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Perú (XLI), taller de oro

Miércoles 13/05/2009 (y 3)

A menos de veinte metros está el taller de extracción artesanal de oro, esos a los que los mineros informales llevan el mineral que extraen de las montañas para sacar el oro. Nos explican todo el proceso desde el comienzo de la extracción en la montaña hasta la consecución de la pepita. Es bastante distinto a lo que uno puede pensar. Para empezar cogen un par de kilos de mineral y lo convierten en polvo, en un plato cónico de caucho van colocando el polvo con agua, al ser el oro más pesado queda en el centro del plato. Si este primer examen demuestra la existencia de oro siguen excavando hasta juntar unos 60 kilos de mineral que cargan en un saco sobre sus espaldas hasta la carretera. En la carretera les recogen furgonetas que les llevan a los talleres.

En los talleres los trozos grandes se convierten en polvo, primero se trituran y luego se meten durante dos horas en un molino con bolas de hierro.
Aquí llega la parte más dura. Durante cinco o seis horas un minero debe «bailar» sobre una tabla que mueve una gran piedra en un mortero. En el fondo del mortero se colocan 20 kilos de mineral en polvo y se van añadiendo dos litros de mercurio, el único mineral líquido que atrapa las partículas de oro, a pesar de ser tóxico. Después de esas horas recuperan el mercurio y lo filtran con trapos de seda impermeable que filtra el mercurio y hace que el oro quede en la tela, de manera manual. De 30 o 60 kilos de mineral consiguen finalmente uno o dos gramos de oro, que se venden a 10 dólares el gramo.

 

YouTube video

También hay tienda, por supuesto, y es bastante barata, todo oro de 14 quilates. El oro no nos acaba de llamar pero también tienen llaveros de mineral y mineral pulido con los dibujos de las líneas de Nazca. Aquí no hay visa y sólo tenemos 50 soles. Nos propone llevarnos lo que queramos y que después le paguemos al guía, cuando nos lleve a un cajero. Está claro que se fía de él. Nos lo llevamos.

Nuestra intención es ir a un cambio no a un cajero, pero el guía nos explica que en Nazca no hay oficinas de cambio, que la gente cambia en la puerta de los bancos. Cambian en la puerta, pero el cambio es muy malo, nos ofrecen 3,65 cuando el oficial de esta mañana era 4,11. Mejor sacar de un cajero, porque en la única «medio oficina de cambio» sólo trabajan con dólares, no euros. El cajero nos cobra 7,50 soles de comisión por 200. Haciendo cuentas sigue siendo más rentable que cambiar en la calle.
Habíamos preguntado ya si los billetes se podrían pagar con tarjeta y nos habían dicho que sí. Los pagamos y facturamos las mochilas. Pagamos al guía para el minero y le damos una propina por todo lo que nos ha ayudado. A partir de aquí hacer tiempo hasta que salga el bus. Caminamos por la calle principal, compramos algo de comida y un helado. Nos sentamos en un banco y dejamos pasar el tiempo hasta las cuatro y media.

A las cuatro vamos a la terminal. Hay un montón de guiris como nosotros y los Symbios ya no están tras el mostrador, confirmo que están en la bodega del autobús. El autobús es de los cama y semi-cama, pero en esta ocasión estamos en la planta de arriba semi-cama. Aunque ha sido bastante caro, 35 soles, para poco más de tres horas y media. Una vez dentro nos ponen un vídeo con las instrucciones de seguridad, mucho más largas que las de un avión.

Next es la película que nos ponen en los monitores. A esta hora no tenemos sueño y la vemos entera. Parada en Ica. Suben bandejas de comida y algún pasajero. Al arrancar nos ponen Fracture (Crimen perfecto) de Anthony Hopkins y ésta no acabamos de verla.
La parada en Paracas es en mitad de la nada. Todo está oscuro y llevamos un rato por un camino de tierra dando saltos. Se supone que la parada del bus es en el hotel Paracas y lo hemos pasado hace un rato y, a decir verdad, no tenía muy buen aspecto. Finalmente para en mitad de la nada. La terramoza informa de que hemos llegado, ¿a dónde? Bajamos y hacemos cola para coger los Symbios. En el autobús iban unos franceses que llevan unas mochilas muy parecidas y será mejor estar atento, aunque cada vez que te dan un equipaje comprueban el número de tu billete. Otra de las medidas de seguridad es hacer una foto o grabar en vídeo a cada uno de los pasajeros. Las dos cosas las hacen en todas las compañías.

Además de los viajeros «luchando» por sus equipajes están los que ofrecen hostales, hoteles, excursiones,… Como en todas partes al principio son bastante pesados. La verdad es que les necesitamos porque no sabemos donde estamos, ni donde está el centro, ni donde hay alojamientos. Nos dejamos querer por uno que nos dice que nos lleva al centro y nos enseña un par de hostales, si no nos interesa ninguno podemos seguir buscando sin compromiso y sin tener que pagar nada. Según él los taxis nos cobrarían un mínimo de tres soles por llevarnos. Nos lo cobrarían si los hubiera, porque nosotros no vemos ni uno. Montamos dejando claro que si no nos gusta no tendremos que pagar nada por el transporte.

Esta gente tiene que pensar que somos todos uno bordes maleducados, pero no estamos acostumbrados a que la gente trate de ayudarte de una manera tan “intensa”. Es más, si en Europa alguien te trata de ayudar así lo más probable es que tenga intención de robarte. Tenemos grabado en el instinto de supervivencia no fiarnos de las gangas. Con nosotros viene otra chica que necesita que la acerquen al centro aunque ya tiene hotel. Al pararnos en el hostal “El refugio del pirata” parece que van a llevar a la chica. De eso nada, pase que vengamos contigo, pero lo de dejar que te lleves la furgoneta con los Symbios sin nosotros no entra en nuestros planes. Nos dicen que no, que la furgoneta no se mueve, que el centro está al lado y que irán andando.

Subo con el conductor a ver la habitación mientras Sara se queda junto las mochilas. Sí, demasiado desconfiados, pero más vale prevenir que cuidar y lo tenemos a fuego. El conductor me dice que entiende que vengamos de Nazca y que estemos atentos a todo, en Nazca no hemos ido al centro pero parece que hemos hecho bien, pero que en Paracas no hay delincuencia, que es muy tranquilo, que le he preocupado.

Me enseña la habitación. Está arriba del todo, frente a la terraza donde se sirve el desayuno. La cama es enorme, tiene tres almohadas. Hay televisión por cable con el decodificador en la habitación. Baño privado con agua caliente. Incluso un ventilador para el calor. El precio es de 70 soles. Es la mejor habitación que hemos visto, incluso mejor que en Nazca, y no es muy cara. De todas formas sabemos que ya no va a llegar nadie más y que si la habitación se queda vacía es dinero que pierden. Lo hablamos y decidimos recoger las mochilas para pensarlo.

La oferta llega a 60 soles si contratamos con ellos las excursiones a las islas Ballestas y la reserva natural de Paracas. Tenemos que contratarlas con alguien, se hacen en lancha una y obligatoriamente con guía la otra. Lo que no sabemos es qué precio tendrán. Nos las ofrecen por otros 60 soles por cabeza. Un total de 180 soles. Como hemos tenido que pagar en metálico en Nazca no tenemos tantos soles. Aquí tampoco hay oficina de cambio y nos dicen que desde el terremoto tampoco hay muchos sitios que acepten visa.

Nos ofrece cambiar euros a 3,90 (el oficial es 4,11 pero ya es mejor que los 3,65 de Nazca). Se queda en unos 45 euros. Nuestra oferta final son 40 euros y 20 soles. Aceptado. Pagamos y aprovechamos para cambiar 40 euros más a soles a 3,90.

Mañana tenemos que estar en la puerta a las 7:45 para la excursión a las islas. La otra se hace a continuación lo que nos permitirá coger el bus para Lima mañana por la tarde. Con el tema del paro que nos pilló en la carretera no queremos alejarnos mucho de Lima cuando queda poco tiempo para el vuelo, además de que no sabemos si Air Comet no decidirá volver a cambiar el vuelo en cualquier momento. Cuatro días en Lima pueden ser muchos días.

Compramos agua y damos una vuelta por el pueblo. Cerca de la plaza de armas, en una pista de fútbol sala encontramos varios chiringuitos de comidas. Elegimos uno al azar, Bar Cevichería Las Olas, y con la carta y la ayuda de la cocinera nos decidimos por un arroz con marisco, un arroz chaufa y un pescado a la plancha. El arroz chaufa lleva huevo, pollo, perejil, pimiento, algo de apio y está muy rico, la cantidad de pollo y la ración en general es enorme, no hay manera de acabarlo. La cantidad del arroz con marisco también es muy grande y Sara tampoco puede. El pescado a la plancha es lenguado. Exquisito también y acompañado de arroz cocido. En este caso ese arroz se quedó todo en el plato. Le damos la enhorabuena a la cocinera y le pagamos los 40 soles que ha costado todo.

Con todo lo mal que está la ciudad nos hemos encontrado con un montón de gente: los italianos que vimos en el tren cremallera a Aguas Calientes, y los que estaban tratando de colarse en la cola de facturación en Bajaras.

Vuelta al hostal y a dormir.

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Comentarios

  • JAAC
    22 julio, 2009 a las 12:12

    Nosotros lo miramos directamente en google, en la caja de búsquedas pones 1 EUR in XXX (siendo XXX el código de la moneda en cuestión) y te da el cambio. No es un cambio en tiempo real, pero como en las casas de cambio tampoco te van a dar el oficial al momento es suficiente para hacerse una idea. Si quieres algo más actual puedes ir a http://www.xe.com.

    Por cierto, el código del nuevo sol es PEN.

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  • Alicia32
    22 julio, 2009 a las 11:09

    ¿Pero vale cualquier pág web de cambio de moneda?

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  • JAAC
    22 julio, 2009 a las 11:03

    El cambio lo mirábamos en Internet. Si no era en el portátil en alguna red abierta, en las recepciones de los hoteles siempre había. Ese día lo miramos en el hotel de Nazca antes de salir y lo confirmaron los de Paracas en su ordenador.

    Somos desconfiados porque en occidente la gente es mucho menos amable y si lo es es porque busca algo, bien sea robarte o un beneficio. Lo de regatear en occidente tampoco es posible. En EEUU (o en Francia, París fue mi siguiente destino después de Perú) no es que te dejes llevar y pagues mucho por lo mismo, es que no hay opción para el regateo: si te parece bien ok, si no vete a otro sitio porque no vamos a bajar el precio por ti. Se hace, pero sólo en los grandes contratos o compras masivas. Está desterrado de la cultura del «primer mundo».

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  • Alicia32
    22 julio, 2009 a las 10:42

    jaac, ¿en qué sitio ibas viendo el cambio de moneda?
    Con respecto a lo de que no nos fiamos, tienes razón, somos desconfiados por naturaleza y en países que son más pobres que el nuestro todo nos parece caro y siempre queremos regatear al máximo. Luego te das cuenta de que has pagado una ridiculez. En EEUU nunca regateábamos mientras que en Marruecos o China o Egipto o Méjico (bueno, en éste último menos)siempre…je je

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