São Luís y Alcãntara, historia de Brasil

São Luís do Maranhão, con su centro histórico patrimonio de la UNESCO, fue la siguiente etapa de nuestro viaje por Brasil. Volvíamos al asfalto y a la ciudad después de maravillarnos con los caprichos de la naturaleza en el Parque Nacional de los Lençois Maranhenses. Allí pudimos conocer, una vez más en Brasil, una ciudad llena de mixturas. Hay muchos ingredientes para poner en la coctelera y sacar el singular São Luís do Maranhão. Es la ciudad del bumba-meu-boi y del reggae –¡que aquí se baila agarrado! –; del catolicismo portugués, y del Tambor de Mina –por así decir el Candomblé de Maranhão, Piauí y Amazônia–; de los franceses, que la fundaron, de los portugueses, que la reconquistaron y le dieron su carácter, y de los holandeses, que la gobernaron durante tres años. Aquí hasta el guaraná es fruto de una mezcla y diferente: tiene color rosa, sabe a canela y se llama nada menos que Jesús.

De paseo por el centro de São Luís do Maranhão, conociendo su historia y curiosidades

Quisimos conocer más sobre una de las ciudades con más historia de Brasil por lo que nos decidimos a hacer un city tour. El guía era gran conocedor de São Luís y de su cultura así que las cuatro horas se pasaron volando.

Encarada al Atlántico –está localizada en una isla que tiene su mismo nombre, de hecho su nombre indígena era Upaon-Açu, que significa Isla Grande–, la vida de São Luís está intrínsecamente conectada con las mareas. Aquí las mareas suben y bajan nada menos que 7,20 m de altura y desplazan la línea de costa 3 km en horizontal durante 6 horas. Su puerto – de gran importancia en el Brasil colonial como centro de exportación de algodón y caña de azúcar– es el más profundo de América Latina, con nada menos que 45 m. Uno de los datos que más nos sorprendió: ¡hay 219 días de fiesta al año! Poco después del periodo del carnaval, empieza el del bumba-meu boi y así a seguir… Por supuesto en la mayoría de esos días se trabaja pero ¡los empleados públicos empiezan a trabajar a las 13h para poder disfrutar de sus noches de fiesta!

La ciudad fue fundada el 8 de septiembre de 1612 por una expedición de franceses capitaneada por Daniel de la Touche. El nombre, São Luís, era un homenaje al rey francés Luís XIII. Poco tiempo aguantaron los franceses en la ciudad, en 1615 fue conquistada por los portugueses. Los holandeses la gobernaron del 1641 al 1644 cuando volvió a manos portuguesas. A pesar de haber sido fundada por franceses y gobernada por holandeses, São Luís se considera una de las ciudades más «portuguesas» de Brasil y, a parte el nombre, no tiene ningún vestigio de su fundación francesa. Con el mayor conjunto arquitectónico portugués de Latinoamérica, quien la visite, y haya visitado también Lisboa, notará los grandes parecidos. Algunos en São Luís dicen que más que parecerse a Lisboa, es Lisboa que se parece a ella, ya que la capital portuguesa fue reconstruida en 1755 después del terremoto que la arrasó casi por completo. Además, en la época colonial, en barco se tardaban 40 días en llegar a Portugal y 80 en llegar a Río, con lo que muchos de los adinerados de São Luís iban a estudiar a Portugal. Por eso se dice que el mejor portugués de Brasil se hablaba allí. Llamada la «Atenas brasileña«, en el siglo XIX de aquí salieron muchos grandes escritores y poetas (Aluisio Azevedo, Graça Aranha, Gonçalves Dias, Coelho Neto, etc).

Andando por el centro, pudimos constatar que sus más de 3.500 edificios declarados patrimonio histórico son demasiados para ser bien mantenidos. La fuerte humedad daña sus paredes –por eso también los azulejos tuvieron éxito aquí–. En Brasil las obras de preservación y conservación del patrimonio histórico empezaron sólo en 1986 y no hay suficientes recursos, o no están bien distribuidos, para seguir manteniéndolas. Un detalle que nos suscitó mucha curiosidad: los cables de la luz son subterráneos en el área declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO mientras que en el resto del centro histórico van por las fachadas.

Durante nuestro paseo pasamos por palacios, iglesias, museos, plazas, calles, callejones, escaleras, solares… La catedral, antiguamente llamada Nuestra Señora de la Buena Muerte pero que los portugueses renombraron como Nuestra Señora de la Victoria en su reconquista de la ciudad, no tuvo la segunda torre hasta el 1922 ya que las iglesias con una sola torre no pagaban impuestos.

Siempre respecto a los impuestos, nuestro guía nos comentó que una casa se consideraba tal, por lo cual se tenían que pagar los impuestos por ella, si tenía una puerta y cuatro ventanas. Con una puerta y una ventana no se consideraba casa, así que no se tenían que pagar impuestos por ella, con una puerta y dos ventanas era media casa, y con tres ventanas 3/4 de casa, con la consecuente relación de pago de impuestos. También nos explicó como se llaman los diferentes tipos de casas coloniales: el sobrado es un edificio con una tienda a pie de calle y una planta para la vivienda; el casarão tiene una tienda a pie de calle y dos plantas arriba;y el solar es sólo vivienda (en portugués so lar = sólo casa).

Conocimos más sobre el bumba-meu-boi en el Centro de Cultura Popular Domingos Vieira Filh; vimos el Teatro Artur Azevedo –de 1817 el segundo más antiguo de Brasil después del de Ouro Preto y el más antiguo en funcionamiento – y el Palacio de los Leones (sede del Gobierno Estadual). En estos últimos dos tendríamos que haber entrado pero no pudimos por las protestas que había en Brasil…

Alcãntara

A poco más de una hora en barco de São Luís, al otro lado de la Bahía de San Marcos, se encuentra el pueblo histórico de Alcãntara. No es una visita imprescindible y no será el pueblo colonial más bonito que veáis en Sudamérica, pero si ya habéis conocido São Luís y seguís teniendo un día, puede merecer la pena, sobre todo para conocer más de su historia. Si vais por vuestra cuenta informaos bien el día anterior sobre los horarios del barco, ya que dependen de los de la marea. Otra opción es ir con una agencia para hacer también el city tour. Ya que la historia era lo más interesante del sitio, ¿qué mejor que te la contara alguien de allí?

En Alcãntara podréis ver el único Pelourinho –la columna utilizada para castigar los esclavos en público– que se ha conservado en Brasil (muchos eran de madera y fueron quemados en 1888 con la abolición de la esclavitud). Según el guía, al acabar la esclavitud, el Pelourinho de Alcãntara –de piedra– se rompió en tres trozos que fueron enterrados en sitios diferentes por esclavos liberados. Una esclava, antes de morir, reveló donde se encontraban, de forma que se pudieron recuperar las tres piezas y restaurarlo.