5% de descuento en tu seguro IATI por ser lector de SaltaConmigo.com

Urgut

Domingo, 06/03/2011 (2)

El hecho de que haya puestos de venta a lo largo de toda la calle principal y en las bocacalles no facilita para nada encontrar el bazar. Todo es bazar, pero aquí sólo hay comida. Se supone que hay una zona con joyería, alfombras y bordados, que es la que visitan los turistas. Como tampoco tenemos prisa, son menos de las nueve, nos metemos por la primera bocacalle a explorar.

Es la zona de galletas y comida seca. Acaba en una pared. Damos la vuelta para llegar a la calle principal otra vez. Probamos con el otro lado de la calle. Iremos por la izquierda. Desde la calle hemos visto una especie de techo con cúpulas que nos hace pensar que debajo estará la zona más importante. Llegar a la cúpula no es fácil. Las «calles» no son más que barrizales en el mejor de los casos, en el peor son láminas de hielo que resbalan y puedes acabar en el suelo sin darte ni cuenta. De nuevo más comida: ensaladas preparadas, frutos secos, frutas, verduras, especias… Pero también cosas de fontanería, enchufes, ropa, baúles, zapatos, utensilios de cocina… aquí hay de todo. De todo menos las joyas, las alfombras y los bordados.

Acabamos en otra calle ancha pero pensamos que es una paralela a la principal. La verdad es que no tenemos ni idea de dónde estamos con todas las vueltas que hemos ido dando por dentro. Nos volvemos a meter y ahora sí llegamos a la cúpula. Pero bajo la cúpula no hay nada nuevo, más de lo mismo. Seguimos hacia la calle y vemos una zona con alfombras. Son enormes todas. No teníamos pensado comprar ninguna porque no tenemos alfombras en casa, no nos acaba de parecer demasiado limpio, pero con el tamaño que tienen es imposible. Tampoco creemos que estos hagan envíos al extranjero.

YouTube video

Al haber encontrado las alfombras le damos otra oportunidad más y seguimos caminando sin rumbo. Llegamos a la zona de los bordados. Las mujeres, al vernos, vienen con sus manteles, o lo que sea, para ofrecérnoslos. Pero casi todos tienen manchas de grasa, como si llevaran años usándose y ahora los quisieran vender. De acuerdo que tampoco usamos mantel y eso limita nuestro interés, pero con ese aspecto no pensamos que ningún turista los compre. Los que están en los puestos tienen mucha mejor pinta.

Sara le hace gestos a una que lleva sus bordados, le indica que busca collares. Nos hace el gesto de que la sigamos y al llegar a otro puesto de bordados le dice a la que lo gestiona que levante las telas. Debajo están los colgantes, los pendientes y los anillos. Pero, al igual que los bordados, tienen pinta de estar usados y de ser de chapa mala. Un par de puestos más adelante encontramos uno que no tiene su mercancía tapada. Pero tiene el mismo aspecto. Cosa que no les debe importar a los locales porque estaban allí comprando. Esto era lo único que podíamos haber comprado, pero, como lo demás, no tenía el aspecto adecuado. Uzbekistán será, si todo sigue así, el segundo país después de Sudáfrica en el que no compremos nada.

Ya hemos encontrado parte de lo que buscábamos, aunque la zona de joyas de oro o, al menos, buenas no la hemos visto y la cantidad de gente que hay aquí es agobiante. Por otra parte los Quechuos se van hundiendo en el barro o resbalando en el hielo sin remedio. Salimos a la calle principal a ver que marshrustka nos lleva a Samarcanda de vuelta.

Frente a las Damas hay un saco de obra de los grandes lleno hasta arriba de algo que parecen gusanitos, pero enormes. La señora que los vende mete un cubo de los de fregar el suelo, lo llena y lo vacía en una bolsa a la que hace un nudo. Ésa es la unidad mínima de compra: un cubo de gusanitos.

En cuanto nos ven aparecer nos preguntan “Samarqand?”. Va a ser fácil. Nos piden 5.000 pero les decimos que para venir hemos pagado 4.000. Hemos pagado más porque hemos acabado viniendo en el coche compartido, pero el de la marshrustka nos pedía eso. Conseguimos el precio de 4.000. Somos los primeros, nos sentamos atrás del todo y a esperar a que esto se llene.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

No hay comentarios