Una de las preguntas que más veces oímos los que viajamos bastante es la de «¿cuál es tu próximo destino?«. Lo cierto es que siempre solemos tener una respuesta, porque nos gusta tener un viaje comprado para después. Volver de un viaje y no tener otro un billete de avión comprado es motivo de depresión post-vacacional. Más que motivo, es una razón que hace que sea más grande, la depresión post-vacacional siempre está presente, es eso que se tiene entre un viaje y el siguiente. Pocas veces nos hemos encontrado «en tierra» sin saber la fecha y el destino del siguiente vuelo.
Pero eso no significa que planeemos los destinos de alguna manera. No somos conscientes de que elegimos un destino hasta que no es demasiado tarde. Sólo cuando ya estamos mirando los vuelos a un destino, para ver el dinero del que estamos hablando, nos damos cuenta de que ya estamos decididos y de que, a no ser que el precio sea prohibitivo, ya no habrá vuelta atrás.
Hace años hicimos una lista de los destinos que queríamos visitar, una noche en barco da para mucho. Pero, con el tiempo nos hemos dado cuenta de que se nos quedaron fuera muchos. Es algo que revisamos de vez en cuando si no hay nada en mente, sólo como aperitivo, para que nos entre hambre de visitar.
En algunos casos se trata de un artículo leído en una revista. El viaje a Sudáfrica surgió por un reportaje leído sobre el buceo con tiburones blancos. Nos llamó la atención. Nos gustó la idea de vivir esa experiencia. Algo que nos pasa siempre es que, una vez surge un destino, todo parece dirigirnos a él. Vimos un reportaje en televisión sobre tiburones (Jesús Calleja tuvo la culpa). Y un par de fotos y vídeos más nos «obligaron» a tomar la decisión.
En otros casos son comentarios, familiares, amigos, blogs… Uzbekistán no es un país que uno tenga habitualmente en su lista de sitios a visitar pero si alguien dice que es bonito y que merece la pena ya está plantada la semilla del viaje. Unas fotos de la Plaza Registan, un campamento de yurtas en el que dormir… y el hecho de que no conociéramos a nadie que hubiera estado bien valía mirar los vuelos. Un buen precio acabó por decidirnos.
Las ofertas de las compañías aéreas no deciden sólo las escapadas y los viajes cortos. Un día en Bérgamo, en Santiago de Compostela, en Lisboa, en Santander… sólo se pueden hacer si el precio acompaña. Pero Perú, India o Noruega también se basan en esa oferta que llega por correo y que crea la necesidad de aprovechar la ocasión. Los que se van a Japón con Alitalia por los 200 euros saben de qué hablo.
Antes teníamos en cuenta el factor climatológico al decidir un destino. Con el tiempo hemos llegado a la conclusión de que, igual que siempre hay algo que ver en todas partes, siempre se puede disfrutar en cualquier época. Los -20º de Uzbekistán, los 45º de India, la bufera de Bologna… lo demuestran. Mientras no llueva todo lo demás le da encanto al viaje.
En conclusión: cualquier destino es bueno y en cualquier momento puede entrar en juego.
Y vosotros, ¿elegís los destinos? ¿en qué os basáis?