Después de ver el cono perfecto del Cotopaxi el mundo de los volcanes ecuatorianos nos reservaba todavía muchas sorpresas. La primera ya fue asombrosa: ver la laguna del Quilotoa, con sus aguas de un turquesa tan intenso que casi deslumbra es una experiencia que nadie que visite Ecuador debería perderse, considerando además que está muy cerca de Quito.
Pero no todo puede ser bonito. Uno de los objetivos de nuestro paso por Ecuador, el salto entre el hemisferio norte y el sur en la Mitad del Mundo no se cumpliría. Y no por falta de tiempo ni de ocasión para visitarlo sino por falta de ganas…
El volcán Quilotoa, donde se encuentra y como llegar
Habíamos leído que recorrer el circuito Quilotoa era una de las mejores experiencias que se podían vivir en Ecuador. Se trata de un recorrido entre pueblos andinos que lleva unos tres días y en el que las principales atracciones son los mercados indígenas de algunos de sus pueblos, presenciar el auténtico estilo de vida de los habitantes de las tierras altas del centro de Ecuador y dejarse conquistar por la impresionante la laguna Quilotoa.
El circuito Quilotoa es circular, formando una parte del circulo la Panamericana, y sus etapas principales, todas en la región de Cotopaxi, son Saquisilí, Sigchos, la laguna Quilotoa, Zumbagua, Tigua, Pujilí y Latacunga. Para situarnos un poco en el mapa, Saquisilí, la población más cercana a Quito, se encuentra a unos 80 km (una hora y algo de viaje) de la capital. El problema es que el transporte entre los demás pueblos es irregular, no hay mucha variedad ni calidad de alojamiento y el recorrido lleva su tiempo –es posible también hacerlo a pie–. Es una ruta que hay que hacer con calma, en la que lo más común es acampar más que ir a un hotel, una experiencia auténtica que no todo el mundo está dispuesto a vivir. Pero hay una alternativa más cómoda: contratar uno de los tours al Quilotoa que salen desde Quito. Se trata de tours diarios en los que normalmente se visita un mercado –el jueves el de Saquisilí y el domingo el de Pujilí– y el plato fuerte de la zona: la laguna Quilotoa. Dejamos temporalmente de lado el espíritu aventurero, también por cuestiones de tiempo, y optamos por el tour. También es posible ir por cuenta propia hasta la laguna, cogiendo un bus desde la terminal terrestre Quitumbe hasta Latacunga, y desde allí otro a Quilotoa, pero sólo hay dos al día que hacen este último trayecto así que hay que informarse bien sobre los horarios y averiguar si es posible volver.
El mercado indígena de los jueves de Saquisilí
Nosotros fuimos un jueves así que visitamos el mercado de Saquisilí. Es uno de los mercados indígenas más importantes de Ecuador, según muchos el segundo después del de Otavalo, una de las primeras maravillas con las que nos topamos en Ecuador. En Saquisilí también visitamos el mercado de animales, en las afueras del pueblo, y luego el mercado de artesanía y comida en la plaza central.
Como en Otavalo, el día de mercado se reúnen centenares de personas de los pueblos cercanos para vender o comprar desde cuyes, vacas y cerdos vivos hasta comida y ropa. Grandes comerciantes y ganaderos al lado de pequeños campesinos, muchos –aunque en menor medida que en en Otavalo– con su ropa tradicional, muy diferente a la de Imbabura. En cualquier caso, si sólo tienes tiempo o ganas de visitar un mercado, debería ser el de Otavalo.
La bajada y subida a la laguna del Quilotoa
La gran estrella del circuito es probablemente uno de los atractivos más fascinantes de Ecuador: la laguna Quilotoa. Se trata de la caldera del Quilotoa, con un diámetro aproximado de 3 km, que se formó por el colapso del volcán como consecuencia de una fuerte erupción. Desde entonces, se ha ido rellenando de agua –incluyendo la del glaciar que albergaba el pico del volcán– llegando hasta una profundidad media de 240m y los minerales disueltos en ella le dan ese hermoso y característico color verde/turquesa.
Ya admirarla desde el mirador a 3.800 msnm es una maravilla, pero es posible también llegar hasta el agua con un paseo de unos 20 minutos de bajada y una hora más o menos de subida –también se puede subir a caballo por unos 8 dólares–. La subida es bastante dura por la altura y porque las cenizas del camino lo hacen resbaladizo y polvoriento, pero si se está en una forma medianamente buena no hay problemas.
Desde el fondo se pueden ver de cerca las fumarolas formadas por la actividad del volcán.
La Mitad del Mundo: como llegar y como irse… ¡rápido!
El salto con un pie en el hemisferio norte y uno en el hemisferio sur era casi una obligación en nuestro paso por Ecuador. Por ello, nos dirigimos hacia la mitad del mundo. Ubicada a 13,5 km de Quito, para llegar hasta allí se puede contratar también una excursión con una de las agencias locales que ofrecen tours por Ecuador o ir por cuenta propia, lo cual es muy fácil. Simplemente hay que coger el Metrobús (0,25 US$) en dirección norte hasta Ofelia, la última parada, y, desde allí, otro autobús (0,15 US$) hasta la misma entrada. Hay muchísimos y en total, desde el centro de Quito, se tarda menos de una hora y media y el precio es de 0,40 US$.
Así lo hicimos nosotros y, cuando llegamos, lo que nos encontramos fue una marea de coches aparcados, una cola con decenas de familias –la entrada cuesta 3 US$ y está abierto todos los días de 09:00 a 18:00 horas– y unas instalaciones que bien parecían las de un parque de atracciones… ¿qué hacíamos allí? Nada, así que nos dimos la vuelta y nos fuimos. La verdad es que no sabemos exactamente que nos esperábamos, pero desde luego ese ambiente no iba con nosotros.
No te pierdas nuestro resumen sobre qué ver y hacer en Quito.