Había llegado el momento de salir de la catedral, pero por la fachada occidental: la plaza del Obradoiro. Es obvio que la fachada medieval ha sido modificada, de hecho sólo se conoce por dibujos de Vega y Verdugo. Las primeras reformas tuvieron lugar en el siglo XVI y a principios del XVII Ginés Martínez construyó la escalera renacentista por la que, en la actualidad, se accede a la catedral. En 1738 la antigua fachada fue derribada y, Fernando de Casas, realizó la actual barroca caracterizada por sus vanos y gran riqueza decorativa; enmarcada por las torres de las Campanas y de la Carraca.
El nombre de la plaza, Obradorio, en gallego “taller”, hace referencia al taller en que los canteros transformaron la plaza durante la construcción de la fachada barroca. Para hacer frente a los trabajos de rehabilitación con personal experto se lleva a cabo un concurso anual de canteros que devuelve a la plaza su obradorio.
En un primer momento la catedral acababa con el Pórtico de la Gloria. Fernando II, en 1168, encarga al Maestro Mateo el cierre occidental. Las inscripciones del mismo indican que los dinteles fueron colocados por el Maestro 1 de abril de 1188. Para proteger su deterioro es por lo que se fueron realizando reformas hasta cubrirlo por completo.
La fachada de la Catedral de Santiago de Compostela es un símbolo conocido a nivel mundial, tanto es así que se utiliza en las monedas de céntimo (1, 2 y 5) españolas.