nos dirigimos al centro de Puno y a viajar al pasado recorriendo las torres funerarias –chullpas– donde se enterraban los nobles de los reinos aimaras de Sillustani y Cutimbo. No podíamos despedirnos del país sin conocer una nueva cultura, la Aimara.

Puno Cutimbo Chullpas Salto

Reinos Aimaras

Cuando, alrededor del año 1200 –tras una tremenda sequía–, la cultura Tihuanaco colapsó, aparecieron los estados regionales llamados reinos aimaras. Su dios era el Sol y se comunicaba con ellos a través de los rayos. Como en culturas anteriores, sus lugares sagrados se localizaban en lo alto de las montañas, pero sólo en aquellas que recibían «los mensajes del Sol», es decir, donde se concentraban los rayos durante las tormentas. Dos de estos reinos se desarrollaron más que los otros: los Lupacas y los Collas.

Cutimbo y Sillustani

Dos reinos separados por pocos kilómetros y con las mismas creencias, que durante todo su desarrollo lucharon por conseguir los mejores lugares para sus ceremonias y sus chullpas. Mientras los Lupacas construían las tumbas de sus nobles en Cutimbo, los Collas lo hacían en Sillustani. Los dos con las mismas técnicas: torres para los jefes –dos o tres momias en las de los Lupacas y sólo una en las de los Collas– a base de rampas, y con la puerta orientada al punto en el que aparecía su dios cada mañana: al este. Apenas diferencias entre unas y otras, excepto que las técnicas mejoraban con los años y las piedras estaban más pulidas. Incluso los paisajes en ambas zonas son casi iguales con las lagunas –aunque en Cutimbo está prácticamente seco–.

Puno Sillustani Chullpas Laguna

En ambos lugares las chullpas tienen relieves de animales: monos –lo que demuestra que tenían relación con la selva– y viscachas –una especia de conejo de orejas cortas y cola larga– en Cutimbo; y lagartos, serpientes y pumas en Sillustani. Tanto Cutimbo como Sillustani fueron ocupadas antes de los reinos aimaras y posterioremente por los incas, con lo que hay construcciones con varios siglos de diferencia.

Puno Cutimbo Reino Aimara Colla Chullpa

Lago Titicaca

Cuatro años antes ya pasamos por el Lago Titicaca y las islas de los Uros, Amantaní y Taquile. En aquel momento las islas de totora de los Uros ya nos parecieron un poco «artificiales», casi un decorado de cine, pero no por eso pensamos que no hubiera que visitarlas. La totora es el material con el que se construyen las 62 islas que utiliza la comunidad de los Uros, a unos 45 minutos de navegación desde Puno. Pero no sólo es el material de construcción de la propia isla, también de sus casas y parte importante de su dieta. No se os ocurra comerla a vosotros porque nuestros estómagos no están preparados para eso. De hecho, en el momento en que visitamos la isla el estómago de Sara no estaba preparado para nada…

Lago Titicaca Isla Uros Familia

Las estupendas vistas de Taquile y Amantaní y la experiencia de vivir en la casa de una señora de la comunidad local –aunque sólo hablara aimara y tuviera el baño en el jardín cuando Sara estaba fatal del estómago– valieron la pena, tanto que queríamos volver al Titicaca, pero esta vez lo haríamos al lado boliviano.
 

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