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Detalles de Bolonia

Cuando uno viaja a una ciudad un número suficiente de veces deja de mirar las cosas grandes para centrarse en las pequeñas. Los grandes edificios, las fuentes, las iglesias, las avenidas… dejan de ser una parte llamativa del paisaje para convertirse en algo conocido. Es en ese momento cuando los detalles saltan a la vista. La mirada tranquila, que no necesita atrapar todo el paisaje para recordar, vaga sin rumbo y encuentra esas cosas que se convierten en restos de la historia.

Nuestras visitas a Bolonia, la capital de Emilia-Romaña, son bastante habituales. Es una ciudad que nos encanta, en la que Sara ha vivido, que está muy bien comunicada con Madrid y con su pueblo, lo que nos permite hacer escapadas familiares de fin de semana. Este fin de semana ha sido una más y, como en las anteriores, no hemos dejado pasar la ocasión de volver a nuestros restaurantes preferidos, así como a la que consideramos mejor heladería del mundo. Pero ese paseo relajado nos ha permitido fijarnos en las aldabas y los adornos de las puertas.

Bolonia es una ciudad con una historia impresionante. Fundada por los etruscos se convirtió en un importante cruce de caminos para el imperio Romano en el siglo I a. C. cuando se construyó la Vía Emilia –que unía las actuales Rimini y Piacenza– y así se ha mantenido a lo largo de los años. En la actualidad, su estación de tren, es una de las más importantes de país.

Un dragón en la puerta siempre dice cosas buenas de los que allí viven

Es en 1288 cuando una ley obligaba a la construcción de un soportal delante de cada casa nueva. Estaba regulada tanto su altura, que debía permitir pasar a un hombre a caballo –2,66 metros–, como su anchura –los mismos 2,66 m–. Eso transformó a la ciudad en un conjunto de soportales tal que, a día de hoy, es la ciudad europea con más kilómetros, sólo en el centro histórico más de 38 km de soportales.

Esta protección de las puertas ha permitido que las aldabas y las decoraciones hayan llegado hasta nuestros días. En la Via Castiglione hemos encontrado desde cerraduras con caras hasta leones y unicornios.

La clásica con león mordiendo llamadorUna más actual y sencillaEn algunos casos no sólo la aldaba es antigua, también la propia puertaSencilla, pero todavía en usoOtro diseño moderno que mantiene la tradición vivaNo sólo de leones viven las aldabas, también hay unicorniosPasamos a la zona demoniaca...... llegando a los faunos

Otra puerta con historia, no sólo por su aldaba, también por su

Una cara de enfado para indicar dónde había que meter la llave

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Comentarios

  • 5 junio, 2012 a las 17:11

    La verdad es que no me fijé en esas cosas en mi viaje a Bolonia… aunque lo que sí que hice fui ir a la Osteria dell’Orsa y la heladería que dices… y la verdad es que en esa heladería puedo decir que he comido el mejor helado que he probado en la vida!
    Saludos

    Responder
    • 10 junio, 2012 a las 17:26

      Mari Carmen si es que lo importante es cuidarse 🙂
      La osteria dell’Orsa sería nuestra perdición en Bolonia si no fuera por la heladería!! jajaja Coincidimos entonces en que es el mejor helado del mundo el que sacan de allí. En este viaje tres helados en dos días!

      Responder
  • Henar
    5 junio, 2012 a las 13:55

    Qué curiosa entrada! Me encantan ese tipo de fotos… Habrá que ir a Bolonia!

    Responder
    • 10 junio, 2012 a las 17:24

      Hola Henar!
      Son esas cosas que, aunque te llamen un poco la atención según visitas la ciudad no lo hacen lo bastante para quedar guardadas en una foto. Sólo cuando la ciudad es ya una conocida es cuando estas cosas ganan protagonismo. Tengo pendientes un par de entradas de Noruega con fotos de detalles como estas 🙂

      Responder